Con la abolición de la esclavitud en todo el mundo y con la llegada del modernismo varios cerebros habrán maquinado un plan muy convincente y funcional a los fines que ellos mismo buscaban, aunque claro, hubo cosas que no les salieron tan bien, pero no importa eso, total el sistema sigue vigente desde hace rato.
La cosa es más o menos así: con la creciente población en las ciudades, y como es sabido que donde hay grandes conglomeraciones de gente hay quilombo, los patrones (y gobiernos) cedieron “derechos” a las personas y lo primero que contentó al trabajador es la jornada de 8 hs. de trabajo, pero ahí está el asunto, el empleado nunca leyó la letra chica del contrato y feliz por sólo trabajar ocho horas, creyó que eso fue un avance, toda vez que el tipo trabajaría, podría volver a su casa y descansar unas ocho horas más con su familia y le sobrarían ocho horas más para dormir, así pues, sólo destinaría 1/3 del día en trabajar y dispondría de 2/3 para el ocio o descanso. Lo que nunca le dijeron a ese trabajador es que a esas horas de jornada de 8 hs. habría que sumarle 1 ó 2 hs. de viaje hasta su trabajo (el transporte público anda para el culo, el tránsito es un caos, los piquetes aumentan en forma exponencial) lo que conlleva a una eventual pérdida del premio por presentismo; ergo ya tenemos cuatro horas menos para estar en casa y disfrutar de la familia, leer un libro ó estudiar.
Luego de toda una travesía en los trenes que descarrilan, los bondis que no vienen y cuando vienen no paran por que están abarrotados de gente, el pobre laburante llega a la casa, pero tiene que salir a comprar algo para comer (o para la familia) así pues, se vá una hora más que podría usarse en algún esparcimiento, ya cansado, retorna a su hogar, se tira en el sillón y vé un rato el noticiero, pero hay que cocinar algo para aguantar el día de mañana, una horita más cocinando un pollo al horno con papas, ya que estaba antojado de eso, disfruta el hecho de poder tener dinero para darse tal gusto mientras come, cuando advierte la hora y se dá cuenta que necesita un baño urgente para poder dormir y al otro día volver a trabajar.
Una vez limpito y relajado se acuesta con la cabeza aún húmeda en su cama e intenta dormir, pero hete aquí que ese laburante tiene insomnio y sus ocho horas de sueño (ideales) ahora se ven penalizadas por ese factor y terminan convirtiéndose en cuatro horas de sueño (reales) y al día siguiente la historia se vuelve a repetir; moraleja esa pobre persona no labura 8 hs. aunque para el empleador y el gobierno si…
Anhelo con mucha esperanza el día que el propio ser humano destruya este sistema que él mismo creó y deje de basar las jornadas laborales en la simple rotación de la Tierra sobre su eje.