miércoles, 21 de enero de 2009

Escándalo…

A veces creo que un gran porcentaje de mi “odio” a los médicos es la espera en esas salas de un sólo uso… esperar. Y vamos che!, no es que sea una persona perseguida, o que no me guste socializar con los extraños, pero tienen algo especialmente molesto.
En fin, todo empezó aquel fatídico martes que tuve que ir a realizarme unos análisis de rutina a una clínica de la nueva obra social que tenemos, hasta ahí todo bien, pero bueno, siempre algunas cosillas pasan, el teléfono móvil que como está siendo una costumbre llevarlo conmigo, quedó olvidado en la mesa de luz de mi cuarto, bueno, para colmo y para finalizar, me olvidé aquel libro de lectura que tanto empeño le estaba poniendo y que más adelante llegaría a necesitar más que a nada en mi vida.
En la sala de espera había una persona mayor (hombre, de unos sesenta y pico de años), dos adolescentes (una chica de no más de 17 y un flaco de 18 aparentemente) que no paraban un segundo de deglutirse con sus lenguas, situación que incomodaba a el hombre mayor y dejaba sentir una cierta tensión en esa frágil atmósfera. Hacia mi derecha una chica muy extraña de mi edad se podría decir que se hacía la que leía y que cuando la oportunidad se presentaba me miraba de forma extraña, obviamente intercepté varias veces su mirada con mi mejor cara de idiota, pero al parecer no sirvió de nada en ningún momento ya que la operación volvía a repetirse con determinada frecuencia; y un poco más allá una señora de unos treinta años que se levantó a segundos de mi ingreso en aquel cuarto donde los minutos no cuentan para nuestras vidas.
Aburrido, algún cráneo se “dignó” a encender el televisor, ¿y qué es lo que había?, el programa cholulo por excelencia!. Al principio pensé que lo ignoraba, pero en cuestión de instantes me di cuenta que me había atrapado: Nazarena le respondió a Moria, que a su vez estaba peleada con Carmen. Carmen, le tiró una bomba a Giorgina quien se defendió con altura pero acompañada de Melina que se calcula estuvo con Nito en una situación comprometedora, a todo esto Jorge (el tío) ofrecía sus servicios de abogado-juez-verdugo acompañado de sus lacayos. Fue demasiado para mi, así que pensé en escuchar música… no había celular… pensé en leer algo… me había olvidado aquel necesario libro, decidí pensar en ella, pero desde que ella está en una habitación de mi mente, mis pensamientos hace ya un tiempo son recurrentes. Pensé que si quizás me quedaba viendo un punto fijo en aquella habitación me iba a distraer… no funcionó!.
Estalló el escándalo del verano profería una placa, justo en el momento de mi ingreso al consultorio.