miércoles, 29 de abril de 2009

Imaginación de un asesino…

Seleccionó su ropa, buscó una remera de su gusto, preparó sus zapatillas, tomó un par de medias del cajón superior de su ropero, casi se olvidó del calzoncillo. Entró muy tranquilo al baño de su casa, el plan era bañarse sin sobresaltos para luego salir a las apuradas (como siempre) con rumbo a la facultad, pero dicho plan fue desterrado unos minutos de su cabeza por cuestiones ajenas a él.
¡Y claro!, no era común ver algo así, se detuvo un instante para observar, no podía creer lo que veía, era la primera vez que ocurría algo así en aquel ambiente de su hogar. Pasmado, estudió la situación. Él no quería una compañía de ese tipo mientras se bañaba, pero tampoco quería llegar a tomar una decisión tan drástica. Nunca le gustó compartir el baño mientras se duchaba, y ésta vez no sería la excepción a dicha regla, si es que podemos llamarla así, y por más femenina que sea su camarada ocasional.
La idea comenzó a coquetear en su cabeza, pero la otra mitad le decía que no era menester llegar a ese extremo… para variar, ganó la parte “mala” de su cerebro, que ordenó a su mente a imaginarse como sería llevar acabo tan macabro plan.
El primer paso sería golpearla hasta dejarla inconciente de alguna forma, una vez que ello sucediera, caería en el agua. ¡Pobre!, la cañería la ahogaría en cuestión de segundo, el caudal de agua sería brutal para ella, la arrastraría hasta los confines mismos de las cloacas de Buenos Aires, donde la probabilidad de supervivencia serían mínimas para cualquiera. La corriente misma del agua haría el resto del sucio trabajo, quitándole cualquier posibilidad de vida, en vano sería que se aferre a alguna saliente o pared interna de los caños, el impulso impetuoso del agua la llevaría sin escalas y con flujo turbulento hasta el Río de la Plata y desde allí su cadáver flotaría hasta los confines mismos de éste, quizás, y si tiene suerte llegaría al mar; ¿y por qué no al océano atlántico?.
Conforme con lo que la imaginación le dijo en voz baja y hasta con el agregado de imágenes visuales y todo, llevó a cabo dicho plan. Vale aclarar que el mismo se realizó conforme a lo planeado y con el resultado esperado.
Mientras se bañaba y esbozaba una sonrisa, se dijo a sí mismo: Seguro que con esto, ninguna araña va a aparecer cuando esté por bañarme.