miércoles, 15 de diciembre de 2010

La jefa…

No estaba del todo convencido de tomar aquel trabajo, pero la necesidad lo llevó a aceptarlo, después de todo siempre es mejor trabajar antes que hacer nada, pensó en aquel magro colectivo que lo llevaba hacia el trabajo en cuestión, mientras sumaba a sus argumentos la facilidad de horarios los días que cursaba en la facultad. El primer día quedó clavado bajo el Sol por que la jefa jamás apareció a la mañana, luego de almorzar y esperar un tiempo en una plaza cercana, volvió al negocio… rato después llegó su jefa montada en su bicicleta y abrió como si nada, como todos los días, casi sin prestarle atención a su presencia; por supuesto él tampoco prestó mayor atención por que Literio no es hombre curioso y sólo contesta cuando le hablan, por eso responde que no hay drama alguno cuando su jefa intentó explicarle los motivos de su retraso... vale aclarar que varias veces sucedió lo mismo en el transcurso del primer mes de trabajo, pero como todo, Literio con el tiempo se fue acostumbrando y no le dio jamás importancia alguna a aquel pequeño detalle.
Con el tiempo la relación pasó de distante a “menos distante”, algo en la jefa le llamaba la atención y es que más allá de lo correcto del trato y de muchas charlas con mate y sonrisas, había algo que los diferenciaba por demás.
Un Jueves mientras Literio se encontraba en la clase de física contemporánea y fue interrumpido por el estrepitoso llamado de su jefa consultándolo sobre como apagar el incendio de uno de los equipos de trabajo con los que contaban en el local. Historias como esas hay muchas, eso si…
Una tarde pasé por la esquina donde trabajan ambos y pude ver a Literio tratando de ayudar al mundo con soluciones prácticas de física clásica mientras atendía a una señora mayor que renegaba del trabajo mal realizado por la jefa, a la vez que ella, se encontraba observando la errante trayectoria de una polilla que se encontraba dentro del pequeño local.
Desde su puesto Literio hace lo mejor que puede, mientras la jefa se nefrega en todo y observa el vuelo de la polilla.