martes, 18 de diciembre de 2018

ADN (homenaje a Marcelina Aguiar)...

Entre cuentos y charlas 
me enseñaste miles de cosas,
me enseñaste el respeto a la
diversidad sin usar esas palabras,
me enseñaste que menos es más
y que lo importante es la verdad.
Entre mates y buñuelos
me enseñaste el amor a la vida
y el respeto a la naturaleza,
me enseñaste que lo minúsculo
puede también ser encantador.
Lo más importante que enseñaste
es la divulgación de afectos y amor.
Entre mates cocidos y tardes
me enseñaste a amar la lectura,
me enseñaste a callar broncas
para trabajarlas y ser mejor.
Me enseñaste mucho abuela,
me enseñaste geografía aplicada,
me brindaste tu amor por el campo
y me hiciste amar el "interior".
Volaste bien alto en tus vientos,
hasta llegar a la Habana,
de allí a Parera sin escalas,
de la mesopotamia a los llanos
bonaerenses, y de allí a quebradas
rojizas y caprichosas del norte
sin que haya frontera que frenara
tu andar.
Entre relatos y lecturas
atesoraste historias y anécdotas
que engalanaron tu personalidad.
También sufriste mucho
en ese riesgo absurdo que es amar.
Observadora silenciosa,
embajadora de los humildes,
en tu risa, escondida asomaba la bondad.
Siempre compañera, siempre solidaria,
siempre sincera y alegre,
siempre estarás en mi alma...
Por eso esto no es una despedida,
sino un informe de tu ausencia,
En un tiempito nos reuniremos,
prepará la pava y los buñuelitos
que vamos todos para allá despacito.
Mi faro, mi estrella,
mi mapa gastado,
mi libro más consultado,
mi compas y sextante,
mi entrerriana querida,
mi abuela infaltable.


lunes, 19 de noviembre de 2018

Un tal Juan Carlos Cicalesi (homenaje)....

Yo no sé cómo decirte
que te busco tras la cruel noticia
sumergido entre el dolor
y el recuerdo de viejos días.
Lejana queda aquella esquina,
Corrientes y Troilo es distinto,
ausencia perpetua allí sentada
sombras de risas y ecos de miradas.

Voy ida y vuelta del cielo
al innombrable infierno,
me pierdo en la poesía
y me escondo en lo no escrito.
Me supera la realidad,
te llamo entre llantos
y en la soledad de las serranías
no me es fácil aceptar tu pérdida.

Te busco por acá y por allá,
te presiento tras las rocas
y cada quebrada.
Te pienso entre las sierras,
rebusco redoblando la apuesta
y no te encuentro.
Perdido sigo navegando, buscándote,
seguro las luces del camino
me llevarán a aquella cortada
y al final de la esquina
aparecerás con tu abrazo y sonrisa.

No te hallo, ni me hallo,
solo, me quedo contemplando.
recuerdo al guerrero generoso,
admiro al amigo y confidente.
Te extraño y necesito,
me duele no saberte.

Esperame viejo, prepará todo,
cada día que pasa nos acerca.
Asoma una lágrima tras la sonrisa
contenida en la calma.
Esperame amigo, que estoy viajando
despacito hacia el reencuentro...