jueves, 6 de marzo de 2025

En absoluta secrecía...

La impresionante suposición de que un momento en el tiempo puede ser marcado por la infinita complejidad que una tragedia supone, un bucle al que nos sometemos para no ser soltados. La finitud se disfraza de nuestra condición.
Creamos las cosas en nuestros pensamientos y luego lo pasamos a lo físico, buscando eternamente una estrella que quizás nunca alcancemos, pero es peor llegar a viejos sin nunca haberlo intentado. Es la circularidad del tiempo la que nos somete y nos doma en la más absoluta secrecía.
La indescriptible unión basada en cenizas, sólo deriva en la consecuente consecuencia del desagrado. Estamos hechos de la madera de los sueños, somos sueños que sueñan, dos notas que no pueden sonar sin la otra, por eso este pobre quiere vivir, aunque la angustia sea suprema.
Si la muerte es liberadora, es nuestro remedio, pero en medio está la necesidad innata de conocer lo que nos despertó y allí agazapada está la ciencia. Es necesario conocer para vivir y aquella necesidad de vivir, fuerza a la ciencia a que se ponga a su servicio... buscamos en la vida siempre la verdad. 
Cicatrices... aquel recuerdo de lo que se rompió, de lo creado con dolor y que el tiempo disfrazó de otra manera, pero ¿Y si el tiempo es sólo eso y no hay más? ¿Cómo se quita ese dolor? Uno nace, crece y al final las horas se eternizan, con promesas al mar, con sueños, canciones y poesías... Todavía nos queda tanto por vivir entre vos y yo...