miércoles, 19 de mayo de 2010

Encuentro grotesco (a la mañana)…

Para serles sincero, este escrito relata sobre un momento extraño, por no decir nefasto. Todo comenzó una mañana bastante temprano; había mucha humedad afuera, la radio alertaba sobre intensas nieblas que afectaban tanto a la capital como al conurbano. La presión debe ser baja, pensé, a la vez que observaba como aquella neblina invadía aquel ambiente de mi hogar.
Instantes luego de aquel pensamiento me encontré con él. Primero me miró de frente, su mirada era intensa, posteriormente inició un movimiento con su cabeza, tres cuartos de perfil hacia la derecha e idéntica acción hacia el lado opuesto. Aparentemente no le bastó con eso, sino que agregó un guiño cómplice con su ojo izquierdo y me propinó un segundo guiño con el ojo derecho.
A esta altura la situación comenzó a incomodarme bastante, empero el sueño que tenía era tal que decidí tolerar tal actitud desdeñosa e incomoda. Un vago pensamiento sobre tandilia, quizás sobre ventania me salvaría de aquel momento poco grato, pero todo intento fue vano…
No obstante mis empeños en imaginarme a las sierras, él empezó a hablar (sin voz), hablaba… hablaba mucho, de repente asomaron una serie de gesticulaciones con su manos y su rostro que me dejaron pasmado, una suerte de elegancia sutil se ocultaba tras ese monólogo extenso por cierto, que no profería contenido alguno pero que a la vista no era más que una obra magistral de cómo debería desenvolverse uno en una clase o un auditorio lleno de gente expectante, por poner un ejemplo gráfico y a fin al relato que les cuento .
Finalizado el (no) discurso, se quedó mirando un punto fijo, de sus labio llegué a leer un nombre el cual no reproduciré por cuestiones obvias, a nadie le va a interesar y sería un dolor de cabeza si se llegara a enterar aquella persona por este medio o por algún comentario mal intencionado de terceros; y es que ¡vamos gente!, las personas no siempre están llenas de buenas intenciones.
Un poco atónito, por no confesar que del todo, y tal vez bastante intrigado, me dispuse a ver que hacía con su dedo índice por debajo de su párpado inferior izquierdo, el mismo describía un semicírculo, como palpando irregularidades, y vaya que las había, las ojeras de él eran bien pronunciadas, como si le faltase horas de sueño o como si hubiese estado muchas horas despierto o de gira realizando labores pesadas para su cuerpo y cabeza. Instantes después repitió idéntica operación pero del lado contrario. Lanzó un suspiro, como si estuviese hastiado, y se tocó el mentón, palpando su barba de más de cuatro días, tal vez tanteando el largo de la misma. Disparó una última mirada, esquiva, más bien nostálgica, posteriormente empezó a acomodarse el pelo, húmedo, dándole forma con sus manos, procedimiento que no duró más de 10 segundos.
Ya bastante nervioso y con muchas ganas de irme a trabajar, a pesar del sueño, me dije a mi mismo:
Nunca voy a entender a ese ser grotesco que está del otro lado del espejo.
Me acomodé la corbata, luego la camisa y salí del baño.

miércoles, 12 de mayo de 2010

Volvió Gabriela…

Y como toda gran vuelta no fue ni con sonido de cornetas ni con aplausos, vientos del pasado adornaron el retorno de una persona que marcó cierto pedacito de mi vida, que me acompañó durante largas horas hablando por radio y haciéndome el aguante en esas noches donde el sueño no se anima a asomarse por la puerta y decir, vamos che, ya es hora.
Como en la mayoría de mis pérdidas, esta no tuvo anuncio, simplemente se dió, un día ya no nos llamamos, una noche ya no nos hablamos por radio y cada uno siguió la vida como le salió, con los logros obtenidos y con las pérdidas propias de cada paso que uno va haciendo o se arriesga a hacer, con las caídas propias que son parte del camino y con los riesgos a asumir.
La verdad que es loco, y con esto quiero decir que en menos de una semana ya tuve dos reencuentros, uno con aquella dama y el otro con Gaby. En ambos casos es como si el tiempo se hubiese congelado, como si nada hubiera pasado en el medio… la manera de hablar fue la misma de siempre, las palabras (que nos marcaron) volvieron a ser dichas, como si se tratase de algo común, una constante que jamás varió. Y eso me gusta, es la pequeña impronta que fui (voy) dejando en las personas… no está mal que lo diga, creo yo.
Seis fueron los años que pasaron sin noticias de ella y el reencuentro cibernético permitió conocer noticias actuales, inesperadas.
Ya no somos los adolescentes que fuimos, y este reencuentro no hizo más que recordarme el paso del tiempo con el correr de los años.
Ojalá sigamos en contacto…

miércoles, 5 de mayo de 2010

Invisible…

Varios son los espacios en blanco
en esta hoja que pretende ser llenada.
Invisible quien te abraza y acaricia
en la soledad de esta noche que sucumbe
inevitablemente a las ganas de amar.
Bendita es mi desgraciada suerte,
hace horas que te beso y no te enteras.
¿Cómo hago para modificar realidades?,
¿cómo hago que este relato sea real?.

Universo nuevo, ecos constantes,
no me importa lo que miente el espejo,
ese momento mágico maquillé.
Vos estás tan lejos y sin embargo
nos arrima este vago pensamiento.
Te he desnudado todas las mañanas,
he guardado en el trono tu nombre.
Cabalgo por los pensamientos que hablan
que son muy míos y apenas conoces.

Invisible beso sin fecha, firma, sin contrato,
un beso con torrente de aplauso de nadie,
enredada entre la niebla de mis deseos
tu nombre oculto se halla en estos versos.