Y esa sombra volvió… Les juro pensé que no volvería más… que era una invención de mi mente… pero otra vez estuvo allí.
Todo empezó allá por el año 2002 cuando se aparecía de repente en mi altillo cuando hablaba por radio… siempre sentía su presencia, subía y baja las escaleras, merodeaba por la casa, hasta que un día me propuse ignorarla. Sirvió, se fue.
Pero volvió en 2007 y lo más feo es sentir esa presencia… plomiza, obscura, triste y les juro, sin temor por decirlo, más de una vez tuve miedo, y no dudaba en prender luces cuando sentía esa “presencia”. La obscuridad es de por sí la ausencia total de luz, quizás fue instintivo lo mío, esta vez por más que lo ignoraba seguía allí… No me molestó jamás, es como que siempre me siguió a veces más de cerca que otras. El horario no importaba, pero siempre anduvo en los lugares obscuros o de sombras de mi casa.
Lo debo aburrir o cansar, por que se va un tiempo y vuelve… Y volvió, ya se me apareció dos veces y créanme cuando les digo que la última vez fue la más fuerte, por lo cercano que estuvimos… no puedo olvidarme ese frío que hacia en el pasillo que lleva al baño cuando el irrumpió al mismo tras subir las escaleras…
Estuvimos inmóviles unos 30 segundo (si no fueron más) y el siguió su viaje, subiendo las escaleras al altillo. En ese momento, pospuse mi viaje al baño y me acosté, con la seguridad de tener a mi sabueso en los pies de mi cama.
Y el miedo se nota, y lo más triste es que nadie te toma en serio cuando lo decís pidiendo ayuda…