miércoles, 16 de junio de 2010

Mundialito…

Y así es señores, bienvenidos a la época en la que nada importa (al menos cada cuatro años), en la que el pueblo siente ese exitismo y patriotismo inusitado, que casi roza con la paranoia colectiva y la sed de las masas por sentirse un poco más argentino en mi caso, pero puede ser peruano, coreano o paraguayo. Si damas y caballeros bienvenidos a la época en la cual de lo único que se habla es de fútbol, de selecciones, de estadísticas futbolísticas que pareciera existen para demostrar que el periodista deportivo no es una persona común dado que maneja estadísticas y neologísmos (cuando no arcaísmos) en sus mensajes sean verbales o escritos.

Pobre señora, la comprendo, en menos de una semana ya conoce la historia de Sudáfrica, comprende (a medias) su estilo de vida y calcula que es el país más europeo del continente africano. Seguramente ya sabe como convertir un Rand a su equivalente en pesos y se enteró que en el medio de aquel país hay encerrado otro más pequeño que tiene por nombre Lesoto… obviamente poco le importa ni le importará.

Estos días que pasaron nos mostraron la peor bajeza humana en forma de periodistas deportivos, el pelotudo de German Paolosky haciéndose el copado con el otro budín de TELEFE mostrando los estadios y alrededores de los mismos, a la vez, Horacio Pagani entrevista a una colega periodista colombiana que está enamoradísima de Messi, y todo se torna repetitivo aquí, aquel apellido, los nuevos/viejos opinólogos que discuten respecto al balón oficial y el clima en aquel país al sur de ese continente.

Si mis amigos, nos van a bombardear con publicidades alusivas al mundial y cuidado con que nos vaya bien, por que ahí si estaremos hartos de los cornetazos, festejos y el resurgimiento de “Dios”… eso si durante en mundial de fútbol, la felicidad tiene por capital a Johannesburgo.

En fin, mientras la mente esté en Johannesburgo y todo esté más o menos Messi, yo estaré contento por el pueblo feliz y festejando en la calle, eso si no me dejaré convencer por informes estúpidos y disfrutaré el mundial como lo que realmente es, una competencia de alto rendimiento que despierta pasiones (sólo cuando juega la selección nacional).