miércoles, 21 de diciembre de 2022

Por un beso...

Sueño con el día que nos besemos,
unos labios en busca de quimeras,
por ese beso, por ese milagro,
aquel que modele la fuga de lo rutinario.
Tu mirada asaltando la mía,
laberintos eternos, inexplorados.
Me contengo cuando que te veo
para no acariciarte, para no presionar,
pero esas caricias cohibidas
¿Algún día las querrás atesorar?
 
Por un beso de tu boca, cualquier cosa.
Mis labios palpitantes que lo anhelan.
Por un beso simple, o complicado,
por un beso desafiante, o uno cansado.
Por sentir tu aliento cerca mío,
Quizás, un beso de despedida,
que rompa mi nueva melancolía.
 
Existen besos que nacen ciegos,
otros que no arriesgan una mirada.
Hay besos arrebatados en un impulso,
y los que se resguardan en la memoria.
Muchos besos hieren o son prohibidos,
también existen de esos, puros o sin sentido.
Los hay cobardes y traicioneros;
¿Pero sabés una cosa? Yo espero el nuestro,
un beso, como sea, como salga,
un beso nuestro, el estribillo más bello.

lunes, 5 de diciembre de 2022

Secreto a Dios…

 

"Cuando la muerte sea, yo ya no seré.
Y mientras no sea, yo soy".
Marco Aurelio.

 

No es novedad para muchos advertir que soy un tipo más bien triste, pero en esa tristeza convive una gran alegría diaria, que no tiene nada que ver con esto que escribo. Mi tristeza más grande proviene de mi presentimiento de mortalidad, pero se acentúa mucho más, principalmente si pienso que eso mismo le va a ocurrir a la gente que más amo.  Mi convivencia con la muerte últimamente se dio con mayor frecuencia, y de algún modo, me descubro/redescubro más aterrado que nunca y también reflexivo al respecto.
Mi pelea con la religión y la fé, inició bien temprano, fue cuando no pude hacer catecismo en la iglesia del centro de Lugano. Deseaba hacerlo junto a mis amigos de la escuela primaria, pero no pude porque no me correspondía esa iglesia a la dirección de mi casa. El cura trató de justificarlo con mil argumentos ante mi planteo de que Dios no administraba sus sacramentos discriminando domicilios, ya que todas eran la casa de él.  Fue en vano cualquier planteo de mi parte.
Desde hace un buen tiempo que estoy buscando una esperanza. Me reconozco en mi soledad como cansado y aburrido en la búsqueda de algo que me complete la idea de que existo para algo. Me cuesta entender que todo esto no tenga otro final posible. Que la sucesión de días y el adquirir cierta complejidad, resulte en el mismo final, aún para aquellos que se adaptaron, los que se conformaron, los que advirtieron algo más o los que sólo siguieron, todos terminamos igual, todos terminamos en el mismo lado. No es que me moleste, cada uno elije su camino con las herramientas, pertinencia o sabiduría que le toca, pero…
Quizás, en el desatino esté refugiada, o tal vez oculta, la esperanza. Pensalo bien, pasan tantas cosas que no entendemos, tantas cosas que nos parecen tan extrañas, que, a lo mejor, esa verdad que buscamos (o busco), quizás es más extraña que lo que pensamos, y a lo mejor, en esa locura, en ese desatino, existe un punto de salvación para nosotros. Puede ser que aún me faltan herramientas para rastrear al desatino.
Siendo más pibe, tenía más fé, pero cuando más leía para acrecentar mi fé, más sentía que se me escapaba. La adolescencia fue, sin lugar a dudas, el momento en donde toda esperanza comenzó a migrar hacia otros territorios, más lejanos a aquella fé, más huérfano de esperanzas y con un fuerte sesgo de realidad.
Te lo juro, a vos que lees esto, de manera desesperada, yo deseo que la vida no sea más que un relámpago efímero, que apenas brilla en una noche, te lo digo desde el dolor más profundo de mi corazón, ya sabés que yo no creo en un Dios, pero en el fondo, indecible o inconfesable, lo deseo… o lo que es mejor, anhelo de algún modo a nuestra trascendencia, o permanencia en algún lugar, si quiero ser más modesto. Yo deseo con todo mi ser que el universo tenga un sentido y que nosotros seamos parte de ese sentido, cosa que no creo... o creo cada vez menos… o mejor dicho, me gustaría creerlo...
Un amigo me dice que la solución es tener fé, como si uno fuera a dar un paso en un acantilado y no caer por efecto de esa fé. Yo no quiero eso, si aquello en lo que tengo fé, no existe ¿De qué me sirve la fé? ¡Yo no quiero fé! ¡Yo quiero a Dios! Quiero que exista, o que exista algo y que en esa existencia esté mi justificación en el universo. No quiero creer en eso, quiero eso. Casi como un capricho infantil, o un enojo adolescente.
No es lo mismo creer en una mujer que a uno le gusta… el asunto es que exista esa mujer, que esté conmigo, que nos relacionemos de alguna manera.
¡Ojalá Dios exista aunque yo no crea en él!
Esta mañana se rieron los fantasmas del pasado y observándome en el derrotismo, me regalaron este insomnio, donde ya nada importa, el juego es así, no logro controlarme, la tristeza camina por la mente y descansa en el corazón.
Soñaré en el día que nos vimos por primera vez, voy a guardar el recuerdo del amor puro e inocente, regalo de la vida y de la mente.

jueves, 10 de noviembre de 2022

Mi lado más obscuro…

“Detrás de este triste espectáculo de palabras, 
tiembla indeciblemente la esperanza de que me leas, 
de que no haya muerto del todo en tu memoria...”
Julio Cortázar.

Aquellos ecos que retumbaban en mi mente se hicieron claros, cuando esa noche aferrado a una última esperanza que vagaba por esos días, me sentenciaban al naufragio una vez más. Sórdidos ecos en la obscuridad total de una noche tormentosa, pero sin relámpagos; desesperanza desesperada por el final anunciado, y por qué no, ya sabido/intuido con anticipación.
Pretender no sentir, está de más cuando es la pena la que retorna a los huesos y a la piel, pero esta vez con sabor distinto, con sabor agridulce. Yo no lo elegía, lo elegiste vos, ya no había más opción. Y así otra vez me equivoque… condenado, pareciera que en mis venas siempre haya aquel mar de hiel, aquel mar que esa noche me vió naufragar otra vez y me llevó a mi lado más obscuro.
Hundido… así quedé en aquel mar aturdido.
Palabras… todas ellas, unas tras una, empezaron a enredarse en la razón de mis sueños. Retumban… aquellos ecos aún son parte de mi mente.
Un papel ajado por el tiempo y mojado por las circunstancias, decía: “recordá aquellas noches donde todo estaba bien, después de cada tormenta el Sol vuelve a salir…”. Y todo sigue igual, gritos en silencio, callejón sin salida, esto no es normal… el juego se acabó, de vuelta, una y otra vez más mirando hacia atrás.
Y es el tiempo quien cachetea, aquello que ya no está presente es lo que condiciona, estar enojado no sirve ni es buen consejero para escribir, se juntan todos esos sentimientos que a uno lo rodean por ahí y no sabés cual es el genuino y cual no. Allí en mi lado más obscuro hay un consorcio de tipos peleándose, casi todos son miserables, a veces un ratito aunque sea, entre el barullo uno dijo: “si añorás situaciones futuras, añorá situaciones que nunca terminan pasando, haceme caso pibe, no te gastés en añorar”.
Me aplasta… la idea de pensar en olvidar que yo no me fallé.
Me arrastra… la decisión sin opción que tomaste hace ya un tiempo. Preguntas… que hace rato me hago y no tienen repuestas.
Tenía que llegar el día, por más que intenté prolongarlo, la situación se volvió compleja, así que me armé con todo el valor que tuve a mano y me fui al baño a afeitarme, hacía días que venía gambeteando al espejo para no mirarme más. Con esta vida amesetada y con las dudas siempre apuntando en la sien a mis certezas, me encontré a mí mismo, aquella madrugada, en aquel rincón, en mi lado más obscuro.

miércoles, 2 de noviembre de 2022

Sofía...

Si arrojada tu mirada
partiera a mi rumbo al azar,
pediría a tus sueños
que mi desvelo interrumpa
y acurrucados a mi lado
dispusieran su narrar.
 
Si insondables penas
intentasen tus miedos provocar,
no permitas que te abracen,
venturosa las debes rechazar.
 
Si el estocástico roce
de tu mano llegara a mi rostro,
agradecido de la suerte
que la vida me regaló.
Por tu piel, hoy mi dicha,
por ese toque, mi ambición.
 
Si mi trémula voz
en las solitarias noches
te intentaran desvelar,
no sucumbas a sus intenciones,
mis poesías y versos
tus mañanas perfumarán.
 
Si susurros del pasado
Intentasen tu presente trepanar,
mil islas en mi mundo,
por si quieres naufragar.
Y si saladas lágrimas tibias,
fuente de tu llanto,
se volcasen cual cristal,
enmarcadas en mis manos
derrotadas perecerán.
 
Si en tus besos, temeroso,
mi corazón osara amarrar,
no lo mires de reojo,
crudos inviernos colecciona.
 
Si las bravas lluvias,
sortilegio del azar cruel
en tus siestas precipitan
empapándote la piel,
los cielos te mostrarán
que aquí un varón yace
y que siempre te cuidará
cuando llegue el amanecer.
 
Serán mi guía las estrellas
y equivocando cada rumbo
me encontraré con tu mirada
y a tu oído regalaré una canción.
Por tu piel mil estrellas,
Por tus labios este amor
Por tus besos…
¡Ay Sofía por tus besos!
¿Qué podría darte yo?

miércoles, 19 de octubre de 2022

Adiós montaña…

 

Ya me voy montaña
zigzagueando en tus formas,
soñando en lo alto con las nubes
con la promesa de volver.
 
Ya me voy montaña querida,
aquella Luna y lucero nos recordarán,
el tiempo tirano se estira y no para
y yo sólo pienso en regresar.
 
Adiós gran montaña
que con esfuerzo recorrí,
en lo cañadones mil esperanzas
y en las crestas aquel matiz.
 
En las pampas el refugio,
son los pinos quiénes abrigan,
es la brisa el subterfugio
para quienes te respiran.
 
Allá alto en la cumbre
escondida estarás en mi pensar,
allí donde los vientos sacuden,
montaña de mi alma difícil será regresar.

jueves, 1 de septiembre de 2022

Por inercia...

 
Resultó que el mundo gira sólo por inercia,
que las sonrisas son mecanismos de defensa,
que los motivos son pretextos y excusas
y que llevan ese nombre sólo para aparentar…
 
Las preguntas son intentos vanos
que buscan razones que no existen.
Los caminos derivan en la nada
y se consume el aire como una rutina.
 
Simplemente el Sol existe
pero no ilumina, ni calienta esta noche.
Amanece porque debe hacerse
y obscurece para que busquemos
ciegos y a tientas las respuestas…
 
Esa voz quemada por la pena
invalida el espectáculo de palabras.
Consuelo barato el de aquella resaca,
los ojos cerrados de quién escuchaba.
 
Prólogo de una excursión al pasado,
un ida y vuelta que es en vano.
Creyendo creer en la gente de siempre,
pidiendo pista en calles clausuradas,
los caminos no son el destino y
muchos olvidaron lo que es escuchar.
 
Resultó que el mundo gira sólo por inercia,
que tu nombre entre mis dientes está.
El olvido durmiendo en dos plazas
y los besos, añejos, arrumbados están.
 
El jabón no enjuaga los dolores,
las vacunas vencidas, al igual que ese viejo plan.
Virtudes olvidadas, razones que se evaporaron
y aquella utopía de rastrear el desatino.
 
Le robaste las palabras al silencio
sin prestar atención a lo que decía,
la razón se divorció de la memoria
mientras, ciegos y a tientas buscamos
entre mañas domésticas aquellas respuestas…

lunes, 4 de julio de 2022

Me llaman y abrazan…

Me llamó desde muy lejos, sabe bien lo que pasó.
Me mostró que estamos solos cuando se apaga todo.
Me señaló el Sol de la mañana porque tengo que trabajar,
no hay lugar para el misterio de vivir en la Tierra.
 
Esta noche tengo ganas de brindar por ellos dos,
y pensar sobre misterio de estar vivos al menos hoy.
Deja atrás la obscuridad, es lo mejor que podés hacer.
Uno cree en la felicidad, pero del dolor no se vuelve.
 
Miramos el mundo desde la ventana de un primer piso,
nos asomamos y respiramos pensando que estamos vivos.
Esta noche, es mi noche y con ustedes quiero hablar,
la esperanza de un nuevo abrazo que viene y no se va.
 
En las sombras de estas sierras, la música y un sentido al pasar,
detiene el tiempo con acordes, mil recuerdos y anécdotas.
Hoy les cuento de mis amores como un fracaso más,
la constante de mi vida que resiste a cambiar.
 
Me susurró desde el arroyo, sabe bien que voy a callar,
por los días que se fueron y por todos los que vendrán.
Miro lejos, allá lejos, la mirada sin mirar,
el bostezo disimula una lágrima asomada.
 
En la fiesta de la noche, las estrellas se atenúan,
es el Sol que me señala que es tiempo de despedidas.
El silencio como muestra del olvido y los que quedamos,
la mañana, mi cabeza y mis amigos son un pogo.
 
Allá están, ellos me llaman y abrazan a la distancia,
corro atrás y nunca llego, se me escapan una vez más.
Me dejaron un surco en el mar y el tiempo por si un día
quiero verlos, hasta donde la vida nace y nos pone al borde.
 

lunes, 23 de mayo de 2022

GUC...

Otro rock, una pesadilla y el acelerador…
el corazón en punto muerto desde hacía tiempo,
aquel dolor en el pecho hundiéndose como un puñal,
rumbos equivocados, vientos esquivos,
derrota improvisada, naufragio garantido.
 
Mala suerte, viejo lobo,
la pasaste mal, le devolviste al cielo su lluvia.
Regalé las cartas marcadas, me voy tapando de olvidos.
Desfilan las notas de vino y botellas a la mar,
tiro el ancla en butacas enterizas,
en recuerdos de inmersiones, en noches y avenidas,
en obscuras golondrinas buscando algún norte.
 
Cada noche una tempestad bajo el pecho,
el café petrolero que se enfría,
aquella mesa vacía esperando tu llegada.
El silencio de radios apagadas,
de parlantes ya sin voces, de antenas que no dicen nada,
estaciones y escarcha, parabrisas que no muestran nada.
 
Me baño y envuelvo en abandono,
me refugio del mundo que pega y duele.
Me falta tu risa y tu gracia, te espero en esquinas olvidadas.
El invierno es lerdo y trae imágenes de parkas y ushankas,
chatas color óxido, baldíos y facturas de madrugada.
 
La noche cobija y habla, yo quiero conversar contigo,
te sueño llegando a casa y fundiéndote en un abrazo, mi amigo.
La alegría como arma de vida, las pastillas olvidadas en una mesada,
un enojo, un nuevo dolor y el susurro blanco y frío al oído.
Descalzo y solo aceleraste a fondo y apagaste las luces.
 
Estrenando herida abierta, con menos llanto y más disimulo,
pescando en un charco sin orillas,
con el corazón sin semblante y embalsamado.
Navegando sin salvavidas, un hundimiento se avecina,
una tormenta más y la sal que recorre las heridas.
No hay prisiones para esta aflicción,
no hay sensación que describa esta caja negra,
el dolor se profundiza más y más,
a contraluz de la Luna el viento ruge como nunca.
 
Hoy dejo tristeza tras mis pasos,
pierdo todos los trenes caminando viejos andenes.
Truena, están baldeando al mundo,
y acá estoy, hace cuatro copas esperándote.

martes, 3 de mayo de 2022

Incondicional (LU5CGU)



Gabito, te mudaste de barrio,
ninguno te pudo alcanzar en la carrera,
te nos fuiste corriendo muy rápido.
Las flores blancas del homenaje
se mezclan con las negras del dolor,
todo lo que llega mueve y duele
y la vida como otro vuelto que no vuelve.
 
Se te hizo necesario salir a navegar
en nuevos barcos sin destinos.
Ojos que aprenden de nuevo a mirar,
esquimales que no se adaptan al frío.
Habitas puertos donde estamos
siempre solos,
caminas por muelles donde nadie
espera a nadie.
 
Agujas congeladas, párpados detenidos,
dame una brújula para encontrarte
que me disuelvo en soledad.
Entre los atajos que no llegan y
las desventajas que no previenen,
sueño que todo es bruma, que nada terminó,
que el tiempo te llevó a otro barrio.
 
Se pasan las noches como sucesión de los días,
estando donde quise estar realmente.
Aquello que no está presente y que el tiempo cachetea,
como aquel Dios que nunca vi, que dice no te derrumbes.
Se secan los ojos para no llorar, pero se humedece el alma,
escritos como autopsias, fotos en portarretratos
que exhiben lo que no existió, ni existe.
 
El Sol se desparrama por el techo de mi casa,
y ahí van víctimas y victimarios, pobres y ricos,
el amanecer fisgoneando en mi ventana,
y esa brisa que transporta tu voz en un video
que no deja de congelarme con tus payasadas.
 
Por eso es que algunos días ando callado,
cierro mis ojos tristes y contengo la respiración,
vuelo en imágenes de terrazas, de canciones,
y olvidos, las chatas, las pizzas, los bares,
las mudanzas, las antenas y radios,
los disimulos, las cocas, las ushankas,
la complicidad y la incondicionalidad,
las andanzas por las noches, el barrio,
las rutas, las confidencias, las guitarras,
el QRM, los paruchos, la ilusión como abrigo,
y yo pensando en ir con vos,
como una intuición de mi destino.

jueves, 7 de abril de 2022

Invisible (relato nocturno)...

 

Varios son los espacios en blanco
en esta hoja que pretende ser llenada.
Invisible quien te abraza y acaricia
en la soledad de esta noche que sucumbe
inevitablemente en la angustia.
Bendita es mi desgraciada suerte,
hace horas que te beso y no te enteras.
¿Cómo hago para modificar realidades?,
¿Cómo hago que este relato sea real?
 
Universo nuevo, ecos constantes,
no me importa lo que miente el espejo
ese momento mágico maquillé.
Vos estás tan lejos y sin embrago
nos arrima este vago pensamiento.
 
Te he desnudado todas las mañanas,
he guardado en el trono tu nombre.
Cabalgo por los pensamientos que hablan,
que son muy míos y apenas conoces.
 
Quiero un beso sin fecha, sin firma, sin contrato;
un beso con torrente de aplausos de nadie.
Enredado entre la niebla de mis deseos
tu nombre oculto salta de verso en verso.
Oculta tú, que te enredas en mis sábanas,
en un alambrado, en el pasto sin saber que es cierto.
 
No estás sola, ni lo estoy yo,
pues siempre estaré presente
en esta poesía que nos abraza
y se despide.
Pues siempre estarás presente
en mis miradas perdidas,
en los versos sin nombre
que saludan y no quieren irse.