sábado, 11 de octubre de 2008

Planes…

Hace poco leí un poema de Johan Frank, con el que pone letra a una cantata de Bach, lo escuché por primera vez no se por qué, creo que me lo recomendó alguien por msn, a decir verdad no recuerdo en este momento. La traducción al español de este poema es algo como "Desafía al viejo dragón, desafía al miedo. El mundo podrá rabiar y temblar pero yo seguiré cantando en perfecta paz" y...
Me encanta. Los planes son los dulces que nos provee el destino. Lo cual es muy raro, ya que nos pasamos la vida haciendo planes, poniéndonos metas para que luego la vida siga su rumbo (sin preguntar), sin respetar esos planes y... NO hay nada de malo en ello porque no sabes lo que te deparará el futuro, es una suerte de principio de incertidumbre, brinda el matiz de lo incierto y a veces dan ganas de explorar para ver que sucederá (a veces, como es mi caso, no).
Yo, por ejemplo, quiero irme de aquí y se que no falta mucho para que eso suceda, pero... ¿Y si ese camino no me hace ser feliz?. ¿Y si el fracaso en ese camino me lleva a la victoria en otro mucho más importante?. No lo niego, a veces me pregunto estas cosas, creo que es sano hacerlo de vez en cuando.
Pero la respuesta es simple (al menos en este momento). No lo sé, yo sigo mi meta, sigo haciendo todo lo posible, sigo imaginando, creyendo, sigo lo que me dicta el corazón y... nada más pero... ¿Qué pasa si no lo consigo?. Pues habrá que buscar otros caminos, conformarse con lo ya obtenido, o seguir luchando porque, al fin y al cabo, la vida es una eterna lucha contra nosotros mismos, contra el que dirán, contra el mundo.
Pero a veces en el “perder”, se haya la “victoria”, que tal vez para los demás sea un fracaso estrepitoso, pero que lindo sería lograr al menos una de las cosas que deseo. Como decía el poema de Johan Frank "Desafía al viejo dragón, desafía al miedo. El mundo podrá rabiar y temblar pero yo seguiré cantando en perfecta paz"
Somos veletas en un mar de dudas, dejemos que el viento nos guíe y disfrutemos de las vistas.
No decidimos a quien amamos ni cuando se termina. Nos arrastra el destino y estamos aquí sólo para sobrellevarlo y aprender de ello. El destino nos arrebata lo que quiere y no podemos hacer nada.
Si encuentras a la mujer adecuada y encima ella se enamora de vos, seguí mi consejo, aférrate a ella como un hijo de puta y remen juntos, eso es lo mejor.