viernes, 24 de abril de 2009

El adiós después del adiós IV…

Lleva consigo muchas cosas, algunas son buenas, otras no tanto, hace un tiempo que dejó de llevar las que creía malas. Lleva consigo aquel beso que selló un maldito final, lleva temores, lleva fracasos estrepitosos (muchos) también y a veces le suelen pesar bastante.
Pero ya estaba cansado de jugar al ave fénix, de resurgir de sus cenizas, de esa eterna monotonidad de morir para volver a vivir, de ese juego eterno, del mismo final, de la muerte, de la vida; a ver... suave, suavísimo, muy despacio para que no se entere su corazón de que esto no es una despedida, su amor quiere decirte que esta carta (por llamarlo de algún modo) no es el final, y avisarte que para no herirte/se eligió nuevamente salir con la soledad... su compañera más duradera.
Ya no recuerda la última lágrima que por vos derramó, pero te cuento que hubo un llanto en el cual una palabra moría y en esa palabra agonizante decía lo mucho que te quiere y extraña, el cielo desde entonces se nubla y llora, llora todo lo que él no puedo llorar. Y créeme que es bastante.
Quiso marcharse, intentó salir de tu vida, muy despacio, sin hacer demasiado ruido, nunca le gustó mucho eso, pero así decidió dejarte, dejarse, dejarlos. Quiso decir adiós como cuando una vez, hace un tiempo atrás dijo hola, sin abusar de verborragias y monotonismos, sin explicaciones, pues recaían en la redundancia. Salir a hurtadillas fue su premisa, y así fue, o al menos eso cree, salió sin hacer demasiado ruido, pero al cerrar la puerta desgraciadamente otra persona despertó. Un ser grotesco que surge del dolor, un ser ignoto e ingrato que le arrebató sin piedad el amor.
Extraña los “toques” que recibía en sus días, descubrió que puede amoldarse a ciertas rutinas, aunque nunca fue un fanático de esas cosas. Pero también se lo ve cansado, más que nunca, me podés creer, se la pasa haciéndole preguntas cursis al destino, como si éste le fuese a responder algo (ambos sabemos que nunca sucedió), está cansado nena, cansado de darse la ñata contra el muro del destino, y esto que quede entre nosotros, pero a mi también me tiene cansado… tendrías que verlo, no tiene ganas de nada, se aburre con facilidad y se plantea cosas ridículas… por poner un ejemplo perfumado, las rosas son hermosas, ¿pero a qué se debe su penosa amistad con las espinas?. ¿Y a quién le importan esas cosas?, le pregunté en vano, ya que no recibí respuesta alguna.
Anoche me pidió, medio moribundo, que lo medique con Haloperidol, le dije nada de drogas (por el momento), de todas maneras le di un té Vick, quizás le sirva para ese terrible resfriado que viene arrastrando desde hace unos días.