Corazón, por favor dejá de hablarme en las noches que no me dejás dormir, ya estoy cansado de dormir menos de lo que ya lo hacía, de éstas ojeras color malva, de los poemas que no salen y de las incansables ganas de tomar.
No hay certezas, no hay seguridad, sólo hay una estúpida ilusión, un poco de tiempo y esta absurda realidad. Debo reconocer, mi situación es una desgracia, pero quedate tranquilo está empeorando y pronto tendré que tomar la decisión.
Estómago, dejáme tranquilo de una buena vez, estoy cansado de esa “molestia”, una suerte de ansias que no me llevan a nada. Créeme entiendo lo que querés, pero aún me falta grandeza para hacer lo que mi cerebro reclama.
Cerebro, por favor, no me atormentes más con tus imágenes fugaces y prometedoras, al fin y al cabo las imágenes las concreto yo acá.
Y mi cuerpo es un quilombo, y como en tercera persona, veo a la ilusión queriéndome empujar desde el andén, para que por fin me suba a ese tren, en la estación de los sueños con paisaje borroso y destino incierto.
El calor que no ayuda, la cerveza que me ladra que la consuma, con la cabeza media golpeada de tanto “manijearme”, y esta suerte que últimamente se ha pasado de nefasta, os digo, estoy cansado!. No quiero quedarme sin hígado por masticar mi obscuro (a veces creo que absurdo) “secreto” que hasta pienso que ya es a voces (a decir verdad al que no se lo termine diciendo, lo terminó deduciendo).
No me llames, no me sigas, no me esperes, no me hables, no me creas, no me saludes, no me pienses, no me enfermes, no me toques, no me llores, no me mimes, no me quieras, no me mires, no me escuches, no me imagines, no me extrañes, no te vayas, no me entiendas, no me pelees, no me prendas, no me pronuncies, no me apagues, no me sueñes, no respires, no te aísles, no te muevas, no me discutas, no me quieras y todo lo que nombré al principio se repetirá, y es que estoy tan necesitado que, hice alianza con mis mambos y salió esto que hoy lees acá.
Y a veces a pesar de usar ese disfraz, se me escapan las intenciones que con él quiero disimular, perdóname… ya habrás notado mis segundas (y a veces terceras) intenciones, pero como ya dije me falta grandeza y una señal, que cual bengala guiará a este naufrago hacia tierra firme y terminará este cuanto llamado “naufragar”.
Ayúdame morocha, ya me estoy cansando de éste cuerpo descontrolado…