jueves, 11 de febrero de 2010

Menú del día…

-¿Qué hay para comer?, pregunté sin vacilaciones.
-El menú del día consiste en una deliciosísima entrada compuesta por una ensalada de vegetales transgénicos, vaca loca como primer plato, el segundo plato es una deliciosa sopa de derrame de petróleo que se fue cocinando con un naufragio en las Islas Galápagos, el plato principal es una revolución golpista en algún país subdesarrollado (tome África como ejemplo), y de postre no puede perderse una nueva enfermedad de laboratorio que está pronta a salir, ese es el menú que tenemos hoy caballero.
-La verdad paso, muy bueno el menú del día, pero se me pasó el hambre. Muchas gracias y adiós. Respondí y me alejé.
Como siguen las cosas en el planeta Tierra, prefiero contarles algo que sucedió el otro día con una de las personas que estoy aprendiendo a querer de a poco con los típicos altibajos que se presentan cuando uno se propone a descubrir algo más allá de las superficialidades y que por ende se torna en un trabajo arduo y difícil.
Luego de almorzar con ella, en un restaurant con un menú más típico y habitual, fuimos con un grupo de personas a ver un recital en donde tocaban varias bandas en el Parque del Centenario, la oferta era variada, pero cuando empezaron a dar sus opiniones sobre las bandas, el turno final me llegó a mi y dije que todas me sonaron igual. Al decir aquello... ella hizo un gesto de negación, como sintiendo dolor ante una injusticia, como si se lo hubiese dicho a ella, de repente se me llenó el corazón de dulzura ante ese cuadro, seguramente les habrá pasado alguna vez, hay ciertos gestos o miradas que aunque uno trate de negarlo genera cierta ternura, y esa situación fue una de ellas. Y es que para mí, la mayor parte de las bandas formaban una masa abstracta, absurda y aburrida, que no paraba de emitir reivindicaciones sociales y males de amor, es decir: quejas y más quejas, y la verdad que no está mal eso, pero no está mal también cantar (o tocar) algo que cuente una historia, que deje un mensaje, que a uno lo deje pensando algo o intentando descifrar un mensaje subliminar (o no) implícito en una canción… Después del gesto de ella... esa ternura me hizo ver con claridad lo que había olvidado cuando empecé a fabricar en mi mente ese prejuicio, quién sabe cuándo. Y de repente me interesaron los individuos que había detrás de esa masa ilusoria.
Empecé a flashear que pensaron al escribir/componer esos temas y ahí salió a la luz mi pensar… cuando se lo expliqué con palabras menos cruda y más diplomáticas, creo que lo entendió… de todas maneras aclaré que mi forma de expresar no es siempre la que yo quiero, soy un tipo de mucho putear e insultar, a veces sin medir las consecuencias, pero eso lo ligo más a una cuestión folklórica más que a cualquier otra cosa.
Fue un momento lindo luego de esa explicación, ya que ella no vió mi respuesta como un ataque sino más bien como un pensamiento distinto de alguien que no aprecia de igual manera la realidad. A veces es difícil comunicarnos entre nosotros, y lo que también es cierto es que a veces no queremos escuchar/entender cuando nos dicen bien las cosas.
Llegué tarde a casa, justo llegaba mi viejo, le pregunté a mi madre:
-¿Qué hay para comer?.
-Milanesas.
Ese es el mejor menú del día.