Y es así loco, es re difícil pasarse la noche mirando el cielorraso y escuchar el ruido de aparatos extraños a lo lejos, viendo con el humilde flujo luminoso que salen de pobrísimas lámparas incandescentes que se esfuerzan por vencer a la obscuridad, aunque es en vano, yo las comprendo, son luchadoras, como yo, pero siempre es mayor la porción obscura que la porción que llega a estar iluminada. Pero eso cambia a las seis de la mañana mi viejo, ahí ya todo comienza a ser distinto, se empieza a escuchar más los ruidos de la calle, aparece algo de luz desde los ventanales y se nota un poco más el movimiento, generalmente es cuando empieza esa tos, que provoca quejas y el despertar prematuro de los que allí duermen, si desde allí se quejan a veces.
Y es que nunca la pase bien, ¡pero tampoco pensé que la iba pagar así che!, ese dolor por detrás del estomago, esa sensación de quedarse sin aire. No se la deseo a nadie, no es nada lindo, pero lo bueno es que a la mañana me pongo a escuchar la radio; eso me distrae, eso me hace bien, hasta que vuelve ese dolor, mejor ni te cuento, mi amigo.
Hace dos días cayó la vieja con Nahuelito, ¡¡¡que felicidad!!!, ¡que alegría!, Nahuelito me contó que estaba laburando bien, que tenía ganas de irse de vacaciones. La vieja me contó que estaba mejor de los huesos, pero yo la conozco, se que está mal por mi, y yo le hablo y le digo que estoy bien, que falta poco para que vuelva a casa y a ella se le llenan los ojos de lágrimas, bosteza para disimularlo, eso también lo hacía yo antes ¡eh!; ¿cómo no me voy a dar cuenta de eso?, a veces gira la cabeza para el otro lado, como mirando algo específico, y ya sé que es ahí cuando empieza a llorar. Pero siempre le seguí el juego, nunca le dije nada, generalmente cambio de tema, le cuento de algo que leí en una revista o le hago un comentario de lo que escuchaba en la radio, a veces salimos al patio y damos una vuelta, pero en el invierno se complica un poco, lo bueno es que están más calurosos que antes, pero me estoy yendo por las ramas amigo, vos parame cuando me pasa eso ¡eh!.
Y la semana pasada cayó Germán también che, lo ví como siempre, me dijo que habló con el tordo y le dijeron que estaba mejor, pero estaba fumando mucho, meta cigarro, yo lo conozco, sabía que me estaba mintiendo, pero le seguí el juego, ¿viste que siempre nos dijimos la verdad?; vaya a saber por que me habrá mentido, esa mirada no miente, estaba esquiva, yo lo noté, y ocultaba sus manos, sus puños se cerraban, pero me hice el boludo, a veces es mejor para el otro, además nunca quise preocuparlo de más, siempre se portó bien, me dio una mano increíble cuando… mirá mejor no recordarlo, aunque a veces me cuesta horrores recordar cómo fue. Lo mejor ahora es escucharse un buen rock, ¿te sigue gustando Kiss?; yo estoy escuchando mucho Almafuerte, es como que siento más las letras ahora, lo que también siento cada tanto son unas puntadas en el estómago, ¿podés creerlo?, ¡y extraño algunas cosas ¡che, eh!, de lugano poco me acuerdo ya, pero anteanoche me acordé de cuando dormía en la casa de mi abuela… ¡como pasan lo años!, me acuerdo de aquellos muebles viejos que de noche hacían ruido y se confundían con la sombras, ¡¡¡que miedo que tenía!!!, ahí si que me costaba dormir, pero por otras cuestiones, no como ahora, y que lindo era dormirse, no se, aunque sea ocho horitas, que bueno ¿no?, dormirse ocho horitas y levantarte hecho un pinturita y guerrearla todo el día.
Que lindo que era dormir…