miércoles, 9 de julio de 2008

La constante que no varía...

Y la ciudad esta ausente hoy, o tal vez sea yo el que se ausentó, la cuestión no viene al caso ahora, aunque hago todo lo humanamente posible para seguir adelante (sin olvidar la palabra humanamente) y logrando que algunas cosas salgan bien y otras no de la forma esperada… pero terminan saliendo (a veces no).
Julio nunca es un mes fácil, es bien difícil de llevar, aunque genera alegrías, expectativas y casi a fin de mes provoca esa suerte de pequeño balance que se repite todos los 27 de cada año y que solo se compara con el del brindis y la llegada del primero de enero.

Este año si que se presentó complicado, y sé que lo más difícil aún no llegó, pero uno conoce gente todos los días y se proyecta… no de la forma que uno quiere (a veces si), y aunque este pájaro ya no cante más, en sus entrañas sobran motivos para volver a hacerlo, quizás para desahogarse, quizás para reencontrarse… quizás, solo quizás.

Me ofrecieron un negocio con mi corazón para vender las sobras y no lo he aceptado… pero aún queda mucho por delante: el sueño que aún no soñé, hacer el viajé que aún no planifiqué, dar el beso que aún no dí, hacer de esto una canción aunque ya no sepa como es que se hacía.
Y me acerqué al espejo y su mirada indiferente me dejó entrever que solo había una persona delante de él, el espejo no me miente, aunque me mire indiferente y en su imagen no te reflejas tú.
Los años pasan, las cosas cambian, todo sigue adelante pero hay una constante que nunca se altera ni varía y se llama Soledad.