sábado, 28 de marzo de 2009

El puente condenado…



Dedicado a Agustina: avec une grande douleur dans mon coeur,

conserver vos souvenirs pour toujours.

Se dieron cita en aquel lugar prefijado con anterioridad, se esperaron, se conocieron, compartieron charlas, intercambiaron ideas. Caminaron, caminaron mucho, atravesaron el valle, pero allí estaba a lo lejos… aquella figura, imagen extraña y bella a la vez, pensaron en llegar primero a su principio, para cruzar juntos aquel puente con forma de arco iris y seguir caminando juntos, como lo venían haciendo. El puente, claro, no se sacudía como un ser vivo, pero algo los comenzaba a incomodar, algo les generaba terror, desconfianza, más él comenzó a sentir que no tenía la habilidad para impedir decirle adiós.
A su memoria llamaron versos colgantes que jugaban a ser un puente, que si uno logra cruzarlo, consigue el poder para vencer el mal que te rodea, perder el temor a lo desconocido, brinda el poder de crecer y ser lo que siempre anhelaste, empero, no se debe detener su marcha un instante, no puedes parar a admirar el paisaje, o detenerte en detalles que la vista te provee. Si ello sucede, uno debe decir adiós, debe transformarse y dar media vuelta. Si eso pasara, el puente se transforma en un puente condenado para aquella persona y el hecho de atravesarlo, se torna vano.
Ahí estaba ese puente, curvo, de estilo asiático, de madera bien conservada, llamativo. Y ahí estaban ellos, que dudaban cruzarlo, pasaron los días, y no tomaron una decisión, el cielo comenzó a quejarse y a llorar de tristeza por tanta indecisión, la lluvia tendía a cada instante puentes, uno más bello que otro, sobre los árboles, sobre el camino, sobre los cerros, sobre la madera de aquel puente, sobre ellos, en vano construir con palabras un puente indestructible. El puente ya se había condenado para él.
Ahí estaban ellos, en el filo de la nada que ha cortado al puente entre ambos, aquel puente, ahora no era más que un frágil puente de papel para él, imposible de cruzarlo. Le dijo adiós, dio media vuelta para no verla a ella cruzarlo.
Frágil y cansado, como éste puente que une los renglones torcidos de ese adiós llora aún hoy por esa imagen, por ese puente incruzable, por esa persona que ya cruzó, por ese abismo que los separa, por sumar un nuevo adiós a la memoria.
No hay día que no se pregunte, ¿Cómo se rompió, aquel puente que nos unía?.

miércoles, 25 de marzo de 2009

Guerra…

Espacio exterior, vía láctea, sistema solar, sistema solar interior, planeta tierra, continente africano, humo de Napalm, un jeep explotando en pedazos, pandemónium, gente corriendo, otros con sendas AK-47 dispersando balas por doquier, una revolución, la caída de un régimen, una guerra, más hambre, menos educación, menos salud. Lejos las Naciones Unidas interviniendo, lejos, como siempre, lejos del espanto, lejos del terror. Heridos, muertos, cascos azules tirados, un vehículo Phanard destruido por una mina, un nuevo chapón con la sigla “UN” en el suelo de aquel continente.
Del otro lado del globo alguien los presentó, ellos hicieron el resto. Se hablaron, se conocieron, se contaron anécdotas, rieron, pensaron en lo que pasaba en África, discutieron sobre gustos, acordaron encontrarse. Así fue que se vieron, comieron juntos, vieron una película, tomaron un helado, hablaron por teléfono antes de dormir. Se mandaron unos poemas al otro día por e-mail desde sus oficinas, se pensaron de más, se reencontraron, se enamoraron, se besaron. Al tiempo se casaron, tuvieron hijos, fueron felices, se mudaron de barrio.
La ciudad quiso que se encuentran en una plaza, hacía años no se veían, ella le contaba que estaba casada, el le contó que consiguió el divorcio y tras muchos años de no verse, se reencontraron en la habitación de un hotel, sábanas húmedas, besos cómplices, gemidos no disimulados, fantasías concretadas, respiraciones aceleradas, rasguñones furtivos, horarios controlados; la rutina de volver a casa como si nada de ello hubiera ocurrido, simular que está todo bien, fantasear con el reencuentro, inventar subterfugios, crear discordias adrede.
Al tiempo el marido se entero, algún malicioso le fue con el cuento, seguramente el cuento fue agrandado, alguien averiguó sobre la otra persona y así nos encontramos ante otra guerra, sin AK-47, sin regímenes, sin muerte, sin hambre, pero con dolores acallados, corazones partidos, desilusiones a estrenar, una carpeta más en los juzgados, hijos con padres separados.
Continente americano, planeta tierra, sistema solar interior, sistema solar, vía láctea, explosión de una estrella, agujero negro devorando con violencia planetas y la luz, una guerra cósmica comenzó en el espacio exterior.
Visto desde afuera yo no quisiera vivir allí

sábado, 21 de marzo de 2009

A Julio…

Cuando hablo o me hablan de él, se produce una suerte de paradoja, ya que me hubiese gustado haber sido él. Julio poseía una personalidad que siempre me atrajo, y por momentos reflejó parte de lo que fui/soy, sus historias enfermas, lo fuerte de sus cigarros, esa mirada perdida y el gran cariño por el escocés.
Pero a veces me enojo con julio (es un enojo juguetón), ya que él me enseñó como nadar en una pileta llena de gofio, también me mostró el final del juego, una vez me contó sobre la continuidad de los parques, a la vez charló sobre los venenos, e inventó unos simpáticos personajes que llamó: cronopios, famas y esperanzas.
Me enseñaste a jugar a la rayuela, hiciste mal en enseñarnos tus escritos che, Vos nos dijiste encuentren a la maga… y así la veo en todas partes…
Te metiste en la vida de muchos, ayudaste a muchos a elegir con tus elecciones insólitas, cada vez que viajo en la General Paz me acuerdo cuando me contaste de la autopista del sur, no te perdoné jamás que me hayas contado sobre aquella puerta condenada… Julio… Julito, yo quería hacer una vida normal, ser feliz no caer en tus Anillos de Moebius y perder el sentido de la vida, es normal que tomés esto como un reproche ¡eh!. No necesitaba saber que era esclavo de un reloj, o que me enseñes a subir una escalera.
Jugaste con mi niñez y con mis confusiones, me hiciste explorar sensaciones que jamás tuve al leer un libro, me hiciste re leer más de dos veces algunos de tus relatos, me encanta escucharte con ese tono parisino… esa R transformada en GR, ¡ay Julio!, muchas veces te pensé viajando en el tren (ya no hay más tranvías), una vez te me apareciste en el túnel del subte de Buenos Aires rodeado de extrañas criaturas. Cuando llueve veo esas gotas y me viene tu imagen a mi mente, Julio, Julito, te imagino en cualquier lado, viendo todo, escribiendo algo y cagándote de risa.

miércoles, 18 de marzo de 2009

Complejo de inferioridad…

Ya se lo dije tía, no insista más, no quiero y no quiero. Y ella dale que te dale, insistiendo y ya avisada que no quería. ¿Pero no entiende tía?, No me gusta, nunca me gustó. Y ella meta insistir, dale querido, no es tan malo, es rico.
No sé por que razón jamás me gustó tomar esa bebida, tal vez sea el exceso de agua carbonatada, o que después la tía me reproche algún que otro provechito en la mesa… Y eso que tomo gaseosas, tomo agua, aguas saborizadas con gas, ¡pero con eso no puedo che!. Y la tía lo sabe, seguro se lo dijeron varios ya, pero ella siempre insiste con todo, siempre fue igual, nunca va cambiar y yo le explico siempre, y ella que se olvida, y se lo vuelvo a explicar, y ella lo vuelve a olvidar y así se transforma en una historia tétrica para un servidor y el recuerdo siempre traumático de la visita a la casa de la tía en los anaqueles de mi memoria.
Cada tarde calurosa lo mismo. En vano llevar conmigo algún jugo, siempre encontraba presente aquella ingrata bebida. ¿Es qué nunca se le acaba?. Admito que hasta me imaginé a mi tía saboteando el reparto periódico de aquel líquido procesado, embotellado y vendido al consumidor habitué.
Y así una suerte de predicción balbuceaba mi mente cuando me iba de la casa de ella, la semana que viene, cuando vuelva, la historia va ser igual tía… usted ofreciéndome de tomar y yo diciéndole que no.
Una tarde la invité a tomar un helado, en la heladería que está en la esquina de la casa de ella, el mío lo pedí todo de limón y el de ella de tramontana, con algunos bizcochitos.Y esa tarde le tuve que terminar explicando a mi tía el por que yo no tomo soda, por que se cree superior al agua al tener burbujas, pero siempre sintió ese complejo de inferioridad con las gaseosas. Y por eso tía, no tomo soda.

sábado, 14 de marzo de 2009

Una lágrima más…

Tu me manques dans ma vie.

Te fuiste para no volver, no lo querías, al final yo tampoco, te resististe, estiraste tu partida, lo comprendí, jugué a estirar los días, compartimos hermosos momentos juntos, compartimos unos maravillosos últimos días.
Luchaste hasta el final para quedarte, doy fé de eso.
Juntos compartimos trabajo, diversión y aventuras. Nos bañamos en un arroyito serrano bonaerense, nos morimos de frío juntos y de calor también, hicimos rutas, sumamos kilómetros, hablamos, tomamos mates, comimos, escuchamos música. Te bancaste castigos climáticos y de los otros, ayudaste a mis amigos cuando te necesitaron, fuiste motivos de discusiones, charlas y orgullo. Compañera fiel, servidora y amiga, hoy te extraño.
Fuiste colectivo de la monada, fuiste acortadora de distancias, fuiste mía y eso es lo más importante, fuiste elogiada, fuiste desprestigiada, fuiste defendida por mi en demasía, sobre todo fuiste…
Yo no quería verte partir, nunca miro atrás en las despedidas, pero ahí te ví, pasando delante mío desprevenidamente, con una persona diferente a mi contigo, que no te cuidará ni te querrá como yo te quiero aún.
Un hueco exhibe orgulloso hoy el patio de mi casa, un hueco que reclama tu presencia, un hueco en mi vida, un hueco en mis costumbres. No he de negarlo parte de ti se ha quedado, pero sé que no volverás. Y eso se siente, por eso te extraño, por eso esta noche asomó una lágrima más.

miércoles, 11 de marzo de 2009

Preámbulo de una estrategia…

El silencio mortuorio, no hacía más que profundizar el misterio de esa masacre, las miradas se batían a duelo constantemente, gritos acallados, miedos tras cada movimiento, el tiempo que parece nunca parar un instante, la presión constante de sobrevivir y ser el vencedor, aunque lleve tiempo y cueste. El oponente siempre es difícil, es difícil y traicionero, nunca se sabe que hará, nunca se puede advertir cual será su jugada.
Mi táctica de inicio fracasó, pero el campo de batalla estaba hecho un infierno, peones muertos por doquier, caballos atacando y logrando aniquilar las fuerzas de choque con las que cuento, a lo lejos una torre sirve de vigía y a su vez genera conciencia del poderío del adversario, que no dudará en utilizar hasta las ultimas de sus fuerzas con tal de ser el vencedor.
Proteger al rey es la premisa principal en este duelo sin cuarteles, cada vez más espeso, más denso, más difícil, un caballo menos, una torre abatida, un peón atacando y otro defendiendo estoicamente una posición que ya es harto sabida que no podrá, la reina moviéndose, el rey cuidado hasta las últimas consecuencias, no importan los medios que se empleen, por el bien de todos el rey no puede caer jamás.
Las capturas aumentan a ambos lados, las bajas también, el campo de batalla mostrándose bi color, cayó una torre, es sin lugar a dudas una pérdida notable, sin embargo, ni es la más importante ni supone el final de la batalla. Yo quería esa torre, la necesitaba de verdad. Desviando la atención, me puse a contemplar insistentemente y con tristeza la pieza que se ha perdido, aún me quedan algunas tácticas que tienen plena capacidad de acción. El exceso de atención sobre esa torre que ya está fuera de batalla, me impide ser conscientes de la gran cantidad de capacidades que aún dispongo y eso me puede hacer perder otras batallas esenciales y hasta la guerra.
En ese momento, ya me era menester aprender a aceptar que seguiría habiendo bajas y pérdidas. Quizás ese sea el preámbulo de una estrategia magistral que aún no salió a la luz. En ese momento contraataco con todo lo que me queda, avanzo posiciones, tomo rehenes, impongo el miedo, aunque el cansancio se siente, él lo sabe, él me observa.
El ambiente se pone tenso, avanza nuevamente sobre mi, nos damos batalla como nunca, el tiempo corre, las jugadas también. Una táctica bien empleada por él…
La reina capturada, el rey en jaque, el preámbulo de una estrategia magistral que aún no salió a la luz, permaneció allí… en la obscuridad.

domingo, 8 de marzo de 2009

Abandonen el barco…

No tiren bengalas muchachos, nadie va a acudir al rescate, arríen el pabellón, bajen las velas, preparen los botes, vamos a abandonar el barco. La tripulación hace tiempo que ya no tiene la moral para enfrentar los embates, el mástil principal se fisuró por la mitad, perdiéndose así la mayor fuente de impulso, el cocinero saltó por la proa luego de un ataque de pánico, las velas ya cansadas de trabajar, dejan que el viento las atraviese por sendos agujeros que ellas misma crearon para no seguir soportando tamaño esfuerzo. La nada en el horizonte, las olas furiosas y siempre en contra, el sol que nunca deja de quemar y sofocar, la desesperanza y la desdicha como recompensa a tanta lucha y tonto labor puesto en seguir a flote.

Y así está la imagen de éste momento, color sepia, sin luz, sin colores, hasta parece una imagen antigua/conocida. La cruz del sur guiando mi destino, y aquel deseo a esa estrella fugaz de nada sirvió, seguro se trató de un pedazo de satélite o de estación espacial, a decir verdad, ¿quién sabe?.

Con el compás y el sextante perdido, con la carta de navegación rota, sin un cuadrante ni astrolabio para ver hacia donde vamos, así estamos, así estamos y así seguiremos… ya no queda nadie en el barco, como capitán no he de abandonarlo, es mi obligación… el barco escorado, el barco a la deriva, la tripulación también…

Es traumático, es triste, es la realidad… Prefectura, ¿dónde estás?...



Es tanta, pero tanta la bronca que tengo que no pude evitar descargarla con esto, sé que es un día atípico para subir algo, pero les juro, ya queda poco de mi en la ciudad central, no puede ser que ya no se pueda charlar en la calle sin que pasen 3 motos con 6 watus y te roben hasta la dignidad, depués me miran raro cuando digo que me quiero ir de acá, la concha de Dios!.



sábado, 7 de marzo de 2009

Una luz en la tormenta

A mi estimado Roberto


Puedo entender como callan
las dulces e implacables sonrisas imperiosas.
Puedo pero no comprendo si me abandona algo macabro
o sucumbo, presa de asalto premeditado.

Oh amigo... que impertinencia desdeñosa
se atreve a patearnos penales en contra.

Oh amigo... te atreves a sentirte una lágrima en la tormenta
siendo una furiosa luz entre las estrellas.


Sobre baldosas caen las lágrimas
cuantas voces, cuantos viajes.
Uno mas, uno menos
¿a quién le va a importar lo suficiente?.

Oh amigo... que delicada que es esa sombra
tan falta de afecto, y se atreve a mirar de reflejo.

Oh amigo... te atreves a sentirte una lágrima en la tormenta
siendo una furiosa luz entre las estrellas.

Espero, hermano, en otra vida
seas tú, con forma de planeta.
El planeta que habite
el que nos sostenga.

Oh amigo... los terribles miedos a desmoronarme
los convertiría en un abrazo fraterno al instante.

Oh amigo... te atreves a sentirte una lágrima en la tormenta
siendo una furiosa luz entre las estrellas.


La verdad es que quedé un tanto perplejo cuando un flaco, que casi no conozco, me mandó eso, y la verdad lloré, no sé si de dolor o de alegría, pero lloré, por primera vez fui poesía.
Sé que pocos comprenden mi jugada, y pocos la comprenderan, pero mi eterno agradecimiento a aquellos que se dan el lujo de imaginarme como estoy, triste, desesperanzado, a la deriva...
Para muchos el amor viene y va, más para mi en este momento es un puñal, la vida misma lo es...
Gracias por su apoyo, gracias, por quererme, gracias Lucas, por esta poesía....

miércoles, 4 de marzo de 2009

Déficit…

Y ahora, déficit en mensajes de texto, déficit en el msn, déficit en compañía, déficit en musas, déficit en el amor (eso si que nunca varía). Y en estos días la eterna duda; ¿reagrupamos el resto de tropas y vamos por una revancha o simplemente nos quedamos con el resultado final y tratar de digerirlo lo mejor posible?… Las variable están siempre prestas para su interpretación, y posterior desecho.
Y ahora va a haber superávit de tiempo, superávit de dolor, superávit de desilusión, y los saldos siguen color rojo, y las cuentas nunca parecen cerrar, pareciera ser adrede, pareciera que así lo quiere la realidad. ¿Y a hora a quién le cuento lo que sueño?; ¿con quién comparto mis historias del pasado lejano y cercano, si ya había decidido que te las iba a contar a vos?.
Y calculo que vos también tendrás un déficit… de algún tipo, lo desconozco, puedo ponerme a fantasear y quizás le atine a alguno, pero creo que esa no es mi intención, al menos no en este momento… dudo que la llegue a tener.
Te extraño, y seguro que vos a mi, aunque no de la misma manera, te quiero, y eso lo sabés pero se repite idénticamente la misma situación que con el te extraño y comienza una suerte de círculo vicioso nefasto con el resultado harto conocido que ambos sabemos, que ambos pensamos siempre.
Hecho lo hecho no queda más que esperar el milagro que siempre espero (y nunca llegó), aunque la esperanza ya no es la de antes, aunque aún espero…
Déficit, palabra corta que dice mucho, déficit que tengo yo, déficit que tenés vos, déficit… déficit.

lunes, 2 de marzo de 2009

Triste… (un domingo al mediodía)

Hubiese pagado lo que no tengo por tal que esas cuadras hubiesen sido más largas, hasta ese silencio de velorio hubiese prolongado… muerta la ilusión no queda más nada… el abrazo, el saludo de rigor (dudo que haya escuchado lo que dije), el caminar sin mirar atrás y una nueva herida en lo profundo (y esta vez de verdad) del corazón, vivo, tomo, despierto y todo es real, vos no estás, yo no te veo ni te voy a ver, ridículo y triste final, para aquel que realmente te quiere de verdad.
No soy quien para juzgar a nadie, mucho menos al pasado, pero, ¡la puta madre!, qué premio te perdiste (o te salvaste), y que afortunada aquella esperanza que no sabe todo lo que se pierde por descubrir…. triste y cruel… me cago en el pasado, me cagó que se haya interpuesto, me cago en su corona, ya que la diadema es para las princesas o reinas.
Je ressens une déchirure dans la chute de pluie. Y el de arriba (si es que existe) también lo hizo esta noche, quizás era el destino, quizás así lo quiso…. la verdad no lo sé, pero entre la lluvia y el escocés, fueron un mix que pocas veces encontré y allí mismo me hallé, solo a la intemperie, bajo las gotas de lluvia, solo con mi soledad acompañada, con los mejores amigos y el buen escocés. Solo en la estación de ese tren que nunca pasa, en ese parque gigantesco que a veces re descubro, caían las gotas, mojaban mis pies, mi cara, mi pelo, mi ropa, confundiose las lágrimas del cielo con las del alma en pena.
Mastico mis sueños, trato de enterrar un nuevo amor que no fue, soborno a mi memoria para no recordarte más (bastante turra es, acepta el soborno y sin embargo lo sigue haciendo), naufrago, me olvido de olvidarme del dolor, y ahora si, tachame la generala hermano, que ya queda poco en este juego que aburre y bastante.
Me despierto, como algo, llueve de vuelta, me aburre la tele, subo a mi cuarto, escribo esto.
Llueve de vuelta, llueve de tristeza… llueve por lo que no fue, llueve por nosotros, llueve por vos.