Este flasheo empezó con un singular viaje de ascenso en un ascensor (perdonen la redundancia) de una importante torre a la que tuve que ir por motivos ajenos a mi voluntad, la verdad hubiese deseado no ir, pero Pancho Ibañez dijo que todo tiene que ver con todo en el deporte del hombre y creo que esto lo termina confirmando. La cuestión es que al mirar el panel con los botones noté un faltante: del piso 12 se pasaba al 14. Actitud discriminadora hacia el número 13, que folklor pelotudo che, vociferé alarmando a un caballero que compartía la cabina conmigo. Al explicarle, el tipo con un gesto amable de su parte, comprendió a que me refería y me terminó dando la razón. Hete aquí que la cosa no se termina ahí, para variar mientras esperaba en un sillón de una sala de espera (donde parece que uno si o si debe estar aunque más no sea por un minuto antes de ingresar a un despacho), un desfile incesante de pensamientos marcharon por mi cabeza (para variar), y empecé a escribir esto pensando en aquel desgraciado número.
En la última cena, fue Judas Iscariote el último en entrar, y con él eran 12 (Jesús y los 11 apóstoles), pero si hubiesen sido 13 ¿la iglesia lo hubiese cambiado?. ¿Y si en realidad hubiesen sido 13 las monedas por las que Judas vendió a Jesús a los Romanos?.
Pero aparentemente hay una cuestión intrínseca en que todo debe ser “par”, 12 meses, 11 apóstoles más Jesús, 12 dioses del olimpo, eso es raro che, los signos del zodíaco eran 13, pero por algún motivo a Ofiuco lo sacaron para que queden 12 y no 13 signos. Ni hablemos del tarot donde la carta XIII marca a la muerte en su figura ilustrativa, pero más allá de eso, existe una creencia (iberoamericana) del martes 13, hablando de esto, investigando pude descifrar que este día está incrustado a la creencia de que ese día se produjo la confusión de lenguas al caer la torre de Babel (como me hubiese gustado estar ahí). En la cultura anglosajona esto no es así y el día nefasto es el viernes eso si, siempre manteniendo el mismo número, creo que era por la muerte de unos templarios o algo así, después de todo no soy profe de historia (aún) ¡jajaja!.
Recuerdo que al volar en avión haciendo la ruta Puerto Montt-Santiago de Chile, la línea aérea no asignaba este número a ningún asiento poniendo en su lugar el 12bis, si, no lo recordaba pero este ejercicio ayudó a hacerlo por desgracia.
Ni hablemos de la nefasta historia del Apolo XIII que por suerte fue una desgracia afortunada, pero sin dudas llevó a elevar a grados superiores el odio/temor a este número.
Lo peor es que tal creencia no tiene fundamente lógico o científico alguno y como muchas cosas y ahora apoyada por la efervescente globalización todas estas creencias la importamos o las exacerbamos a niveles que son impensables, o mejor dicho, que no queremos pensar hasta que realmente nos ocupamos un rato en hacerlo.
El reloj digital marcaba la hora 13 cuando cerré el cuaderno en aquella sala, el hambre me estaba volviendo un poco loco y rogaba que el trámite sea lo más expeditivo posible… 13 minutos después estaba dentro del despacho e irónicamente sonreí al ver aquel reloj marcando las 13:13hs evidentemente tenía que mirarlo precisamente en ese instante.