Por el hecho de sentirte/me lejos
he debido inventar nuevas formas
de combatir mis días,
dolorosa y cruel verdad,
aunque no me resigno todavía.
Por el hecho de sentirte distante,
demasiado castigo,
hace frío en mi alma y no hay abrigo;
ahora ya nada tiene sentido,
busco razones para seguir la vida,
más con sólo pensar que puedo tenerte
mi corazón late para que ese día llegue.
Si supieras amor mío,
que de tanto pensarte ya no hay poesía,
y siento que una vez más el destino me desafía.
Me desafía a encumbrar tus besos,
a desafiar tu mirada,
me desafía a pensar en el futuro,
a perder esa absurda cobardía
que ata como un nudo a mi garganta.
No pensé que sería así,
a la luz de la verdad no estaba preparado,
mi esperanza naufraga,
cada noche la soledad me traga,
no pensé que sería así
y me cuesta aceptarlo…
Por el hecho de esperar,
extraño el cuerpo,
realiza plegarias muy raras
con la esperanza de ser escuchadas.
Por el hecho de sentirte, frío,
mi alma quedó helada,
ojos de cenizas, difusa la mirada.
Y tan sólo ese hecho, hizo que me
pregunte que hago con el día de hoy.
Más mi corazón volvió a latir y
en cada latido me demostró que es por ti…
Agradezco especialmente a mi amiga, mentora, profesora, compañera Noelia, creadora de gran parte de esto que hoy comparto con ustedes.
miércoles, 31 de diciembre de 2008
domingo, 28 de diciembre de 2008
Fuga III
Así pasaron tres años hasta que la vi paseando con un tipo, la verdad que la imagen no me agradó para nada padre, así que esa noche volví a mi casa y planeé el discurso que le daría al día siguiente cuando ella iría a comprar.
Y al otro día llegó ella, empuñando su belleza y pidiéndome dos kilos de papas, medio kilo de cebolla y tres morrones rojos.
-¿Le va a hacer un pastel de papa a su prometido no?, siempre que me ponía serio con ella la trataba de usted, nunca supe por que.
-En realidad voy a hacer un pastel de papa, pero pensaba invitarte a cenar esta noche, ya que el hombre de la pescadería me dijo que era tu plato favorito y como hace rato que nos conocemos y nunca salimos a ningún lado, me pareció algo lindo, al menos que estés ocupado.
Era experta en el juego del coqueteo, pero yo sabía que estaba noviando con un tipo un poco mayor al que hacía poco tiempo había conocido. ¿Entiende padre?, de todas maneras no pude negarme. El padre asintió con la cabeza.
-Está bien Maria, puedo cenar esta noche contigo, no tengo nada que hacer.
-Perfecto, te espero en mi casa a las 22hs. no hace falta que traigas nada, yo te invito, después de todo, te lo mereces con los descuentos y los regalos que vos siempre me haces!.
Esa noche comprendí su juego padre, pero yo estaba demasiado metido con ella, no había forma de que pudiera escapar, así que hice lo que tenía que hacer, le dije todo lo que sentía y lo feliz que ella me hacía. Pero ella me contó que estaba colgada de una relación del pasado y que sólo esperaba por él, que no quería una relación seria con nadie, sólo quería pasar el tiempo.
Así que tomé un cuchillo de la mesa y se lo clavé tantas veces como me lo permitió el remordimiento.
-Y así estoy aquí padre, contándole estas desgracias a usted.
-Oremos hijo, me dijo, mientras agacho la cabeza, sus ojos estaban llenos de lágrimas y su cuerpo temblaba.
Los guardias irrumpieron en el calabozo, y gran sorpresa se llevaron cuando vieron que Roberto no estaba, y en su lugar se encontraba el padre vestido como éste con un estado de shock pocas veces visto por los carceleros.
Los registros mostraban que el cura se había ido hace unas horas, pero el que se fue, había sido Roberto, vestido como éste. De esta forma ganó su libertad.
Tiempo después Roberto me contó que Maria también le había roto el corazón a aquel padre y que en ese momento éste eligió el celibato, al conocer que Maria había muerto entró en shock y Roberto aprovechó a escapar.
Al fin de cuenta uno nunca sabe cuando le caerá una posibilidad para ser libre.
Y al otro día llegó ella, empuñando su belleza y pidiéndome dos kilos de papas, medio kilo de cebolla y tres morrones rojos.
-¿Le va a hacer un pastel de papa a su prometido no?, siempre que me ponía serio con ella la trataba de usted, nunca supe por que.
-En realidad voy a hacer un pastel de papa, pero pensaba invitarte a cenar esta noche, ya que el hombre de la pescadería me dijo que era tu plato favorito y como hace rato que nos conocemos y nunca salimos a ningún lado, me pareció algo lindo, al menos que estés ocupado.
Era experta en el juego del coqueteo, pero yo sabía que estaba noviando con un tipo un poco mayor al que hacía poco tiempo había conocido. ¿Entiende padre?, de todas maneras no pude negarme. El padre asintió con la cabeza.
-Está bien Maria, puedo cenar esta noche contigo, no tengo nada que hacer.
-Perfecto, te espero en mi casa a las 22hs. no hace falta que traigas nada, yo te invito, después de todo, te lo mereces con los descuentos y los regalos que vos siempre me haces!.
Esa noche comprendí su juego padre, pero yo estaba demasiado metido con ella, no había forma de que pudiera escapar, así que hice lo que tenía que hacer, le dije todo lo que sentía y lo feliz que ella me hacía. Pero ella me contó que estaba colgada de una relación del pasado y que sólo esperaba por él, que no quería una relación seria con nadie, sólo quería pasar el tiempo.
Así que tomé un cuchillo de la mesa y se lo clavé tantas veces como me lo permitió el remordimiento.
-Y así estoy aquí padre, contándole estas desgracias a usted.
-Oremos hijo, me dijo, mientras agacho la cabeza, sus ojos estaban llenos de lágrimas y su cuerpo temblaba.
Los guardias irrumpieron en el calabozo, y gran sorpresa se llevaron cuando vieron que Roberto no estaba, y en su lugar se encontraba el padre vestido como éste con un estado de shock pocas veces visto por los carceleros.
Los registros mostraban que el cura se había ido hace unas horas, pero el que se fue, había sido Roberto, vestido como éste. De esta forma ganó su libertad.
Tiempo después Roberto me contó que Maria también le había roto el corazón a aquel padre y que en ese momento éste eligió el celibato, al conocer que Maria había muerto entró en shock y Roberto aprovechó a escapar.
Al fin de cuenta uno nunca sabe cuando le caerá una posibilidad para ser libre.
miércoles, 24 de diciembre de 2008
Fuga II
Yo siempre trabajé honradamente, me gané el sueldo con el sudor de mi trabajo y construí los cimientos de mi hogar yo mismo, hoy me arrepiento, la vida no es sólo eso, me gustaría nunca haber trabajado, o haberlo hecho lo menos posible. La cuestión es que una tarde me llamaron de un mercado para que instale allí un puesto, en ese momento la venta de verduras era muy buena y me pareció una aventura poco alocada y una empresa fácil de concretar, asi que acepté el ofrecimiento y a la semana ya estaba trabajando como el verdulero de aquel barrio que ostentaba riquezas por doquier.
Una mañana la conocí a ella… su vestido era de gran calidad, pero sólo para aquel que lo observara con detenimiento, su figura era normal, pero me llamó muchísimo la atención sus ojos, que si bien marrones no eran llamativos, ellos hablaban con cada parpadear, el vendaval de rictus que disparaba su cara eran únicos y sin dudas su atractivo más grande. Lo que más quería yo era que me comprase algo, pero por alguna razón nunca compró en dos semanas… llegué a pensar que no le gustaban las verduras, hasta que a mediados de la tercer semana, llegó a mi puesto y comenzó a mirar la mercadería. Me faltó grandeza para hablarle, pero el trabajo se vería reducido cuando ella hablase.
-Deme dos kilos de papas, medio kilo de cebolla y tres morrones rojos.
-Va a hacer un pastel de papas no es así?, le pregunté.
-Casualmente en eso pensaba, ¿cómo lo supo?.
-Son años en el oficio.
Lo que ella no sabía es que esa era la comida ideal para conquistarme, sin dudas era el tipo de mujer ideal para mi.
Con el correr del tiempo se hizo cliente habitué y fuimos entrando en confianza, realmente gozaba de un gran sentido del humor, medio extraño y ácido por momentos, era una persona que había que conocerla un poco para comprender sus indirectas y su humor tan peculiar. La verdad que ella llegó a notar que éramos muy parecidos, hasta que un día me pregunto:
-Roberto, ¿sos casado vos?.
-No señorita, aún no encuentro a la persona indicada.
-Igual imagino que tendrás un montón de admiradoras, digo, sos guapo y tenés muy buen trato con la gente, dijo ella mientras esbozaba una sonrisa cómplice.
-Siempre algo hay señorita, mentí para no dejar entrever el cariño que le tenía, a decir verdad me gradué de actor con el correr del tiempo, ya que hacía maromas para que no me descubra con los comentarios que por boludo se me escapaban a veces. Menos mal que siempre fui bastante persuasivo.
Una mañana la conocí a ella… su vestido era de gran calidad, pero sólo para aquel que lo observara con detenimiento, su figura era normal, pero me llamó muchísimo la atención sus ojos, que si bien marrones no eran llamativos, ellos hablaban con cada parpadear, el vendaval de rictus que disparaba su cara eran únicos y sin dudas su atractivo más grande. Lo que más quería yo era que me comprase algo, pero por alguna razón nunca compró en dos semanas… llegué a pensar que no le gustaban las verduras, hasta que a mediados de la tercer semana, llegó a mi puesto y comenzó a mirar la mercadería. Me faltó grandeza para hablarle, pero el trabajo se vería reducido cuando ella hablase.
-Deme dos kilos de papas, medio kilo de cebolla y tres morrones rojos.
-Va a hacer un pastel de papas no es así?, le pregunté.
-Casualmente en eso pensaba, ¿cómo lo supo?.
-Son años en el oficio.
Lo que ella no sabía es que esa era la comida ideal para conquistarme, sin dudas era el tipo de mujer ideal para mi.
Con el correr del tiempo se hizo cliente habitué y fuimos entrando en confianza, realmente gozaba de un gran sentido del humor, medio extraño y ácido por momentos, era una persona que había que conocerla un poco para comprender sus indirectas y su humor tan peculiar. La verdad que ella llegó a notar que éramos muy parecidos, hasta que un día me pregunto:
-Roberto, ¿sos casado vos?.
-No señorita, aún no encuentro a la persona indicada.
-Igual imagino que tendrás un montón de admiradoras, digo, sos guapo y tenés muy buen trato con la gente, dijo ella mientras esbozaba una sonrisa cómplice.
-Siempre algo hay señorita, mentí para no dejar entrever el cariño que le tenía, a decir verdad me gradué de actor con el correr del tiempo, ya que hacía maromas para que no me descubra con los comentarios que por boludo se me escapaban a veces. Menos mal que siempre fui bastante persuasivo.
sábado, 20 de diciembre de 2008
Fuga I
Es así padre, me importa muy poco la justicia de los hombres, aunque yo sea de carne y hueso como usted. En la cama de los piolas los giles dormimos la siesta, dijo Roberto mientras se le asomaba una lágrima por el barranco de sus ojos.
No sé que es lo que ha pasado y que hiciste hijo mío, dijo el joven padre, indagando por qué estaba Roberto allí.
Yo no pierdo la esperanza que alguna persona me logre comprender padre, no pido mucho, sólo una persona.
El verano de Buenos Aires era bastante caluroso y en esa cárcel, se sentía el doble ese intenso calor, el padre rogó por un poco de agua ni bien llegó, pero le dieron solo una taza e insatisfecho, se fue a la celda de aquel asesino.
Mi vida estaba bastante arquitectada, más bien parecía un trabajo de ingeniería diría yo, comentó Roberto.
Unos amigos habían ido a verlos unas horas antes, la conversación terminó así:
-Pero así son las cosas mis amigos, demasiada ilusión para tan poco pista donde aterrizar.
Estoy tan cansado, que ahora prefiero vacilar antes de tomar una decisión o realizar una acción que podría cambiar mi vida, la experiencia me demostró que no soy igual a mis semejantes y esa es mi marca de Caín, padre. La cara de Roberto era de profunda tristeza, el padre, se dio cuenta enseguida de ello y profirió palabras de aliento y teologismos en vano, ya que nada le servía a aquella alma errante. Hastiado de la situación el padre instó a Roberto que le cuente que había pasado para ayudarle.
Roberto puso cara de admiración y profundo respeto, le contaré padre, y ahí comenzó su historia.
No sé que es lo que ha pasado y que hiciste hijo mío, dijo el joven padre, indagando por qué estaba Roberto allí.
Yo no pierdo la esperanza que alguna persona me logre comprender padre, no pido mucho, sólo una persona.
El verano de Buenos Aires era bastante caluroso y en esa cárcel, se sentía el doble ese intenso calor, el padre rogó por un poco de agua ni bien llegó, pero le dieron solo una taza e insatisfecho, se fue a la celda de aquel asesino.
Mi vida estaba bastante arquitectada, más bien parecía un trabajo de ingeniería diría yo, comentó Roberto.
Unos amigos habían ido a verlos unas horas antes, la conversación terminó así:
-Pero así son las cosas mis amigos, demasiada ilusión para tan poco pista donde aterrizar.
Estoy tan cansado, que ahora prefiero vacilar antes de tomar una decisión o realizar una acción que podría cambiar mi vida, la experiencia me demostró que no soy igual a mis semejantes y esa es mi marca de Caín, padre. La cara de Roberto era de profunda tristeza, el padre, se dio cuenta enseguida de ello y profirió palabras de aliento y teologismos en vano, ya que nada le servía a aquella alma errante. Hastiado de la situación el padre instó a Roberto que le cuente que había pasado para ayudarle.
Roberto puso cara de admiración y profundo respeto, le contaré padre, y ahí comenzó su historia.
miércoles, 17 de diciembre de 2008
Rarezas de fin de año…
Cansado de estos días de muerte, calor y fin de año, de mochilas cargadas con uranio, con esta epidemia de malestares y silencios, de dolores acallados, de malas rachas que parecen nunca acabar y con la marca del paso del tiempo a través de los años.
Quise hacer reír a mis tristezas tejiendo boludeces con el telar de las dudas, les dije a las malas ondas:
-Abran cancha que ahí voy a disparar, esperando dar en el blanco de algún milagro, pero reconociendo que nunca tuve buena puntería.
Pero loco, está todo demasiado raro por estas latitudes, ya no se que precio ponerme para salir de esta semi-extraña acompañada soledad. Créanme es muy loco, todo ésto es demasiado raro.
A veces pienso en gastar todo lo que tengo en una sola jugada, pero dudo, tiemblo y me arrepiento, mejor es tachar la doble generala y mantener una chance más.
Y así llegan éstas locas noches, donde la imaginación crea imágenes extrañas, el sueño está aburrido y no quiere actuar, y el escavio está para magnificar las locas imágenes que la imaginación gusta crear (a veces también está para abofetear).
Pero entre todo esto que parece ser un caos (y a veces lo es), espero doblar en la esquina, abandonar la calle “de las tantas derrotas”, cambiar mi cansado caballo y vender este absurdo miedo que no me permite actuar. La esperanza se desespera y está todo demasiado raro, al menos eso parece en este momento mi vida.
Y en toda esta locura, aunque la mierda me llegue a la nuca, aún no se me torna obscuro seguir respirando. Quizás cuando crezca esa telaraña pueda salirme de este agujero y por fin pueda escapar, o tal vez muera tapado por la mierda, pero sabiendo que intenté ser Spider Man.
Esta es la historia de mis últimos días del año, es la historia de un flaco que perdió el norte y se esfuerza por encontrarlo nuevamente, ésta es mi historia, puteo, maldigo, me enojo, me calmo, me acelero, me freno, me distraigo, y a veces duermo, pero todo sigue estando demasiado raro.
Es como dijo una personita, es un año raro éste, tiene cosas geniales y pálidas por todos lados, y es la pura verdad, es un año demasiado raro, está todo demasiado raro.
Y así pasan los días esperando que llegue el 31, mientras tanto, parece que no va a haber pasado mañana, solo vivo mis días, aunque a veces parezco estar en coma.
No me embarren la escena. Perfúmenme los días, pónganle miel a sus palabras, denme un abrazo, no me juzguen, mejor compréndanme… no me entiendan, pero al menos síganme, esta noche, pongámosno nuestros mejores trajes, alcemos nuestras copas y brindemos con un poco de cianuro y terminemos con estos días en Si bemol.
Quise hacer reír a mis tristezas tejiendo boludeces con el telar de las dudas, les dije a las malas ondas:
-Abran cancha que ahí voy a disparar, esperando dar en el blanco de algún milagro, pero reconociendo que nunca tuve buena puntería.
Pero loco, está todo demasiado raro por estas latitudes, ya no se que precio ponerme para salir de esta semi-extraña acompañada soledad. Créanme es muy loco, todo ésto es demasiado raro.
A veces pienso en gastar todo lo que tengo en una sola jugada, pero dudo, tiemblo y me arrepiento, mejor es tachar la doble generala y mantener una chance más.
Y así llegan éstas locas noches, donde la imaginación crea imágenes extrañas, el sueño está aburrido y no quiere actuar, y el escavio está para magnificar las locas imágenes que la imaginación gusta crear (a veces también está para abofetear).
Pero entre todo esto que parece ser un caos (y a veces lo es), espero doblar en la esquina, abandonar la calle “de las tantas derrotas”, cambiar mi cansado caballo y vender este absurdo miedo que no me permite actuar. La esperanza se desespera y está todo demasiado raro, al menos eso parece en este momento mi vida.
Y en toda esta locura, aunque la mierda me llegue a la nuca, aún no se me torna obscuro seguir respirando. Quizás cuando crezca esa telaraña pueda salirme de este agujero y por fin pueda escapar, o tal vez muera tapado por la mierda, pero sabiendo que intenté ser Spider Man.
Esta es la historia de mis últimos días del año, es la historia de un flaco que perdió el norte y se esfuerza por encontrarlo nuevamente, ésta es mi historia, puteo, maldigo, me enojo, me calmo, me acelero, me freno, me distraigo, y a veces duermo, pero todo sigue estando demasiado raro.
Es como dijo una personita, es un año raro éste, tiene cosas geniales y pálidas por todos lados, y es la pura verdad, es un año demasiado raro, está todo demasiado raro.
Y así pasan los días esperando que llegue el 31, mientras tanto, parece que no va a haber pasado mañana, solo vivo mis días, aunque a veces parezco estar en coma.
No me embarren la escena. Perfúmenme los días, pónganle miel a sus palabras, denme un abrazo, no me juzguen, mejor compréndanme… no me entiendan, pero al menos síganme, esta noche, pongámosno nuestros mejores trajes, alcemos nuestras copas y brindemos con un poco de cianuro y terminemos con estos días en Si bemol.
sábado, 13 de diciembre de 2008
La chica que me gusta…
La otra tarde pasó un compañero a estudiar, y en un momento vio en mi computadora la imagen de la chica que me gusta, extrañado preguntó quien era, le respondí que se trataba de la chica que me gusta.
¿Y cómo es?, indagó.
Y le respondí esto que les voy a contar a ustedes.
La chica que me gusta es normal, pero no tanto. Tiene cualidades muy lindas a veces, pero derrapa muy seguido con algunas actitudes. La chica que me gusta tiene certezas, como las tenés vos que lees esto, o como a veces las tengo yo, pero tiene más dudas y peguntas de lo que se anima a contar.
A decir verdad la chica que me gusta tiene más problemas (internos) por resolver que la mayoría de las personas que conozco, sólo que nunca lo dice, y si uno la descubre, comienza una baraúnda de subterfugios y artilugios que a uno lo deja mareado, a veces es preferible escapar y quedarse con la seguridad de lo que uno piensa y no de lo que ella justifica. La chica que me gusta es muy sincera, te dice las cosas de frente y sin rodeos, a veces le sale cariñosa, a veces le sale un puñal, a veces ni siquiera habla, obvio que me encanta cuando lo haces.
La chica que me gusta no tiene el color que me gusta ni bucles en el pelo, no tiene el color de ojos que me agrada, tampoco tiene una figura soñada, pero tiene historias que calla, un pasado por descubrir, un presente confuso y un futuro que planifica y no cuenta.
La cosa se complica cuando coqueteo con la chica que me gusta, de forma muy sutil trato de que no se de cuenta que lo hago, pero a veces creo que lo sabe, a veces creo que no se da cuenta, a veces creo que trata de ignorarlo, no he de negarlo eso me tiene aturdido, pero que más da, también es lindo vivir esa “duda” interna, aunque a veces se complica demasiado y uno busca señales o seguridades. A veces la chica que me gusta me convida un poco de su vida, a veces genera esperanzas, a veces me genera confusión, a veces me genera estupor.
La chica que me gusta tiene algo que pocas personas que conozco tienen, y es un factor común en la gente “atípica” que conozco y la verdad me genera admiración y no temo decir que admiro cosas de la chica que me gusta. La chica que me gusta es súper alegre, así como lo soy yo, pero esconde tras esa alegría aquella nostalgia que sólo algunos podemos ver a través de la mirada.
La chica que me gusta, coquetea pero no se anima a más cuando las cosas se calientan o salen de su control… aún no se si lo hace por instinto, por diversión o por práctica, pero les cuento que aún no comprendo su temor (a veces si ).
La chica que me gusta no sabrá de esto que escribo, y si lo ve, seguro no sabrá que es para ella.
La chica que me gusta es como el abrazo imposible de la Venus de Milo para mi, simplemente inalcanzable. Aunque me gustan los desafíos en mi vida, y ya sabiendo que seré perdedor, la chica que me gusta, sabrá a viva voz que me gusta vencer los desafíos.
Es muy probable que me diga que no logre conquistar su corazón, aunque quizás…
¿Y cómo es?, indagó.
Y le respondí esto que les voy a contar a ustedes.
La chica que me gusta es normal, pero no tanto. Tiene cualidades muy lindas a veces, pero derrapa muy seguido con algunas actitudes. La chica que me gusta tiene certezas, como las tenés vos que lees esto, o como a veces las tengo yo, pero tiene más dudas y peguntas de lo que se anima a contar.
A decir verdad la chica que me gusta tiene más problemas (internos) por resolver que la mayoría de las personas que conozco, sólo que nunca lo dice, y si uno la descubre, comienza una baraúnda de subterfugios y artilugios que a uno lo deja mareado, a veces es preferible escapar y quedarse con la seguridad de lo que uno piensa y no de lo que ella justifica. La chica que me gusta es muy sincera, te dice las cosas de frente y sin rodeos, a veces le sale cariñosa, a veces le sale un puñal, a veces ni siquiera habla, obvio que me encanta cuando lo haces.
La chica que me gusta no tiene el color que me gusta ni bucles en el pelo, no tiene el color de ojos que me agrada, tampoco tiene una figura soñada, pero tiene historias que calla, un pasado por descubrir, un presente confuso y un futuro que planifica y no cuenta.
La cosa se complica cuando coqueteo con la chica que me gusta, de forma muy sutil trato de que no se de cuenta que lo hago, pero a veces creo que lo sabe, a veces creo que no se da cuenta, a veces creo que trata de ignorarlo, no he de negarlo eso me tiene aturdido, pero que más da, también es lindo vivir esa “duda” interna, aunque a veces se complica demasiado y uno busca señales o seguridades. A veces la chica que me gusta me convida un poco de su vida, a veces genera esperanzas, a veces me genera confusión, a veces me genera estupor.
La chica que me gusta tiene algo que pocas personas que conozco tienen, y es un factor común en la gente “atípica” que conozco y la verdad me genera admiración y no temo decir que admiro cosas de la chica que me gusta. La chica que me gusta es súper alegre, así como lo soy yo, pero esconde tras esa alegría aquella nostalgia que sólo algunos podemos ver a través de la mirada.
La chica que me gusta, coquetea pero no se anima a más cuando las cosas se calientan o salen de su control… aún no se si lo hace por instinto, por diversión o por práctica, pero les cuento que aún no comprendo su temor (a veces si ).
La chica que me gusta no sabrá de esto que escribo, y si lo ve, seguro no sabrá que es para ella.
La chica que me gusta es como el abrazo imposible de la Venus de Milo para mi, simplemente inalcanzable. Aunque me gustan los desafíos en mi vida, y ya sabiendo que seré perdedor, la chica que me gusta, sabrá a viva voz que me gusta vencer los desafíos.
Es muy probable que me diga que no logre conquistar su corazón, aunque quizás…
miércoles, 10 de diciembre de 2008
Secreto a Dios (si es que existe)…
A veces pienso en vos, te invoco y reclamo, te admiro y recomiendo, pero otras veces te odio, te maldigo, te hundo, te protesto, te desafío, te esquivo.
Muchas veces te busco, pero siguiendo las señales que me llevan en la ruta hacia vos, me termino perdiendo, y eso que sabes que soy bueno usando mapas, pero es como que siempre te la rebuscas para que no llegue a vos, para que no te conozca, para que no intimemos.
A veces te admiro, y demasiado, otras veces me quejo (generalmente), te difamo, pero el resultado siempre es el mismo, haga o no las cosas bien, te las ingenias para que lo que busco se torne difícil de encontrar.
Hay días que me siento tu creación más divina, me siento tu Adán, pero hay otros días en los que siento que cargo una cruz y un collar de espinas.
Te agradezco por mi familia, te agradezco por lo que a veces me das, agradezco a ese ángel que me diste, pero te reclamo un poco más de paz y un par de rectas por las rutas que me hacés transitar.
No suelo llamarte, ni vos te preocupas mucho por mi, en ese sentido ambos somos bastante independientes, vos te cagas en mi carácter, yo tengo que sufrir tus reticencias y caprichos. Es como que jamás comprendimos nuestros juegos, a decir verdad siempre desafié tu imagen, jamás creí en vos, más siempre te pido guardes a los míos y los protejas de todo mal, dolor y sufrimiento.
Se que no esperas mucho de mi, sabes que jamás espero nada tuyo, más sólo comparto este secreto contigo, como un llamado de atención y reflexión.
Muchas veces te busco, pero siguiendo las señales que me llevan en la ruta hacia vos, me termino perdiendo, y eso que sabes que soy bueno usando mapas, pero es como que siempre te la rebuscas para que no llegue a vos, para que no te conozca, para que no intimemos.
A veces te admiro, y demasiado, otras veces me quejo (generalmente), te difamo, pero el resultado siempre es el mismo, haga o no las cosas bien, te las ingenias para que lo que busco se torne difícil de encontrar.
Hay días que me siento tu creación más divina, me siento tu Adán, pero hay otros días en los que siento que cargo una cruz y un collar de espinas.
Te agradezco por mi familia, te agradezco por lo que a veces me das, agradezco a ese ángel que me diste, pero te reclamo un poco más de paz y un par de rectas por las rutas que me hacés transitar.
No suelo llamarte, ni vos te preocupas mucho por mi, en ese sentido ambos somos bastante independientes, vos te cagas en mi carácter, yo tengo que sufrir tus reticencias y caprichos. Es como que jamás comprendimos nuestros juegos, a decir verdad siempre desafié tu imagen, jamás creí en vos, más siempre te pido guardes a los míos y los protejas de todo mal, dolor y sufrimiento.
Se que no esperas mucho de mi, sabes que jamás espero nada tuyo, más sólo comparto este secreto contigo, como un llamado de atención y reflexión.
sábado, 6 de diciembre de 2008
Cansado…
Corazón, por favor dejá de hablarme en las noches que no me dejás dormir, ya estoy cansado de dormir menos de lo que ya lo hacía, de éstas ojeras color malva, de los poemas que no salen y de las incansables ganas de tomar.
No hay certezas, no hay seguridad, sólo hay una estúpida ilusión, un poco de tiempo y esta absurda realidad. Debo reconocer, mi situación es una desgracia, pero quedate tranquilo está empeorando y pronto tendré que tomar la decisión.
Estómago, dejáme tranquilo de una buena vez, estoy cansado de esa “molestia”, una suerte de ansias que no me llevan a nada. Créeme entiendo lo que querés, pero aún me falta grandeza para hacer lo que mi cerebro reclama.
Cerebro, por favor, no me atormentes más con tus imágenes fugaces y prometedoras, al fin y al cabo las imágenes las concreto yo acá.
Y mi cuerpo es un quilombo, y como en tercera persona, veo a la ilusión queriéndome empujar desde el andén, para que por fin me suba a ese tren, en la estación de los sueños con paisaje borroso y destino incierto.
El calor que no ayuda, la cerveza que me ladra que la consuma, con la cabeza media golpeada de tanto “manijearme”, y esta suerte que últimamente se ha pasado de nefasta, os digo, estoy cansado!. No quiero quedarme sin hígado por masticar mi obscuro (a veces creo que absurdo) “secreto” que hasta pienso que ya es a voces (a decir verdad al que no se lo termine diciendo, lo terminó deduciendo).
No me llames, no me sigas, no me esperes, no me hables, no me creas, no me saludes, no me pienses, no me enfermes, no me toques, no me llores, no me mimes, no me quieras, no me mires, no me escuches, no me imagines, no me extrañes, no te vayas, no me entiendas, no me pelees, no me prendas, no me pronuncies, no me apagues, no me sueñes, no respires, no te aísles, no te muevas, no me discutas, no me quieras y todo lo que nombré al principio se repetirá, y es que estoy tan necesitado que, hice alianza con mis mambos y salió esto que hoy lees acá.
Y a veces a pesar de usar ese disfraz, se me escapan las intenciones que con él quiero disimular, perdóname… ya habrás notado mis segundas (y a veces terceras) intenciones, pero como ya dije me falta grandeza y una señal, que cual bengala guiará a este naufrago hacia tierra firme y terminará este cuanto llamado “naufragar”.
Ayúdame morocha, ya me estoy cansando de éste cuerpo descontrolado…
No hay certezas, no hay seguridad, sólo hay una estúpida ilusión, un poco de tiempo y esta absurda realidad. Debo reconocer, mi situación es una desgracia, pero quedate tranquilo está empeorando y pronto tendré que tomar la decisión.
Estómago, dejáme tranquilo de una buena vez, estoy cansado de esa “molestia”, una suerte de ansias que no me llevan a nada. Créeme entiendo lo que querés, pero aún me falta grandeza para hacer lo que mi cerebro reclama.
Cerebro, por favor, no me atormentes más con tus imágenes fugaces y prometedoras, al fin y al cabo las imágenes las concreto yo acá.
Y mi cuerpo es un quilombo, y como en tercera persona, veo a la ilusión queriéndome empujar desde el andén, para que por fin me suba a ese tren, en la estación de los sueños con paisaje borroso y destino incierto.
El calor que no ayuda, la cerveza que me ladra que la consuma, con la cabeza media golpeada de tanto “manijearme”, y esta suerte que últimamente se ha pasado de nefasta, os digo, estoy cansado!. No quiero quedarme sin hígado por masticar mi obscuro (a veces creo que absurdo) “secreto” que hasta pienso que ya es a voces (a decir verdad al que no se lo termine diciendo, lo terminó deduciendo).
No me llames, no me sigas, no me esperes, no me hables, no me creas, no me saludes, no me pienses, no me enfermes, no me toques, no me llores, no me mimes, no me quieras, no me mires, no me escuches, no me imagines, no me extrañes, no te vayas, no me entiendas, no me pelees, no me prendas, no me pronuncies, no me apagues, no me sueñes, no respires, no te aísles, no te muevas, no me discutas, no me quieras y todo lo que nombré al principio se repetirá, y es que estoy tan necesitado que, hice alianza con mis mambos y salió esto que hoy lees acá.
Y a veces a pesar de usar ese disfraz, se me escapan las intenciones que con él quiero disimular, perdóname… ya habrás notado mis segundas (y a veces terceras) intenciones, pero como ya dije me falta grandeza y una señal, que cual bengala guiará a este naufrago hacia tierra firme y terminará este cuanto llamado “naufragar”.
Ayúdame morocha, ya me estoy cansando de éste cuerpo descontrolado…
miércoles, 3 de diciembre de 2008
Volvió Marquitos…
Volvió Marquitos, volvió de aquel pasado que nos separó y que a veces se torna borroso.
Volvió Marquitos y no es tan distinto a como lo era ayer, o tal vez si, pero no en la esencia, está mucho más grande de lo que lo recordaba, aunque su mirada está perdida (o eso me pareció), como queriendo hallar eso que hace ya un tiempo atrás perdió.
Cuando lo contacté estaba tan nervioso que me temblaba el cuerpo y a decir verdad no esperaba su respuesta. Y debo reconocer que es algo loco esto, por que jamás creí que el digital invento pudiese comunicar a personas que estuvieron alejadas desde pequeños.
Yo me acuerdo de Marquitos jugando carreras conmigo, y siempre fue él el más veloz del grupo, ya de chiquito acostumbraba yo a segundear en todo, pero no era una rivalidad la que teníamos, era una competencia sana la de correr y ver quien iba más rápido, que tiempos aquellos!.
Y el pasado deja de ser un fantasma, lugano vuelve a ser el de hace años atrás, y aunque me dejé crecer la panza y hace ya un tiempo que no fumo más, espero encontrar algo de lo que éramos de cachorritos, de cuando nos conocimos, de los juegos que compartíamos, de los amores de aquel entonces, de los campamentos, de los cuentos de terror… Espero no me pregunte por Sheila.
Y esta noche los recuerdos salen a bombardean a mi cerebro, con imágenes fugaces del ayer.
Volvió Marquitos, volvió a mi vida, esperemos pronto nos podamos reencontrar…
Volvió Marquitos y no es tan distinto a como lo era ayer, o tal vez si, pero no en la esencia, está mucho más grande de lo que lo recordaba, aunque su mirada está perdida (o eso me pareció), como queriendo hallar eso que hace ya un tiempo atrás perdió.
Cuando lo contacté estaba tan nervioso que me temblaba el cuerpo y a decir verdad no esperaba su respuesta. Y debo reconocer que es algo loco esto, por que jamás creí que el digital invento pudiese comunicar a personas que estuvieron alejadas desde pequeños.
Yo me acuerdo de Marquitos jugando carreras conmigo, y siempre fue él el más veloz del grupo, ya de chiquito acostumbraba yo a segundear en todo, pero no era una rivalidad la que teníamos, era una competencia sana la de correr y ver quien iba más rápido, que tiempos aquellos!.
Y el pasado deja de ser un fantasma, lugano vuelve a ser el de hace años atrás, y aunque me dejé crecer la panza y hace ya un tiempo que no fumo más, espero encontrar algo de lo que éramos de cachorritos, de cuando nos conocimos, de los juegos que compartíamos, de los amores de aquel entonces, de los campamentos, de los cuentos de terror… Espero no me pregunte por Sheila.
Y esta noche los recuerdos salen a bombardean a mi cerebro, con imágenes fugaces del ayer.
Volvió Marquitos, volvió a mi vida, esperemos pronto nos podamos reencontrar…
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