miércoles, 7 de febrero de 2024

Con los ojos en el cielo, pese a todo...

Verso a verso tiro anzuelos
pensando que una idea va a picar.
Lamento haber sido siempre muy perezoso,
cartoneando ideas al pasar.
 
En el primer round tenés que salir
como sea a imponer condiciones.
Los tipitos geniales pelean con su leyenda,
no es así para los que no lo somos.
Es probable que nos aburra,
incluso lo que más amamos.
Difícilmente podamos hacer algo
mejor que nuestros logros.
 
Con los años, lo que es popular
está en lugares que no frecuentamos.
Si desmalezas el contexto, asoma una melodía
con disonancia en el afán de decir.
La felicidad ya no conmueve,
con suerte nos puede llegar a alegrar.
 
En mis cajones no hay letras,
mucho menos melodías.
Si se secó el pozo de la inspiración,
o mi oficio se terminó,
quedará la memoria sobre el éxito
y un abrazo a aquello que inspiró.
 
La complicidad es un acto de amor,
por eso me gustan las canciones
en sol mayor y mi menor.
Quiero ser más hospitalario
con mis caprichos.
No quiero pasar por esta vida
demasiado en vano.
 
Le saco punta a una idea en mi cabeza
con el sacapuntas de la imaginación.
Ya no alcanzan pequeños retratos
de lo que pasa en un barrio,
a cierta edad uno es más introvertido
y las escrituras son como autopsias.
 
Por eso cuando miro al cielo,
y el desdibujado calendario
llega pronto a su fin,
brotan nuevas lágrimas
por añejas fotografías
y respiro profundo,
sintiendo que de esto se trata vivir.

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