Entonces Marga me pregunto: ¿Qué
es el amor para vos?... silencio… ¿Por qué no me escribís para la semana que
viene lo que es el amor para vos?, me dijo, y como de costumbre no cumplí con
los plazos, pero acá estoy, accediendo a aquel pedido.
El amor es una ilusión donde dos individualidades convergen en una, conforme a una serie de consensuados y delicados engaños. Quizás no sea un concepto con una significación absoluta, sino más bien una amalgama de preferencias compartidas y afinidades en gustos, valores y códigos. Escapa a la fijación de referencias externas; es más bien autoreferencial, arraigado en lo más profundo de nuestra esencia. Sin embargo, esta conexión intrincada es un terreno incierto, ya que amamos desde nuestra esencia misma, lo cual conlleva al riesgo constante de sufrir, y ese sufrimiento deviene de su naturaleza volátil.
Para mí, el amor otorga un propósito a mi existencia y a la de todos en general. A la luz de esta reflexión, quizás el amor más sublime sea aquel que nunca llegó a materializarse en la realidad tangible. En esta dimensión, su pureza se mantiene inmaculada, y la llama que se encendió con el primer intercambio de miradas persiste incólume. La semilla de esta ilusión inicial germina sin ser tocada por la desilusión, la discordia o, sobre todo, el desengaño. En su núcleo, la pasión se erige como el pilar inquebrantable que lo sostiene.
Como aquel abrazo imposible de la Venus de Milo, los amores no concretados serán siempre motivo de inspiración, introspección, poesía y esperanza; toda vez que la espera de milagros es tanto más espectacular cuando menos los espera… será por eso que siempre te espero.
El amor es una ilusión donde dos individualidades convergen en una, conforme a una serie de consensuados y delicados engaños. Quizás no sea un concepto con una significación absoluta, sino más bien una amalgama de preferencias compartidas y afinidades en gustos, valores y códigos. Escapa a la fijación de referencias externas; es más bien autoreferencial, arraigado en lo más profundo de nuestra esencia. Sin embargo, esta conexión intrincada es un terreno incierto, ya que amamos desde nuestra esencia misma, lo cual conlleva al riesgo constante de sufrir, y ese sufrimiento deviene de su naturaleza volátil.
Para mí, el amor otorga un propósito a mi existencia y a la de todos en general. A la luz de esta reflexión, quizás el amor más sublime sea aquel que nunca llegó a materializarse en la realidad tangible. En esta dimensión, su pureza se mantiene inmaculada, y la llama que se encendió con el primer intercambio de miradas persiste incólume. La semilla de esta ilusión inicial germina sin ser tocada por la desilusión, la discordia o, sobre todo, el desengaño. En su núcleo, la pasión se erige como el pilar inquebrantable que lo sostiene.
Como aquel abrazo imposible de la Venus de Milo, los amores no concretados serán siempre motivo de inspiración, introspección, poesía y esperanza; toda vez que la espera de milagros es tanto más espectacular cuando menos los espera… será por eso que siempre te espero.
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