lunes, 29 de julio de 2024

SGB…

El tiempo es testigo de mi amor callado,
sentimiento que crece sin cesar,
porque en la calma de la noche estrellada,
tu recuerdo es un faro, mi guía sin igual.
 
Te quiero lo suficiente como para no olvidarte,
sin querer me entrego sabiendo que en este juego
siempre me va a tocar perder.
Y pregunto por este rescate que me das
¿Cuál es el precio que voy a pagar?
 
El silencio no entiende de penas,
como personas no les alcanzamos a nadie.
Para tener lo que nadie tiene,
tenés que hacer lo que nadie hace,
por eso te quiero y extraño de la manera
más callada que pueda existir.
 
Uno no es dueño de sus emociones
pero si de sus decisiones.
Las emociones son fuente de información,
nadie es más que lo que sueña,
recordar es pasar por el corazón,
y a este disfraz se le piantan las ganas de llorar.
 
Las lágrimas se disfrazan de sueños y
las emociones, desbocadas, se liberan.
En cada rincón donde mi alma se esconde,
buscando refugio en recuerdos que huyen,
donde el tiempo se burla y la pena responde,
te llamo y espero, pero nunca llegás.
 

miércoles, 17 de julio de 2024

Redescubrirte...

Redescubrirte me obliga a redefinirte,
y al hacerlo, solo me encuentro.
Al reinventarte siempre hay
nuevas y vistosas novedades.
En esa búsqueda te espero
donde nunca vas a estar.
 
Redescubrirte hace que te mire,
que me pierda en tus ojos,
que cada nuevo abrazo anhele.
Cada vez que te pienso,
zigzagueo en mil fantasías,
donde estamos como siempre
dónde estamos donde nunca.
 
Redescubrirte vuelven a mis
ojos nuevamente aprendices.
Y en tu plano y en el mío
nos volvemos a desfasar.
Aquello que es inverosímil
no logra una consumación.
Este será mi defecto,
esa será tu decisión.

jueves, 11 de julio de 2024

La pregunta que jamás realicé...

Hacía años que venía llorando en silencio, pensando en lo que es inevitable que suceda. Créanme, cuando me refiero a años, hago referencia a muchos, de verdad. De algún modo intenté forjar una fortaleza que en definitiva jamás existió.
Resisto siempre que puedo, evito llorar. Odio la imagen que representa en mi persona el hecho de hacerlo, pero hoy no me sale. Hoy todo me emociona y conmueve, porque descubro que en todo estás y estuviste vos.
Tantos años compartidos y jamás me atreví a preguntarte por tu pasado, a indagar por tus sufrimientos y dolores; a cuestionar algunos de tus actos y decisiones que te llevaron, de alguna manera, a terminar tus días conmigo. Será para mi siempre un interrogante aquel exilio, tu juventud y los errores que cometiste. Creo que esa era mi manera de sostener alta tu imagen y de no humanizarte tanto, como lo venía haciendo desde hace tiempo.
De pibe me gustaba esa idea de que papá podía arreglar todo, que, con su inteligencia, no había problema que no pudiera abordar. Pero claro, no tenía herramientas para ver a una persona cansada, que necesitaba de siestas para sostener cuatro trabajos y que no pasemos por todo lo que tuviste que pasar en tu infancia.
Volaste alto, desde la selva misionera a la de cemento en Buenos Aires. Lograste todo aquello que te propusiste en tiempos récords y con distinciones. Ese temple que siempre mantuviste, era para muchos inspirador, pero también fue tu condena.
Un corazón tan grande y roto, tarde o temprano se iba a cansar de latir… y me relaja saber que fue en una de esas siestas que tanto necesitabas, con tus perros, en paz.
Anoche, mientras lloraba, miraba algunas viejas fotos tuyas de cuando eras joven… me pregunté: ¿Ya sabrías que ibas a ser mi papá? ¿Te imaginabas que íbamos a terminar acá? ¿Sabías que te ibas a preocupar cuando no supieras dónde estaba, a qué hora volvía o si iba a volver? ¿Sabías que iba a estar triste y que no te lo haría notar para que no te preocuparas?
Inmediatamente me respondí que no, esas fotos eran de lugares que no conozco, y que tampoco sabés en esas instantáneas, que un día pensé en dejar la escuela para ir a trabajar mientras estabas internado, en coma, con tres muertes clínicas y cuatro by pass; no sabías que un día me iba a ir a vivir lejos, dejando afectos, trabajo y familia; mucho menos que me iba a volver un melancólico serial que se la pasaría buscando un sentido a todo aquello que me fascinaba… Pero en definitiva ¿Qué sabías de mi?
En otra foto estábamos en Misiones, en Puerto Iguazú, en el parque de la casa de mi tía, mientras me mirabas ¿Sabías en algún momento que íbamos a tener esas charlas tan dolorosas cuando se rompió esa familia a la que habías apostado? ¿Sabías que ibas a comprar cervezas para tener en la heladera esperando a que vaya a aquel departamento a planchar mis camisas y lavar ropa? ¿Imaginabas que pasaríamos horas hablando de fútbol, viendo partidos y discutiendo de política? ¿Sabías que por mi decisión no ibas a tener nietos? ¿Habrás imaginado esas charlas del futuro? ¿Intuías que iba a terminar escribiendo de vos en este momento?
Veo tus fotos y no dejo de llorar, es como el Arroyo Ventana cuando se desborda y no me deja cruzar hacia el otro lado. Sé que es tarde y a destiempo. Este corazón también está roto y nunca supe expresar mi admiración por vos. A veces, pienso en nuestros últimos viajes, en nuestras charlas, acompañadas de esos mates lavados y feos que hacías, pero que eran perfectos en esos atardeceres que teñían a los trigales de rojos, alfombrando los campos en una fusión, cuasi infinita con aquella línea que corona al mundo.
Lamento mucho que nunca puedas leer mi novela, que tampoco hayas leído mucho de lo que escribí más allá de lo técnico; aunque haya descubierto hace poco que algunas cosas las habías leído a escondidas. Me quedé con las ganas de que me dieras mi título universitario, pero estoy satisfecho de haber brindado y festejado en aquel momento.
Hoy me pregunto si todo aquello que hice, hago, fui o soy, no era para mostrarte que yo también podía ser un poco como vos, obvio que con menos carácter y con más torpezas. Le pregunto a mi cabeza ¿Por qué no fui capaz de abrirme más a vos y de exigirte lo mismo?
Pero jamás lo hice… creo que caí en la cuenta que de algún modo todo lo que hice en mi vida era para caer en una pregunta que jamás realicé.
Me entristece nunca haber tenido el valor de preguntarte: Viejo ¿Estás orgulloso de mi?

martes, 9 de julio de 2024

Éstos días sin vos...

Cuando ando rayado, pensando en todo,
buscando conclusiones en todo este lío,
no te encuentro, ya no estás conmigo.
Practicaste el perdón como designio divino
y acá estoy yo, solo, sin esperanzas.
Ya no tengo nada que dar,
ya no sé qué vale la pena hacer.
Los días que se pasan y
no me gusta ver como se desvanece la vida.
 
Si notas que todo lo veo más obscuro y opaco,
no te enojes, todo es más claro.
Cuando uno pierde a su padre,
pierde las raíces y se desestabiliza todo.
En este metegol acostumbro a perder,
esquivando los charcos de las veredas del destino,
rumbeando a la parada del bondi
que me lleve de nuevo a tu encuentro.
 
Mañanas pálidas y melancólicas,
a vece lluvia y un poco de sol.
Nunca valoro las cosas importantes
de la vida hasta que las pierdo.
Disfrazando con alegría todo este dolor,
en mi laberinto privado no es fácil salir.
A cara o seca con el destino y las tormentas,
mientras la ruleta gira, juego con las cartas sobre la mesa.
 
Con mis orgullos en blanco y negro,
cierro todas las puertas y
juego a ser un enmascarado.
Enfrentando cada noche sin dejar
que algunos recuerdos me envenenen.
Cómo un barco fantasma navego
buscando en la espuma tu imagen.

sábado, 6 de julio de 2024

CRN...

Vuelvo a casa despacito,
conversando con el Sol.
La mirada empapada y sin aliento,
viendo nada más allá del capot.
 
Si a la guerra me mandaran
yo con vos siempre voy.
Si mi vida valiera algo,
es porque siempre estuviste vos.
 
Dejé atrás viejas derrotas,
extraviado con cada quizás.
Extasiado en miradas sin respuestas,
me pierdo y no me vuelvo encontrar
buscando algo tuyo en mi interior.
 
Y día tras día sale el Sol,
impotente por no poder iluminar.
Y tras cada día el corazón
se resiste a olvidar.
 
Tripulando viejos barcos que
hace tiempo abandonaron arenas con huellas,
mudas testigos de un horizonte.
Madrugadas crueles, amigos que lejos están,
a donde vayas estás conmigo siempre.
 
Y en este barco siempre llueve
y nunca aprendí a naufragar.
Cada tango se torna una confesión
y con cada horizonte te salgo a buscar.
 
Que felicidad haberte conocido,
tu mirada ausente me castiga.
No te quedaste con ningún vuelto
enseñándome que es de humanos errar.
 
A veces Gabi, Junca y las abuelas me visitan,
si me ves con la mirada perdida en el vacío,
y con la respiración entrecortada,
no te asustes, ni me asistas, en un rato estoy con vos.

lunes, 1 de julio de 2024

Viejo...

Viejo, nunca me exigiste lo que debía ser, pero si alguien te cuenta de mí, tenés que saberlo… Viejo… soy tu culpa, no en el arte, no en mi profesión, no en la ciencia, no en la música, no en lo que soy, sino en tu ejemplo. Quizás sos el combustible de mi vida. No hay día en que no estés conmigo, no compartimos todo lo que quisiera, pero me sacaste más de una sonrisa de vez en cuando y me hiciste enojar más de una vez.
Egoístamente para los que te queríamos y conocíamos, viendo tus penurias físicas y algunas psíquicas, para los que nos quedamos, la vida te dio un tiempo mayor a lo que la predicción médica decía, que nos sirvió para elaborar una suerte de despedida en vida.
Viejo en mi caso no prefiero eso, quisiera que sea instantáneo, en mi ley, que entiendo que puede llegar a ser la tuya.
Me relaja mi necesidad de saber que a la gente no le gustan que mis escritos no sean más que una lágrima en el mar. No soy especial para nada en este mundo, tal vez por ello las carambolas de la vida nos trajeron hasta aquí.
Siempre quiero sentarme a la mesa con vos, viendo fútbol, tomando vino y comiendo asados, esos que siempre te salieron tan bien.
Hace tiempo que empecé a escribir describiendo lo que veía y con el tiempo a describir de la piel para adentro, ahí donde habitás vos desde siempre, para siempre.