sábado, 15 de noviembre de 2008

Lleno de dudas y de torpezas...

Hace poco me ofrecieron una semana de spa en ese hospital de los muñecos mal heridos, pero Pinocho me mandó una carta diciendo que ni se me ocurra aparecer. Y la vida continuó, lo más importante para mí ahora, es andar con una sonrisa a cuesta, aunque a veces cueste. Mi memoria a veces desentierra historias que es mejor no contar, éste calor no ayuda para nada a la hora de querer dormir y abanico los días calurosos en la eterna búsqueda de alguna compañía que al menos me diga, loco, te re entiendo, duele crecer!.
Somos como ballenas arponeadas que perdimos mucha sangre en este mar llamado “vida”.
Y es una cagada, pero se fue el invierno, por suerte éste no fue cruel ni triste, bastante piadoso fue, diría yo, salvo a la noche, donde los recuerdos salieron un par de veces a buscar pelea, pero el vino amansador, nos hizo ser grandes amigos, por ahora (esperemos así continúe). Invierno lerdo de cara cabizbaja (como ya viene siendo desde hace rato), de botellas (de vino) con deseos tiradas al mar.
Calculo que siempre seré un tipo que haga canciones, tal vez no las cante, por que no me de la voz, tal vez sean canciones para pibes de 14 años… tal vez pase al primer grado y abandone el jardín de infante de las canciones. Pero nunca voy a ser como aquellos que necesitan
rápidamente de un argumento para poder inventar el sentido de lo que ven.
No quiero seguir derrapando en el barro, no quiero charlas berretas, mesas de mierda, amigos de una vez a la semana y canciones de Chopin. Tampoco quiero seguir navegando en barco prestado. A decir verdad ya estoy cansado de esperar que un milagro muerda el anzuelo.
No soy más que un naufragado, que no quiere pensar en lo que lo hizo naufragar. Pero también reconozco que nadie adopta a un naufrago. Y pienso, que buena puntería tenés hermosa! (y sin saberlo), este boludo dice, baleado (diste en el corazón). El tiempo sigue jugando al verdugo y mi cabeza cuelga…
Hay una batalla por toda la ciudad, y como en el ajedrez muevo mis piezas lo mejor posible, pero a que no saben quien perdió de nuevo?. No me extrañes ni me pienses por la espalda te lo pido por favor, si sentís algo, decímelo.
Y ya no piden pista los rencores, hace rato despegaron de acá. Sin mucho esmero sigo moviendo fichas en esta batalla. Y así otra vuelta de cerveza en el bar, y tu nombre apareció condensado en el vaso, trato de ignorarlo, por temor a que se destiña mi corazón.
Pero por otro lado, tampoco el mundo hace las cosas bien. Me despierto con mi típico mal humor porteño, sin disimulo y con besos bien guardados avanzo en la cumbre que llamo “día”.
Aunque hoy estoy más suave que la caricia de una lija, y los pensamientos me vienen más rápido de lo que me permite escribir mi cabeza, les cuento que es re loco ver crecer a alguien y poder compartirlo, lástima que a mi nadie me felicitó jamás al verme crecer. Sigo desvelándome como ya es una costumbre y como viene pasando desde hace un tiempo con una botella de compañera, y así nació ésta asociación libre de ideas que por primera vez y de mambo realizo.
Y así están las cosas mi viejo, todo es una desgracia, pero va a estar peor, de eso podés estar tranquilo, y sigo esquivando espejos, para no verme, pero a la mañana se torna difícil.