miércoles, 15 de julio de 2009

Empezando a empezar…

Cuando más aprendes, es al enfrentar a
un oponente que te pueda ganar.
Richard Bach.


Semanas raras estas que vienen pasando, con su carga de movilidad atípica por momentos y con su monotonía de siempre. En serio gente, que semanas raras, hace no mucho me propuse empezar a desfondear la vida, y de apoco algo empecé a hacer, sumé kilómetros de esperanza a mi vida entregando curriculums que eran tomados como si se tratasen de volantes que se dan en la vía pública. Pero de algo sirvió y un llamado me devolvió algo de esperanza, pero como siempre sucede, los horarios eran incompatibles… ¿si nunca hubo por qué ha de sobrar, no?. Un compañero de la facultad me invitó un café para charlar y fue terrible, un momento digno del recuerdo, lleno de anécdotas, situaciones en común y consejos, que aunque los fui desechando, los escuché con mucha atención.
Después esa entrevista en un diario y la nota que salió en página central, aunque no como hubiese querido, al menos salió y espero sea en pos de algo mejor, a la semana una revista especializada en temas de defensa publicó una nota que hice con un amigo que también se vio reflejada en foros de la web y en una página colombiana, pero muchas cosas aún no cambian, mi olvido se olvida de olvidarla, y la semana pasada volví a soñarla después de bastante tiempo.
Pero la pregunta seguía allí: ¿Por dónde empezar para terminar?.
Como siempre fui bastante curioso y me interesa de alguna manera la vida... grité, comencé a decir lo que sentía como nunca antes lo había hecho y de maneras totalmente distintas a las que alguna vez lo hice, arremetí contra todo lo que me rodeaba, le di rienda suelta a todo el enojo acumulado y no descargado desde hacía bastante tiempo.
Tuve que matarla para no morir. Lo intenté de varias maneras. Al principio en mi interior. Creí que bastaba con sólo darme cuenta de todo lo que no me gustaba, con saber que lo único que tenía claro en la vida era que no quería ser como soy, como fui, como me proyecto. Así que una mañana atravesada decidí ser valiente. Siempre sentí que nací distinto, como si el sólo hecho de haber nacido traía consigo la terrible tarea de arreglar algo. ¿Tal vez demasiadas películas, no?. Quizás.
Si quería cumplir con el cometido que dictaba mi alma, si quería realizarme, debía matar a aquel monstruo que parecía disfrutar aplastándome, ahogándome, es decir a mi mismo y lo hice de cierta forma, y también lo hice con ella al asesinarla.
Al alejarme, orgulloso y libre, me sentí también extrañamente triste (sigo estándolo). Tenía en mí el sentimiento de haberme vengado (por llamarlo de algún modo, aunque dudo que sea la palabra indicada), de rabia satisfecha. Me sentía tranquilo al fin, o sino más bien liberado, pero también sentía como si desaprovechaba algo, como si me faltase algo (aún lo siento para ser preciso). Había hecho algo que muy pocos seres humanos (que conozco al menos) son capaces de hacer, ¿y cuál es?. Ya tenía mi medalla. ¿Y qué?. ¿De qué servían los escombros que había dejado atrás?, típico en mi comencé a hacerme pregunta, a cuestionarme aquel asesinato. Creí intuir lo que muchas tribus han sabido desde hace cientos de años: “Al matar a alguien su espíritu te posee”. Y vaya si es cierto che…
Hace algunos días, muy enojado y sobre todo triste, empecé a escribir sobre todo lo que no me gusta en la vida, completé varias hojas. Enseguida me pregunté de nuevo: ¿Y qué?. La mayor parte de la gente hace esto, se queja a cada instante de cualquier cosa. Al menos yo ya sé lo que no me gusta. No tengo ningún temor en decirlo en voz alta. ¿Pero de qué me sirve hacerlo, de qué sirve ya, si es tarde?. ¿Qué mundo estoy queriendo inventar prestando atención a todo eso?. ¿Qué tipo de mundo quiero?. ¿Quién voy a decidir ser?. Todo esto me vengo preguntando desde hace años ya. Como vos... que seguramente alguna vez lo hicíste.
Por suerte para mi, la razón (por llamarle de algún modo) es uno de mis muchos aliados. Reconozco que aún tengo algo pendiente. Quiero ponerle desde hace un tiempo un precio a todo lo que me hizo, pedirle algo a cambio, la verdad no sé bien, aún estoy concluyendo algo... este pensamiento, esta vaga idea. Tal vez así ella (o yo) tendrá la oportunidad real de hallarse en paz conmigo.
La verdad es que la bondad y el amor no puede ser la excusa en ningún momento del miedo y la debilidad. Para practicarlas a ambas cosas uno debe saber ser un chico malo de cara a todos los demás, y creo, sin temor a equivocarme que sobre todo... para ayudar a alguien, uno debe ser consciente de su poder destructor.
Un día asesiné a la persona que más quise últimamente. Y gracias a ello aprendí el poder de resucitarla y quererla. No por lo que "ella" es. Siento por ella quizás un poco más de lo que siento por cualquier ser humano. Sino por lo que "yo" soy.

No quise asesinarte, sólo actué como creí que debía actuar… espero siempre lo hayas sabido.

Aún te quiero y extraño.