sábado, 24 de enero de 2009

Milagros...

Al destino le gusta tejer historias entreveradas des vez en cuando, quizás por ello aquel cartero se habrá equivocado y dejó aquel sobre en mi casa, y tal vez a sabiendas que yo iba a ser tan curioso como para abrirlo y revisar el contenido del mismo. Lo cierto es que no estaba muy convencido al principio… Má sí, yo lo abro, me dije y así sucedió.
En su interior se encontraba la invitación a una exhibición de fotografía en el palais de glace, me decepcioné un poco al ver el contenido de la epístola, y poca importancia le dí. Pero Enero dijo presente y consigo un sinfín de personas viajando, disfrutando de las vacaciones y yo aquí, con calor y hastiado del cemento y de la ciudad gris. Así pues, aquel viernes me animé y fui a tomarme un bondi para ir a aquella exhibición.
Entré con la invitación “anónima” y medianamente elegante ingresé en el salón de exposición, me llamó la atención el tipo de iluminación, la cual mezclaba la iluminación indirecta con iluminación directa (decorativa) logrando un ambiente muy cálido y sin sombras. La música clásica hacia a la vez del colchón que amortizaba las charlas del salón. Cuando me fui al primer cuadro me enteré que se trataba de una muestra fotográfica de un tal Benjamín Guitierrez, el cual mostraba “la realidad de sus ojos”. Bastante pelotuda me pareció su realidad, a la luz de la verdad, mucho no entiendo de fotografía, pero no le veía demasiada dificultad a las tomas que realizó, pero tampoco entendí que era lo deseaba comunicar. De repente, se me acercó un camarero a ofrecerme una copa de Champagne que gustosamente acepté, recorrí el salón sin mayores interferencias.
Pero de golpe apareció delante de mi, la definiría (hoy que ya pasó un tiempo) como la mujer que destrozaba la noche, y estaba presa en un marco, prisionera de aquel rollo, atrapada en ese instante en el cual aquel Benjamín se chocó con la dicha de tenerla frente a él y fotografiarla. Me arrimé al marco y decía simplemente “Milagro”. Claro!, pensé, un Milagro tenerla delante de los ojos!. Me pasé al menos 30 minutos y tres copas de Champagne admirando la imagen, la luz era perfecta, los matices, el blanco y negro, aquel fondo que parecía ser una plaza o parque, todo era increíblemente armónico. Hola, me interrumpió una voz mientras admiraba la foto, Hola, repitió. Hola, devolví el saludo sin mirar. ¿Te gusta la foto no?, la verdad que salió muy bien; me respondió y al darme vuelta dejé caer involuntariamente mi copa (bochornoso), era ella... casi no podía disimular mi cara de sorpresa y lo colorado que me había puesto tras ver esa maravilla hecha persona.
Riéndose, me ayudó a levantar la copa y pidió dos más; se presento como Milagros (comprendí la originalidad del tal Benjamín), me comentó que ella no era adepta a el arte y sus vicios, mucho menos de la gente que va a esos eventos a criticar o adular a quien las realiza. Se sorprendió un poco cuando le conté cómo había llegado a ese lugar y al rato salimos a tomar aire, ella encendió un cigarrillo y me ofreció, pero con cara de tristeza le dije que ya no fumaba más desde hacía un tiempo, seguimos charlando hasta que se hicieron las 23.30hs., ya no quedaba nadie de la muestra y Benjamín pasó a saludar a Milagros y agradecerle que haya asistido, con un tibio apretón de manos se despidió y volvimos a quedar solos por 10 minutos más, hasta que decidió partir, le pasé el número de mi casa y me dijo que al día siguiente me llamaría rondando las 20 hs.
Y así fue, al otro día puntualmente me llamó, pero no la atendí, fue un milagro conocerla, pero mi cabeza y corazón estaban en otro lado…

espérons que lorsque vous êtes de retour, avoir le courage de vous dire Je t'aime.