sábado, 3 de enero de 2009

Le magicien sans magie …

Día a día el mago se encargó de recolectar cada uno de los materiales que precisaba, se esmeraba siempre en conseguir los mejores materiales, a veces se complicaba demasiado, a veces los conseguía de manera expeditiva, pero claro, siempre con la convicción de saber que pronto su sueño tan anhelado se haría realidad de una vez por todas.
Mucho debió estudiar y aprender aquel mago para saber con exactitud cuales debían ser los materiales y en aquel entonces (medioevo en Europa) algunos materiales eran carísimos o extremadamente difíciles de encontrar/conseguir, pese a todo, siempre puso su mejor esfuerzo y vaya que le salió bien.
Todas las noches se acostaba temprano para levantarse antes del amanecer para conseguir todo lo que necesitaba y en los pesos/dosis que él había estudiado. Alguna noche se “distraía” un poco y bebía un poco de whisky con resultados nefastos para su pobre cultura alcohólica.
Hasta que llegó el día en que tenía todo lo que necesitaba, se tomó el trabajo de pesar uno a uno los materiales y elementos que usaría para su experiencia, nada quedó librado al azar, todo fue medido, pesado dos veces, nada podía salir mal. Una vez conseguido los pesos y medidas, el mago se dedicó a clasificar uno a uno sus materiales/componentes, de forma tal que nada pudiera confundirlo en el trabajo arduo de crear vida.
Créanme, el mago quería crear vida, una vez me contó que se sentía muy solo y que por su oficio de mago, no podía vivir cerca de las grandes urbes, así pues, su hogar estaba en los apartados rurales, donde rara vez era molestado. Lamentablemente el mago siempre se sintió solo e incomprendido por las personas, así que una mañana se despertó con la idea de crear a un amigo, alguien que lo entendiera, alguien con quien compartir su pensar…en fin, ya saben, un amigo.
Uno a uno fue sumando los materiales y componentes y de nada sirvió, cambio de lugar las cosas, puso componentes que reemplazaran a otros, pero nada sucedía, pensó en agregarle fuego a la mezcla, a los alquimistas le sirve pensó, pero fue en vano todo esfuerzo. Frustrado pensó que sus estudios estuvieron mal, entonces volvió a estudiar todo de nuevo, aunque siempre le pareció raro, el 70% era agua… el resto era hierro, calcio, carbono, en fin… ya muchos saben esa parte, pues el mago también, al reveer todo nuevamente, se desanimó al observar que estaba todo correcto, así y todo volvió a conseguir los materiales/componentes que tanto necesitaba, volvió a realizar la experiencia, y fue en vano nuevamente.
Pero claro lo que el mago no sabía es que ni la magia más pura puede lograr el milagro de la vida… entonces el mago comprendió que tenía todos los componentes y materiales necesarios para crear a un humano, pero faltaba algo… y ese algo es lo que nos da la chispa y nos hace lo que somos… es el “fuego de la vida”. Historia triste sin dudas la de le magicien sans magie.