domingo, 8 de marzo de 2009

Abandonen el barco…

No tiren bengalas muchachos, nadie va a acudir al rescate, arríen el pabellón, bajen las velas, preparen los botes, vamos a abandonar el barco. La tripulación hace tiempo que ya no tiene la moral para enfrentar los embates, el mástil principal se fisuró por la mitad, perdiéndose así la mayor fuente de impulso, el cocinero saltó por la proa luego de un ataque de pánico, las velas ya cansadas de trabajar, dejan que el viento las atraviese por sendos agujeros que ellas misma crearon para no seguir soportando tamaño esfuerzo. La nada en el horizonte, las olas furiosas y siempre en contra, el sol que nunca deja de quemar y sofocar, la desesperanza y la desdicha como recompensa a tanta lucha y tonto labor puesto en seguir a flote.

Y así está la imagen de éste momento, color sepia, sin luz, sin colores, hasta parece una imagen antigua/conocida. La cruz del sur guiando mi destino, y aquel deseo a esa estrella fugaz de nada sirvió, seguro se trató de un pedazo de satélite o de estación espacial, a decir verdad, ¿quién sabe?.

Con el compás y el sextante perdido, con la carta de navegación rota, sin un cuadrante ni astrolabio para ver hacia donde vamos, así estamos, así estamos y así seguiremos… ya no queda nadie en el barco, como capitán no he de abandonarlo, es mi obligación… el barco escorado, el barco a la deriva, la tripulación también…

Es traumático, es triste, es la realidad… Prefectura, ¿dónde estás?...



Es tanta, pero tanta la bronca que tengo que no pude evitar descargarla con esto, sé que es un día atípico para subir algo, pero les juro, ya queda poco de mi en la ciudad central, no puede ser que ya no se pueda charlar en la calle sin que pasen 3 motos con 6 watus y te roben hasta la dignidad, depués me miran raro cuando digo que me quiero ir de acá, la concha de Dios!.