miércoles, 28 de abril de 2010

Centinela…

En tus tierras yace un ángel
con sus alas de roca.
Ahí nomás una piedra que late
susurra historias que no puede contar.
Y escapando del dolor y lo triste
a tus pagos me viste llegar.

Con mil llantos guardados en ríos
desemboca mi soledad.
Andando, misterioso camino, el viento
lleva nuestras cenizas.
Y en la cima del dolor y lo triste
en las cuchillas te fui a recordar.

La cumbre de la Juanita
se pinta con el alba.
A pesar de las distancias el tiempo
nos separa aún más.
Y en la cima del dolor y lo triste,
allí te he de esperar.

miércoles, 21 de abril de 2010

A aquella dama…

Hoy le voy a hablar/escribir a usted, si a usted lector, permítame jugar un rato con su imaginación, con los riesgos que ello implique… quizás está usted en este momento en México por poner un ejemplo y casualmente llegó a este blog buscando la piedra filosofal que oportunamente tipeó en google y el buscador equívocamente lo direccionó para este blog, si es así, amargo será su desengaño ya que si existiese la piedra filosofal (y si yo la hubiese conseguido/logrado) la hubiera vendido al mejor postor hace tiempo y créame, no soy una persona materialista, pero mi sueño es no trabajar y “gastar” mi tiempo en las cosas que más disfruto. Ahora, en cambio, si usted es un lector habitué o es esa lectora que fantaseo siempre que entra y lee mis entradas para ver que desvarío escribo cada semana, le propongo que piense conmigo: ¿qué es la melancolía?.
¡Ya sé!, vá empezar con que soy repetitivo y todas esas weas, pero le propongo de verdad pensar en ello… en todo caso a mi siempre me acusaron de ser un gran melancólico (nunca lo negué), pero es un buen ejercicio pensar un poco en eso. ¿Se anima?...
Mientras Ud. lo hace yo pensaré en el desplazamiento del eje terrestre tras el terremoto (brutal) que aconteció en Chile, también dedicaré mi tiempo a tratar de entender (de alguna manera y haciendo sobreesfuerzos) a lo oposición política que impera en mi país y destroza todo lo bueno que puede llegar a hacer un gobierno, eso si, permítame tener opinión política por favor. Autoríceme a pensar en los 3 cm. anuales que se aleja la Luna, pero atención, le suplico no me deje discurrir en una noche sin ella; y si lo desea, concédame pensar en París y en Francia, eso siempre me gustó, al igual que los Mirage y el Rafale que tan bien hicieron volar. O si es tan amable déjeme coquetear con personas que sientan nostalgia (por ponerle un nombre) de las misiones Venera de la ex URSS. No vaya a pensar que soy comunista, pero hay cierta grandiosidad en esas épicas misiones que no las tienen las que van al planeta rojo… sabrá comprender soy un romántico y detrás de mi cinismo se halla un admirador de las causas perdidas.
Calculo que para cuando esté leyendo esto habrá tenido tiempo suficiente para reflexionar en base a la premisa que sugerí, de no ser así, sepa disculpar el breve período de tiempo, es que verá usted, cuando uno escribe, la magnitud tiempo tiende a desparramarse sobre el cerebro y esta hoja digital donde estoy escribiéndole a usted misma en este instante. Es increíble que delante de mí haya un papel que no existe y que estas teclas jueguen a ser mi letra.
Ahora bien, nostalgia le llamo yo a ese hueco que usted ha dejado (de forma prevista y con aviso –aunque no oral ni escrito-) y que en éste caso, su servidor no ha podido rellenar de forma alguna. Yo sé, dirá, este muchacho es un idiota y en cierta forma concuerdo con usted, toda vez que cada tanto tengo pensamientos recurrentes o sueños donde Ud. aparece de manera intempestiva cortándome no sólo el sueño sino también la respiración, y yo siempre la abrazo y le digo lo mismo: “te re extraño”; pero sepa que he tratado de luchar contra ello escribiendo una poesía invisible que nadie se enteró y nadie por ende conoce, que llegado el caso (y la necesidad) publicaré para que Ud. Dama noble, se entere de lo que vengo pensando y no resuelvo, o si lo quiere, resolví y no supe entender las consecuencias de tal acción, aunque la valoro y acepto como tal.
Ciertamente prefiero que la nostalgia sea sólo de uno y no compartida, sino caeríamos recurrentemente ante un mismo error, cosa que sé muy bien que Ud. está harto preparada (o no) para situaciones como estas, con lo cual ya ha de haber ideado un modo sistemático para no caer en esa suerte de “depresión” tras cada adiós que afronta (si consideramos que todos actúan al igual que yo), cosa que dudo, ya que no suelo seguir patrones preestablecidos de conductas si es que los hay.
Nostalgia siento por aquel viaje en 2008 a las sierras bonaerenses y a mi pensar en usted en el transcurso de ese viaje, y créame, aunque yo no lo sabía, ya pensaba en Ud. De todas maneras y a razón de consuelo, le comento que siento melancolía por los paisajes que mi retina guardó y que espero pronto pueda revivir de alguna manera… eso si, con el proyecto siempre, de allí irme a vivir… Ud. sabe mejor que yo que ni las rutas, la historia y las Malvinas pueden salir de mi cabeza y de mi corazón y eso es bueno por que estoy seguro que me conoció más que muchos de los que hoy dicen ser mis amigos; a la vez eso no está mal, por que ellos no se dieron el lujo de hacer lo que usted, por motu proprio hizo.
En fin, Ud. ya conoce mi dicho “si uno habla mucho de algo es por que nada ha resuelto”, y puede creerme que yo si he resuelto lo nuestro, obviamente a mi manera, que como sabrá no siempre es la mejor pero es la única que por el momento me sale. Ya he probado ser una roca, ser un llorón, y todas las variantes intermedias que puedan llegar a haber, pero siempre termino donde partí, donde Ud. me conoció (hasta donde se animó), en aquella línea de partida ya gastada de tanto volver.
Entonces si me permite, déjeme contar como vá a seguir ésto y como le voy a dar vuelta este texto sin que se dé cuenta. Mañana fumaré la misma cantidad de cigarrillos que hoy, siempre y cuando no haya otro aumento como los que están viniendo últimamente, luego planearé una visita al observatorio del Parque del Centenario que jamás voy hacer por que seguramente alguien me llamará y me propondrá una alternativa a los planes originales… seguramente tomaré alguna bebida alcohólica de esas que a mi me gustan por su alto contenido de etílico y que no me permita pensar más de la cuenta.
Al día siguiente le hablaré a su recuerdo y le diré: le propongo que piense conmigo; ¿qué es la melancolía?.

miércoles, 14 de abril de 2010

Armagedón…

En el planeta Tierra todo es perfecto, es decir, es una inmensa comunidad en armonía (a veces no tanto). Todo está metódicamente calculado… el hombre pisó la hormiga sin querer pero queriendo a la vez, el león cazó a un cebra, un rato antes esa cebra comió la rama de un arbusto el cual se alimentó de los pocos nutrientes de la tierra de África. Todo una gran armonía cósmica que los humanos pocas veces se detienen a observar, mejor dicho estudiar y si lo hacen lo toman como algo ya sabido, algo natural.
La velas solares fallaron, al igual que el hombre tratando de vencer la a la iracunda naturaleza.
Señor presidente, es que la composición del asteroide es distinta a la de las muestras que nosotros teníamos en los laboratorios, dijo el vocero de la guardia espacial, mientras el inminente desastre se avecinaba y a esa altura del partido ya era visible a simple vista. EE.UU. había perdido la batalla contra su destino y la inmensa roca de de hierro de 1,5 Km a una velocidad de 48.000Km/h se hundiría a 6 Km de profundidad, con el equivalente de 6 arsenales nucleares, quemándose toda materia inflamable y generando sismos tan grandes que deprimiría cualquier cosa, las olas viajarían a razón de 200 Km/h a la vez que catastróficos vientos de 200 Km/s y con millones de litros de agua encima avasallaría a la tierra, decía el informe de Clarín mientras que agregaba detalles técnicos y no tanto (sino el lector promedio no entendería) y gráficos tan simples de entender que el sólo hecho de mirarlos daba por tierra las ganas de leer el artículo entero del “gran diario argentino”.
Mientras, la grava haría mierda Hollywood y todo aquel edificio que aún esté de pie en Norteamérica. Las olas de 200 metros de altura llegarían al Océano Pacífico y los incendios empezarían en todas partes, aumentando la temperatura atmosférica de norte a sur (por que todo evento importante allí sucede), siguiéndose los mismos por una mortal nube de azufre.
Las cosechas morirán, la hambruna aumentará, pero claro, ya en muchas áreas la gente muere de hambre, ya que 5000 millones de habitantes es la población de la tierra, suponiendo el mejor pronóstico (y siempre hablando de estadísticas) un medio se salvaría… claro está que la mayoría morirá dado que sus gobiernos no consideraron jamás la catástrofe natural, toda vez que siempre pensaron que los humanos serían eternos y que el gran benefactor (EE.UU) salvaría el planeta como nadie, con fuegos artificiales y con bandas y estrellas flameando por doquier al son de su himno nacional.
La conducta humana de sobrevivencia en las grandes urbes conllevaran a saqueos, guerras civiles y destrucción de los entes gubernamentales; a nivel global una nube tapará al sol… llegará el invierno nuclear que siempre se temió, comentarán Roberto y Agustina en la versión de media noche de Visión 7 por la televisión pública.
Lejos de todo ese panorama, en estas regiones el congreso no logrará el cuorum para definir si debe implementarse la ley de medios y criticarán la entrega de netbooks a los alumnos de escuelas secundarias. Un panorama muy similar al descripto más arriba, sólo que en un país que después de 200 años no logra encontrar su identidad y ya está hastiado de situaciones como esas y de oposiciones que sólo juegan el papel de oponerse a como de lugar.

miércoles, 7 de abril de 2010

La chica que no ví nunca más…

Nos conocimos en un bar, bueno, en realidad fui a parar a ese lugar en el año 2004 y allí me senté a tomar un amargo whisky (Criadores creo que era) y a observar como las parejas bailaban, pero de entre todas, aquella morocha se destacaba. No sé mucho de técnicas de baile (más bien sé nada) pero no relucía en ello, pero debió haber sido esa camisa roja y ese tajo que dejaba ver su pierna izquierda y alentaba a la imaginación a más.
Se hizo un impás en el baile, ella fue a su mesa con su pareja y empezaron a tomar, creanmé que tomaron bastante, las parejas volvieron a bailar y ellos siguieron allí sentados. Tras unas cuantas copas me animé y le pedí de trenzarnos en una pieza de tango… ya sabrán ustedes que de bailarín no tengo nada, pero tampoco tenía nada que perder. Comenzamos a bailar una especie de tango (más bien mambo). Ambos bailamos desentonando con los pies aquella pieza lo cual fue un éxito, dado que permitió ocultar mis dotes como “no” bailarín.
Le invité un trago, me dijo que no, le pedí su número, me lo negó también al igual que su e-mail. Resignado le pedí su nombre y entre dientes susurró Cecilia, a la vez que volvía a la mesa con su pareja.
Ese nombre me invitó a escribir sobre mi relación con el mismo… pero no por hoy, esa se las contaré más adelante, hoy quiero quedarme con ese tango y esa pollera en mi mente, al menos en este momento.