sábado, 7 de octubre de 2023

Personalidad (máscaras)…

De tanto hablar con Marga, concluimos, bah, concluí, que la personalidad viene de personaje, por lo tanto, a mi entender, es una forma de máscara.
Desde la infancia, solemos creer en la noción de que los individuos malintencionados ocultan su verdadera naturaleza detrás de una fachada amigable, como el lobo que se disfraza de cordero para engañar a los demás y aparentar cualidades inocentes. Sin embargo, siempre sostuve una perspectiva diferente, que plantea que podemos desafiar este pensamiento adverso. No considero que nuestra auténtica identidad resida en lo más profundo de nuestro ser, sino más bien en la construcción consciente que realizamos día a día, a través de nuestras acciones y elecciones personales.
Al nacer, heredamos una apariencia que no podemos cambiar, forjada por la genética y posiblemente marcada por los rasgos de nuestros antepasados. Sin embargo, tenemos la capacidad de moldear y mejorar esta apariencia superficial mediante el estudio, el esfuerzo, la generosidad y el trabajo constante. Cada acto que emprendemos, ya sea el simple acto de cepillarnos los dientes, mantener la higiene o mostrar amabilidad, añade una capa sobre nuestra fachada inicial. Podemos aprender nuevas habilidades, explorar la ciencia, sumergirnos en el arte y la filosofía, contribuyendo así a la construcción de nuestra identidad día a día.
Esta imagen que proyectamos hacia el exterior, compuesta de múltiples capas de esfuerzo y desarrollo, se revela como una representación más auténtica de nosotros mismos en comparación con la cara que traemos desde el nacimiento. Es esencial despojarnos de las máscaras que llevamos internamente y, en su lugar, construir una identidad sólida desde el exterior hacia el interior. De esta manera, podemos llegar a apreciar la última capa que hemos formado con tanto empeño, en lugar de aferrarnos a la máscara inicial que nos fue otorgada al nacer.