El motor no enciende, afuera está helado, hielo en el
parabrisas, brasas cerca de mi boca, el humo se confunde en la obscuridad de la
mañana. No quiero que me hieras otra vez.
El motor por fin enciende y quemando combustible escapo,
la radio acechándome con temas que no quiero ni escuchar, hubiese querido no
perder mi ebriedad de hace unas horas atrás y seguir escuchando rock… el
embrague que viene a mal andar me trae a la realidad, no se puede divagar en
pensamientos mientras se maneja.
Tu sonrisa en el sueño de ayer me tiene a mal traer, fumando
en la obscuridad, comienzo a ver la claridad del día que empieza a deglutir
todo y que desea pronto morir, me estoy perdiendo en mi pelotudez y en esa
mueca que pretendía ser una sonrisa volcada al espejo retrovisor… tarea para el
hogar: dejarte de pensar por las mañanas, no vaya a ser cosa que tenga que
frenar y por pensarte me estrole con algo o alguien.
Yéndome pronto me escaparé, como siempre, ebrio en mis
sueños te hablaré, como nunca, pero hasta entonces realizaré mi tarea para el
hogar.