¿Para qué escribir?,
se pregunta siempre el náufrago
que mete su esperanza en una botella
sabiendo que no hay
nadie ni nada más allá de la mar.
Una extravagante sensación,
fusión, náufrago, isla y mar.
Extraño mensaje el que envía,
suerte de misteriosa apuesta a la vida,
con la esperanza que aquella
persona indicada la reciba,
no más melancolía,
no más naufragar en la vida.
En los recuerdo el naufragio,
en el futuro la esperanza,
en el presente sobrevivir.
Seguí las estrellas del Egeo,
esperanza mentirosa de allí encontrarte,
más jamás te hallé, y en tu lugar,
cruel y desgarrante, aquel temporal.
Perdí mi barco, con su oro dentro,
también perdí los anillos de tu amor.
Renegando de la vocación del solitario,
me hallo en la impaciencia,
de todos los amantes que han fracasado.
Ya lejos quedaran las horas de tristeza,
tierra firme busca la mirada
quebrada por el naufragio en los mares de tu amor.
sábado, 28 de febrero de 2009
miércoles, 25 de febrero de 2009
Ficciones de lo real…
El buen profesor creyó que su vida aún podía ser salvada y que él era el que podría salvarle. Pero por momentos no sabía si merecía la pena morir por la vida. La decisión era sólo suya.
Así fue que un buen amigo (bah, no del todo) se dio cuenta de esto y sin querer una noche, en una lejana estación de tren, salió a la luz aquel tema; siempre esperando que aquella angustia se mude de barrio, que las sombras se aparten del camino, y que las alegrías salgan libres a cabalgar. Eternamente con ganas de patearle la cara al dolor, y con ese pequeño haz luminoso en lo lejano, salió a flote una idea que hacía rato flotaba y que siempre naufragó en el mar de las dudas.
El buen profesor aceptó la oferta de aquel amigo y decidió concretar aquella idea olvidada en el archivero, al lado del fichero de las asignaturas pendientes y los temores por venir. Vale aclarar que la fecha se corrió una semana, empero nada importó, el objetivo era el mismo, la idea fue mutando, las circunstancias variaron, pero el destino siempre cascotea a aquel que siente distinto. ¿Qué le vamos a hacer?.
Su amigo ya le había comentado lo poco que había vivido en aquel lugar y que quedó como una deuda, pero le dijo lo que tiempo después él buen profesor pudo comprobar él mismo, sin que se lo dijeran, observando, aprendiendo, admirando, sorprendiéndose, sofocándose (por momentos), emocionándose en otros, y de eso se trataba, de explorar un lugar que siempre lo llamó, de buscar aquel lugar en el mundo en el cual uno quiere echar raíces (o no), hallar un lugar que genere esperanzas, sobre todo eso, la esperanza que hace que la llama no se apague. Y aquel amigo del profesor lo sentía, lo miraba, lo admiraba casi a la par, a pesar de que aquel cronopio sacudiendo su espada apuraba los tiempos, acelerando el proceso.
Y así fue que empezó un después.
Al tiempo el buen profesor, ya cansado y aburrido (como era su costumbre últimamente), tomó lo poco que siempre tuvo, usó su GPS a leña, se armó de coraje y partió hacia aquel lugar serrano, en la provincia que siempre lo abrazó y que jamás él se animó a recorrer, a transitar nuevas rutas, a atravesar ríos de madera y de rocas, a bancarse el clima. A dar de nuevo, y ahora ser pie, pedirle cartas al destino, romper el cascarón, sacarse de encima esa resaca y coquetear con la vida, más que nunca, hallando un nuevo destino (quizás esporádico), pero al menos la misión de su amigo fue concretada y el buen profesor se mudó a su lugar en el mundo.
El buen profesor siempre tuvo una vida cuesta arriba, con embates, con dolores, con nostalgias, con angustias, y nunca la paz, eso es lo que fue a buscar y vaya si lo encontró en aquel lugar.
Ahora ambos viven a 200 Km. de distancia, pero siempre se encuentran los fines de semana a veces en Tandil, a veces en la casa de su buen amigo, y otra a mitad del camino…
Amén…
Así fue que un buen amigo (bah, no del todo) se dio cuenta de esto y sin querer una noche, en una lejana estación de tren, salió a la luz aquel tema; siempre esperando que aquella angustia se mude de barrio, que las sombras se aparten del camino, y que las alegrías salgan libres a cabalgar. Eternamente con ganas de patearle la cara al dolor, y con ese pequeño haz luminoso en lo lejano, salió a flote una idea que hacía rato flotaba y que siempre naufragó en el mar de las dudas.
El buen profesor aceptó la oferta de aquel amigo y decidió concretar aquella idea olvidada en el archivero, al lado del fichero de las asignaturas pendientes y los temores por venir. Vale aclarar que la fecha se corrió una semana, empero nada importó, el objetivo era el mismo, la idea fue mutando, las circunstancias variaron, pero el destino siempre cascotea a aquel que siente distinto. ¿Qué le vamos a hacer?.
Su amigo ya le había comentado lo poco que había vivido en aquel lugar y que quedó como una deuda, pero le dijo lo que tiempo después él buen profesor pudo comprobar él mismo, sin que se lo dijeran, observando, aprendiendo, admirando, sorprendiéndose, sofocándose (por momentos), emocionándose en otros, y de eso se trataba, de explorar un lugar que siempre lo llamó, de buscar aquel lugar en el mundo en el cual uno quiere echar raíces (o no), hallar un lugar que genere esperanzas, sobre todo eso, la esperanza que hace que la llama no se apague. Y aquel amigo del profesor lo sentía, lo miraba, lo admiraba casi a la par, a pesar de que aquel cronopio sacudiendo su espada apuraba los tiempos, acelerando el proceso.
Y así fue que empezó un después.
Al tiempo el buen profesor, ya cansado y aburrido (como era su costumbre últimamente), tomó lo poco que siempre tuvo, usó su GPS a leña, se armó de coraje y partió hacia aquel lugar serrano, en la provincia que siempre lo abrazó y que jamás él se animó a recorrer, a transitar nuevas rutas, a atravesar ríos de madera y de rocas, a bancarse el clima. A dar de nuevo, y ahora ser pie, pedirle cartas al destino, romper el cascarón, sacarse de encima esa resaca y coquetear con la vida, más que nunca, hallando un nuevo destino (quizás esporádico), pero al menos la misión de su amigo fue concretada y el buen profesor se mudó a su lugar en el mundo.
El buen profesor siempre tuvo una vida cuesta arriba, con embates, con dolores, con nostalgias, con angustias, y nunca la paz, eso es lo que fue a buscar y vaya si lo encontró en aquel lugar.
Ahora ambos viven a 200 Km. de distancia, pero siempre se encuentran los fines de semana a veces en Tandil, a veces en la casa de su buen amigo, y otra a mitad del camino…
Amén…
sábado, 21 de febrero de 2009
Un todo sin saberlo…
Fuiste dueña sin saberlo,
fuiste pista en este asesinato.
Fuiste firma y fuiste sello
de mi vida aún sin tus besos.
Fuiste torre de Babel de mi alma,
que vos construiste con tu perfume y dulzor,
tardó tan sólo unas lágrimas en derrumbarse
para ahogarme en el asfixiante dolor.
Fuiste reina sin creerlo,
fuiste hada de mi cuento.
Fuiste risas, anécdotas y melodía,
fuiste vida... en mis negros días.
Fue justo, eras mucho para mí,
nunca merecí más que obscuros veranos,
y acá los tengo, fríos y eternos mis días,
lejos está aquel juramento de flores y color,
que anhelaba con cada dulce mirada.
Corriendo por el torrente de mis venas en cada recuerdo,
inalcanzable en cada deseo.
Fuiste motor de muchos de mis días,
fuiste esperanza un mes octubre.
Fuiste sorpresa develada,
fuiste faro guiando mis eternas noches.
Más que "fuiste" es lo que sos
y acá te espero ya sin mucho aliento.
Acá está ese ser que supiste conquistar,
acá estoy latiendo... entre tantos sentimientos.
¡No es el fin del mundo!, dice la gente que sabe,
más sí lo es del mío.
Dejé mis sentimientos en un abrazo,
mi futuro en tu recuerdo,
y mi espíritu…
¡ay!, mi espíritu ya no lo encuentro…
fuiste pista en este asesinato.
Fuiste firma y fuiste sello
de mi vida aún sin tus besos.
Fuiste torre de Babel de mi alma,
que vos construiste con tu perfume y dulzor,
tardó tan sólo unas lágrimas en derrumbarse
para ahogarme en el asfixiante dolor.
Fuiste reina sin creerlo,
fuiste hada de mi cuento.
Fuiste risas, anécdotas y melodía,
fuiste vida... en mis negros días.
Fue justo, eras mucho para mí,
nunca merecí más que obscuros veranos,
y acá los tengo, fríos y eternos mis días,
lejos está aquel juramento de flores y color,
que anhelaba con cada dulce mirada.
Corriendo por el torrente de mis venas en cada recuerdo,
inalcanzable en cada deseo.
Fuiste motor de muchos de mis días,
fuiste esperanza un mes octubre.
Fuiste sorpresa develada,
fuiste faro guiando mis eternas noches.
Más que "fuiste" es lo que sos
y acá te espero ya sin mucho aliento.
Acá está ese ser que supiste conquistar,
acá estoy latiendo... entre tantos sentimientos.
¡No es el fin del mundo!, dice la gente que sabe,
más sí lo es del mío.
Dejé mis sentimientos en un abrazo,
mi futuro en tu recuerdo,
y mi espíritu…
¡ay!, mi espíritu ya no lo encuentro…
miércoles, 18 de febrero de 2009
Instrucciones…
Mi horóscopo me dijo: Recuerda que un poco de desconfianza evita desilusiones. Pero si de ilusiones vivo y me sostengo, a pesar de haber tenido más desilusiones que ilusiones en sí, demasiadas ilusiones tengo en mi vida para tan poca mente y alma. Y me sigo cagando en vos vida cruel y miserable, que todo lo que ves brillar lo apagas, todo aquello que nos da esperanza lo desintegras .
Es increíble como últimamente aquellas personas que veo y siento fuertes, van cayendo uno tras otros, es de no creer, personas que siempre se animaron a más, que buscan otras cosas en la vida, que no vinieron aquí sólo a vivir, sino a conocerse y de esa forma evolucionar, trepar esa suerte de montaña que pareciera nunca dejará de complicarse. Y ya sé que no soy yo el problema, ya que ellos sienten similar a mi, evidentemente el mundo no se está dedicando a hacer las cosas del todo bien, y eso cansa, eso aburre, eso hastía, eso hace que uno ya no tenga ganas de seguir jugando este juego absurdo que se llama vivir.
Si algún día me llega a pasar algo o me muero, dejaré instrucciones de quemar todo lo que escribí, dejaré clave y nombre de usuario para eliminar éste blog, y es que si a mi no me sale nada bien y me va como me va, evidentemente ésto que escribo y todo lo que escribí será en vano, será sólo una sucesión de desgracias…
De todas maneras como dice el libro Ilusiones de Richard Bach, todo esto puede ser una gran falacia, nunca dije que no era un flor de hijo de una gran puta.
Es increíble como últimamente aquellas personas que veo y siento fuertes, van cayendo uno tras otros, es de no creer, personas que siempre se animaron a más, que buscan otras cosas en la vida, que no vinieron aquí sólo a vivir, sino a conocerse y de esa forma evolucionar, trepar esa suerte de montaña que pareciera nunca dejará de complicarse. Y ya sé que no soy yo el problema, ya que ellos sienten similar a mi, evidentemente el mundo no se está dedicando a hacer las cosas del todo bien, y eso cansa, eso aburre, eso hastía, eso hace que uno ya no tenga ganas de seguir jugando este juego absurdo que se llama vivir.
Si algún día me llega a pasar algo o me muero, dejaré instrucciones de quemar todo lo que escribí, dejaré clave y nombre de usuario para eliminar éste blog, y es que si a mi no me sale nada bien y me va como me va, evidentemente ésto que escribo y todo lo que escribí será en vano, será sólo una sucesión de desgracias…
De todas maneras como dice el libro Ilusiones de Richard Bach, todo esto puede ser una gran falacia, nunca dije que no era un flor de hijo de una gran puta.
lunes, 16 de febrero de 2009
Caudales inspirativos…
Rumiando mis dudas existenciales intento sumar materias rendidas en mi camino a la graduación como poeta, escritor, cantautor pícaro y persona entradora, aunque a veces dejo colgadas unas cuantas materias para no aburrirme (¿?). En eso estoy trabajando, ahora que las FF.AA, los muchachos de SUMO, la convertibilidad, el Folklore y hasta el rock son material de archivo en los anaqueles de la vida que la suerte me convidó vivir.
Todo esto salió una noche de charla y Fernet con Coca Cola con mi amiga Ailen, navegando en medio de un río de recuerdos con rápidos, rocas y allá a lo lejos una cascada bastante alta y peligrosa (la de los recuerdos). Paisajes, vivencias, olores, todo venían a nuestras mentes de sólo recordar, la heladería, la playita de Vicente López, los mambos en la vereda, los habanos, los cigarrillos, el vino, el mar, la costa, las vacaciones y aquel año 2007; ahí nos pusimos los pantalones largos y comenzamos a vivir de verdad, por separado en la totalidad de los casos, aprendiendo en muchos otros casos, digiriendo rencores viejos, apagando incendios, recogiendo cenizas, derogando viejos camelos, haciendo avalanchas de madurez, y sobre todo logrando recortes de expectativas, eso sí que lo aprendimos bien todos.
Y así llegamos a hoy, en esta suerte de “after hours” pobre, pero pionero, pionero por que es el comienzo haragán de la vida que estamos dispuestos a afrontar, con algún que otro esmero en la batalla que falta afrontar, tal vez la más larga y difícil de todas las que nos tocó hasta ahora.
Ya me quedan pocos héroes en esta guerra, ya no encuentro más a mi vergüenza in fraganti, cada vez estoy menos prejuicioso, cada vez me avergüenzo menos de mi mismo y por suerte la gente resultó mucho más sabia que mis prejuicios y en algunos casos me aceptó y en otros, simplemente siguió de largo, sin mosquearse, lo cual es perfectamente válido.
Hace días que no me ponía a escribir y lo raro es que me salieron bastantes cosas “lindas” en una sola tarde, pero en realidad desconfío un poco de los caudales enormes de inspiración, será por que yo no los tengo…
Todo esto salió una noche de charla y Fernet con Coca Cola con mi amiga Ailen, navegando en medio de un río de recuerdos con rápidos, rocas y allá a lo lejos una cascada bastante alta y peligrosa (la de los recuerdos). Paisajes, vivencias, olores, todo venían a nuestras mentes de sólo recordar, la heladería, la playita de Vicente López, los mambos en la vereda, los habanos, los cigarrillos, el vino, el mar, la costa, las vacaciones y aquel año 2007; ahí nos pusimos los pantalones largos y comenzamos a vivir de verdad, por separado en la totalidad de los casos, aprendiendo en muchos otros casos, digiriendo rencores viejos, apagando incendios, recogiendo cenizas, derogando viejos camelos, haciendo avalanchas de madurez, y sobre todo logrando recortes de expectativas, eso sí que lo aprendimos bien todos.
Y así llegamos a hoy, en esta suerte de “after hours” pobre, pero pionero, pionero por que es el comienzo haragán de la vida que estamos dispuestos a afrontar, con algún que otro esmero en la batalla que falta afrontar, tal vez la más larga y difícil de todas las que nos tocó hasta ahora.
Ya me quedan pocos héroes en esta guerra, ya no encuentro más a mi vergüenza in fraganti, cada vez estoy menos prejuicioso, cada vez me avergüenzo menos de mi mismo y por suerte la gente resultó mucho más sabia que mis prejuicios y en algunos casos me aceptó y en otros, simplemente siguió de largo, sin mosquearse, lo cual es perfectamente válido.
Hace días que no me ponía a escribir y lo raro es que me salieron bastantes cosas “lindas” en una sola tarde, pero en realidad desconfío un poco de los caudales enormes de inspiración, será por que yo no los tengo…
miércoles, 11 de febrero de 2009
Odiando éste destino…
Los fines de semanas están siendo terribles y atento contra mi mismo, aunque éste último fue demasiado fuerte para mí, siempre trato de ocultarte mis lágrimas (sabés mejor que nadie que brotan con facilidad) y así y todo, no pude evitarlo esta vuelta.
Y por que ambos somos orgullosos, te cuento que me pasa igual que a vos, cada vez que le cuento a la gente lo que me pasa, lo que siento, lo que sufro, ellos se horrorizan, y a veces no he de negarlo me siento una bacteria en este mundo que se destaca por lo cruel y por lo ofensivo hacia sí mismo. Soy una bacteria, creéme, y si me va así, por algo debe ser loco…
Te juro que tendría pánico de encontrarme conmigo mismo a mis 15 años y que yo me pregunte: ¿van a cambiar las cosas cuándo crezca?... y responderle con todo el odio y tristeza del mundo: que no, que nada va a cambiar, y lo que es peor, todo va a empeorar. Quizás sea como vos decís mi amigo, tal vez tuvimos mucho ego para navegar juntos y por ello debimos navegar a veces por mares distintos o bajar en puertos lejanos, pero como siempre, en este destino loco y triste, nos encontramos en medio del océano atlántico en nuestras balsas salvavidas, eso sí, sin salvavidas. Sabés que hay cosas que no cambian jamás.
Y sé mejor que nadie que no hay palabra que te haga bien mi amigo, y creo que sabés mejor que nadie que no hay palabra que me haga bien a mi tampoco… No me gusta darle lástima a nadie, pero acá me encuentro a la intemperie contigo, sabés que hace rato que no me rio, que no me divierto, hace rato que tengo ganas de no preguntarme ¿por qué?, me cuesta horrores dormir, y hace un tiempo que no sueño nada bonito.
Y loco, todos esos consejos que supe dar, no he de negarlo, lo hacía por mi también más allá de ayudar al otro, tal vez era para terminar de creerme lo que decía, para seguir adelante, hoy es un dolor muy fuerte en mi pecho no poder dar aliento siquiera a aquel que realmente se lo merece, pero también es un dolor muy íntimo el que siento cada vez que pienso o escribo al respecto.
Ayer le dije a Aixa que siento que llegué tarde para tener fé, para creer en una religión, quizás sea que nunca ninguna me convenció jamás. Tal vez ninguna supo crearme una suerte de fé o directamente ninguna me fue convincente del todo… y a veces el hombre (como raza) merece creer en algo… Y lo más triste es que esto que siento tiene argumento, lamento el día que se me volaron los sueños, que se me evaporaron las esperanzas, que no supe siquiera sostenerte ante este mundo adverso y cruel… de fondo suena “adiós Yoli” y otra lágrima cae de mis ojos, ya se me hace imposible saber cuántas suicidé mientras escribo esto. Y así mi amigo pasan las noches, crueles y solitarias como todas, donde ambos peleamos batallas distintas y a la vez similares contra este destino o vida que nos tocó enfrentar.
Si existe un Dios, ojalá comprenda tanto dolor y tanto martirio y haga llegar de alguna forma, alguna suerte de cielo, o como ya pedí con anterioridad… una tregua.
Y por que ambos somos orgullosos, te cuento que me pasa igual que a vos, cada vez que le cuento a la gente lo que me pasa, lo que siento, lo que sufro, ellos se horrorizan, y a veces no he de negarlo me siento una bacteria en este mundo que se destaca por lo cruel y por lo ofensivo hacia sí mismo. Soy una bacteria, creéme, y si me va así, por algo debe ser loco…
Te juro que tendría pánico de encontrarme conmigo mismo a mis 15 años y que yo me pregunte: ¿van a cambiar las cosas cuándo crezca?... y responderle con todo el odio y tristeza del mundo: que no, que nada va a cambiar, y lo que es peor, todo va a empeorar. Quizás sea como vos decís mi amigo, tal vez tuvimos mucho ego para navegar juntos y por ello debimos navegar a veces por mares distintos o bajar en puertos lejanos, pero como siempre, en este destino loco y triste, nos encontramos en medio del océano atlántico en nuestras balsas salvavidas, eso sí, sin salvavidas. Sabés que hay cosas que no cambian jamás.
Y sé mejor que nadie que no hay palabra que te haga bien mi amigo, y creo que sabés mejor que nadie que no hay palabra que me haga bien a mi tampoco… No me gusta darle lástima a nadie, pero acá me encuentro a la intemperie contigo, sabés que hace rato que no me rio, que no me divierto, hace rato que tengo ganas de no preguntarme ¿por qué?, me cuesta horrores dormir, y hace un tiempo que no sueño nada bonito.
Y loco, todos esos consejos que supe dar, no he de negarlo, lo hacía por mi también más allá de ayudar al otro, tal vez era para terminar de creerme lo que decía, para seguir adelante, hoy es un dolor muy fuerte en mi pecho no poder dar aliento siquiera a aquel que realmente se lo merece, pero también es un dolor muy íntimo el que siento cada vez que pienso o escribo al respecto.
Ayer le dije a Aixa que siento que llegué tarde para tener fé, para creer en una religión, quizás sea que nunca ninguna me convenció jamás. Tal vez ninguna supo crearme una suerte de fé o directamente ninguna me fue convincente del todo… y a veces el hombre (como raza) merece creer en algo… Y lo más triste es que esto que siento tiene argumento, lamento el día que se me volaron los sueños, que se me evaporaron las esperanzas, que no supe siquiera sostenerte ante este mundo adverso y cruel… de fondo suena “adiós Yoli” y otra lágrima cae de mis ojos, ya se me hace imposible saber cuántas suicidé mientras escribo esto. Y así mi amigo pasan las noches, crueles y solitarias como todas, donde ambos peleamos batallas distintas y a la vez similares contra este destino o vida que nos tocó enfrentar.
Si existe un Dios, ojalá comprenda tanto dolor y tanto martirio y haga llegar de alguna forma, alguna suerte de cielo, o como ya pedí con anterioridad… una tregua.
sábado, 7 de febrero de 2009
La tregua…
El diablo se me apareció diciendo: Jodete por quedarte del lado de Dios, pero si no estoy de su lado y jamás nos llevamos bien!!!, le respondí, jodete nene, que te vaya bien (adentro) y así empezó la semana… una semana que me encontró en una noche de sinceridad absoluta con el que es mi General y amigo, refugiados ambos en el bunker, él último bastión de lo que fuimos, revisando el panorama y haciendo recuentos de bajas, heridas, el estado de la situación (el reporte de estado ya había sido hecho), y por primera vez desde que nos conocimos, dijimos al unísono, estamos rodeados… y es que quién no cuenta más que con un segundo de vida no tiene nada que disimular, quizás por eso, es que ambos nos tuvimos que juntar aquella nefasta noche donde la necesidad y un oído fue la excusa para aquella extraña reunión.
Necesito una tregua, es decir, ya basta, así no se puede seguir, créanme que no quise que esto fuera así, no lo busqué ni siquiera, sólo se fue dando; me gané el derecho a estar triste (yo me lo gané), acá nadie tiene la culpa, la cosa se fue dando así y ya!. Tal vez esté confundiendo el amor con otras cosas, a decir verdad no lo sé, pero sé que no puedo seguir en ésta situación, y en este trabalenguas que es mi vida, recién ahora estoy concluyendo algo, estoy recuadrando el resultado final de una fórmula que no dio el resultado que yo esperaba, ¿quién lo diría?, a veces la ecuación diferencial de la vida no dá el resultado esperado, o dá valores que asustan y demasiado.
Después de esto, me duele en el alma decirlo, pero no puedo seguir creyendo en el amor, o por lo menos no en el amor que siento. Y el tema creo que es ése, creo que nadie siente/sufre/entiende el amor, no lo comprenden, lo subvaloran, lo tergiversan, lo transforman en algo vano y con poco sentido, olvidándose que es la materia prima para vivir.
Y la verdad es que siento que no puedo ayudar a nadie, si te ayudo te haría mal, creéme que es así, si a mis 23 años estoy así, es por que evidentemente las cosas en las que creía, por las que luchaba, por lo que soy, no están del todo bien. Tampoco busco que alguien se ponga a desandar los laberintos de mi mente humana para hallar el acertijo y la respuesta que tanto daño me hacen, a decir verdad, no se lo deseo a nadie eso. Y loco, compendí ahora que no hay nada peor que la felicidad, cualquier cosa, por simple que sea la desquebraja.
Y la verdad me siento un General retirado, solo, sin ejército, pero General al fin, puedo dar testimonios de mis batallas, puedo contarles de algunas victorias y de algunos fracasos estrepitosos, puedo hablarle de conflictos y del temple, puedo contarles mil historias sobre obstáculos, así me fui animando y es que cuando el misterios es demasiado grande, es imposible desobedecer. Pero aquí me ven, frágil y desprotegido, muchos apagaron la mecha hace un tiempo, pero esto debería haber explotado antes, quizás esté pagando por cosas de mi pasado o de otra vida, pero descubrí recientemente que estaba cansado antes de cansarme, y lo triste es que ya había dejado un testimonio de ello. No puede ser que alguien que tenga tanto para dar, con tanta energía, sea incomprendido, termine muerto, sea el héroe que muere pobre y solo, no puede ser…
Nadie piensa en el otro, por eso pido una tregua, es una soledad muy interna la que siento. No es justo y esa es mi bronca, esa es la bronca que le tengo a la vida, aunque reconozco que nunca esperé mucho de ella tampoco.
Y esto es lo loco, me pueden crucificar mañana, y si te veo delante de mí, mi amigo, mi amigo de verdad, yo te voy a guiñar el ojo, por que fuiste uno de los pocos que comprendió o al menos se dignó a explorar un poco más en ésta burda masa humana que escribe esto, lagrimeando, con un dolor tan fuerte como el de un bisturí clavado en medio del corazón y de mi alma. Pero reconozco que si esto sigue así me va a ganar la vida, y si hoy en día sobrevivo, no me quiero ni imaginar lo que pasé cuando la vida me gane.
Y la concha de la lora, no quiero que sea así, no quiero que se castigue a aquellos que aún buscamos algo, que exploramos, que nos preguntamos, que sentimos distinto y que lo único que ganamos es soledad y descomprensión, pero el perder significa que ya no sirve el consuelo, de todas maneras termina mal la historia y con dolor, afirmo que no quiero que sea así. Por eso pido una tregua.
Estos días de cuasi depresión, pude entender que reconocer es signo de grande (o grandeza, como gusten), reconocer no es una enfermedad, es un avance, por más que duela, se sufra, se complique… lo triste es que nadie descubrió nada, lo descubrí yo solo, todo lo que me pasa ya lo venía pensando, averiguando, por eso es que reconozco que está mal mi filosofía, por que no me deja vivir, y es por eso que no puedo ni siquiera dar un puto consejo. Ésta fue una semana trágica, de replantearse cosas, y Dios, comprendé lo que hago, no me juzgues más; ¿y sabés qué es lo más triste?, es que no estoy tan desconfiado de lo que pienso/siento, es que simplemente es demasiado para mi.
Y ahora ya fue, a jugarse el todo por el todo por pensar así, no me garantizaré el éxito, pero diré acá estoy, forjando el éxito, o no. Es triste que un código tan lindo y distinto nadie lo entienda, y es loco, por que sólo hay que abrir un poquito el corazón (obvio que no es apto para cagones), y dejarse abrazar.
Y es que hace ya un tiempo que venimos hablando de lo mismo, y cuando uno habla de lo mismo es por que hay algo que no concluyó, que no pudo solucionar, y sinceramente ya no estoy apostando a ganar, lo siento mucho loca, no quise que sea así, pero capaz tenga que dar vuelta la página y de una vez por todas comenzar un capítulo nuevo, con otro nombre, otro tinte, otra historia que no sea esta que ya está gastada y harto repetida y lo más triste de todo, es que inconclusa y sin el resultado esperado.
Lo loco de todo esto es que nadie puede venir a decirme o recriminarme nada, sólo se dio así, yo no lo busqué ni lo quería, lo juro.
Y al final todo termina y empieza en el mismo punto, el amor, para bien o para mal, para vanagloriarse o morir de dolor.
Se acabó lo que se daba, se terminó la función, lamento haber actuado tan mal, les pido perdón por el mal libreto y la mala dirección artística, perdonen todo lo que leyeron, no crean nada de lo que les dije y pudieron creer que era verdad, demasiada pista para tan poco aviones, esa es la cruel realidad, y es irrefutable.
Necesito una tregua, es decir, ya basta, así no se puede seguir, créanme que no quise que esto fuera así, no lo busqué ni siquiera, sólo se fue dando; me gané el derecho a estar triste (yo me lo gané), acá nadie tiene la culpa, la cosa se fue dando así y ya!. Tal vez esté confundiendo el amor con otras cosas, a decir verdad no lo sé, pero sé que no puedo seguir en ésta situación, y en este trabalenguas que es mi vida, recién ahora estoy concluyendo algo, estoy recuadrando el resultado final de una fórmula que no dio el resultado que yo esperaba, ¿quién lo diría?, a veces la ecuación diferencial de la vida no dá el resultado esperado, o dá valores que asustan y demasiado.
Después de esto, me duele en el alma decirlo, pero no puedo seguir creyendo en el amor, o por lo menos no en el amor que siento. Y el tema creo que es ése, creo que nadie siente/sufre/entiende el amor, no lo comprenden, lo subvaloran, lo tergiversan, lo transforman en algo vano y con poco sentido, olvidándose que es la materia prima para vivir.
Y la verdad es que siento que no puedo ayudar a nadie, si te ayudo te haría mal, creéme que es así, si a mis 23 años estoy así, es por que evidentemente las cosas en las que creía, por las que luchaba, por lo que soy, no están del todo bien. Tampoco busco que alguien se ponga a desandar los laberintos de mi mente humana para hallar el acertijo y la respuesta que tanto daño me hacen, a decir verdad, no se lo deseo a nadie eso. Y loco, compendí ahora que no hay nada peor que la felicidad, cualquier cosa, por simple que sea la desquebraja.
Y la verdad me siento un General retirado, solo, sin ejército, pero General al fin, puedo dar testimonios de mis batallas, puedo contarles de algunas victorias y de algunos fracasos estrepitosos, puedo hablarle de conflictos y del temple, puedo contarles mil historias sobre obstáculos, así me fui animando y es que cuando el misterios es demasiado grande, es imposible desobedecer. Pero aquí me ven, frágil y desprotegido, muchos apagaron la mecha hace un tiempo, pero esto debería haber explotado antes, quizás esté pagando por cosas de mi pasado o de otra vida, pero descubrí recientemente que estaba cansado antes de cansarme, y lo triste es que ya había dejado un testimonio de ello. No puede ser que alguien que tenga tanto para dar, con tanta energía, sea incomprendido, termine muerto, sea el héroe que muere pobre y solo, no puede ser…
Nadie piensa en el otro, por eso pido una tregua, es una soledad muy interna la que siento. No es justo y esa es mi bronca, esa es la bronca que le tengo a la vida, aunque reconozco que nunca esperé mucho de ella tampoco.
Y esto es lo loco, me pueden crucificar mañana, y si te veo delante de mí, mi amigo, mi amigo de verdad, yo te voy a guiñar el ojo, por que fuiste uno de los pocos que comprendió o al menos se dignó a explorar un poco más en ésta burda masa humana que escribe esto, lagrimeando, con un dolor tan fuerte como el de un bisturí clavado en medio del corazón y de mi alma. Pero reconozco que si esto sigue así me va a ganar la vida, y si hoy en día sobrevivo, no me quiero ni imaginar lo que pasé cuando la vida me gane.
Y la concha de la lora, no quiero que sea así, no quiero que se castigue a aquellos que aún buscamos algo, que exploramos, que nos preguntamos, que sentimos distinto y que lo único que ganamos es soledad y descomprensión, pero el perder significa que ya no sirve el consuelo, de todas maneras termina mal la historia y con dolor, afirmo que no quiero que sea así. Por eso pido una tregua.
Estos días de cuasi depresión, pude entender que reconocer es signo de grande (o grandeza, como gusten), reconocer no es una enfermedad, es un avance, por más que duela, se sufra, se complique… lo triste es que nadie descubrió nada, lo descubrí yo solo, todo lo que me pasa ya lo venía pensando, averiguando, por eso es que reconozco que está mal mi filosofía, por que no me deja vivir, y es por eso que no puedo ni siquiera dar un puto consejo. Ésta fue una semana trágica, de replantearse cosas, y Dios, comprendé lo que hago, no me juzgues más; ¿y sabés qué es lo más triste?, es que no estoy tan desconfiado de lo que pienso/siento, es que simplemente es demasiado para mi.
Y ahora ya fue, a jugarse el todo por el todo por pensar así, no me garantizaré el éxito, pero diré acá estoy, forjando el éxito, o no. Es triste que un código tan lindo y distinto nadie lo entienda, y es loco, por que sólo hay que abrir un poquito el corazón (obvio que no es apto para cagones), y dejarse abrazar.
Y es que hace ya un tiempo que venimos hablando de lo mismo, y cuando uno habla de lo mismo es por que hay algo que no concluyó, que no pudo solucionar, y sinceramente ya no estoy apostando a ganar, lo siento mucho loca, no quise que sea así, pero capaz tenga que dar vuelta la página y de una vez por todas comenzar un capítulo nuevo, con otro nombre, otro tinte, otra historia que no sea esta que ya está gastada y harto repetida y lo más triste de todo, es que inconclusa y sin el resultado esperado.
Lo loco de todo esto es que nadie puede venir a decirme o recriminarme nada, sólo se dio así, yo no lo busqué ni lo quería, lo juro.
Y al final todo termina y empieza en el mismo punto, el amor, para bien o para mal, para vanagloriarse o morir de dolor.
Se acabó lo que se daba, se terminó la función, lamento haber actuado tan mal, les pido perdón por el mal libreto y la mala dirección artística, perdonen todo lo que leyeron, no crean nada de lo que les dije y pudieron creer que era verdad, demasiada pista para tan poco aviones, esa es la cruel realidad, y es irrefutable.
miércoles, 4 de febrero de 2009
Charlando con el libretista…
El que escribe el libreto de mi vida, tiene párkinson, o eso parece, a ello debemos agregarle mi corta memoria que hace que los recuerdos por momento se tornen como “las memorias de un sobreviviente”, a veces claros y precisos otras veces confusos y distantes, pero nada puedo hacer contra ello, ha de ser una cuestión genética o la máxima expresión de cuán colgado soy. Una noche decidí encarar al que escribe “mi libreto”, aunque fue medio tenso todo; simple y directo, me dijo: sino podemos romper el hielo, mejor ahoguémoslo, mientras sacó unos vasos y una botella de buen whisky… como negarme…
Crecí en una casa donde siempre había mirada crítica y también había libros y algunos discos y casetes y sobre todo había libertad. Mis viejos no eran de adoctrinar (por suerte para ellos, jamás me gustó seguir reglas), sino de dejarse ver con el ejemplo. Y uno iba mamando todo eso, a veces el ejemplo era perfecto, otras veces las propias convicciones que ellos mismos fueron sembrando en mi me hacían ver que estaban errados, obvio que no fue hasta cierta edad que tuve el valor de decirlo, a veces airosamente. Los recuerdos comenzaron a salir cual efluvios de mi mente.
Por momentos los recuerdos me llevaban a aquellas tierras a las que siempre me escapaba en el “Sarmiento", el tren que me acercaba al oeste para atender algunos sueños o escapar de algunas realidades que ya a temprana edad empezaban a molestar y fisgonear, allí conocí muchas cosas para las que no estaba preparado, y otras que es el día de hoy que me ayudan a seguir adelante. Un segundo después me acordé de lugano y sus situaciones, me acuerdo del Rifle (o el Shonsy, como quieran ustedes), cachorrito de Rock Star, tirando cañonazos en Lugano I y II ante la mirada atónita de sus amigos, un auténtico Napoleón que aún no tiene el reconocimiento ni la admiración que se merece. Al instante se me vino una imagen fugaz del futuro, de mi futuro departamento, el primer lugar al que me voy a ir a vivir solo… una suerte de déjà vu poco prometedor, pero piedra fundamental en mis futuros planes.
El que escribe el libreto de mi vida, me dijo que a mí me encanta, por ejemplo, descorchar un vino con un amigo y que eso termine en una charla sin apuro, existencial, abarcativa. También me dijo que me gusta mucho repasar la vida... soy una especie de “melancólico serial”, siempre me detengo en las mismas cosas (el pasado, los fracasos, lo aprendido, lo que pude ver, los sueños que aún me quedan). Soy de añorar, me dijo, más agrego yo a eso que no es otra cosa más que una señal de haber andado, no sé si lo suficiente (seguramente no), pero si he transitado y caminado bastante en este corto período de vida que me toca vivir. Respecto a la sabiduría, no precisamos nada.
Medio borracho, terminé la charla con el libretista y cordialmente me despedí para poder dormir un rato. Con un dejo de resaca al otro día le dije a ese amigo de verdad: -Soy torpe últimamente para demostrar el afecto. Me cuesta mucho el abrazo últimamente y entre las promesas que se van quebrando, aun allí escondida está esperando la felicidad.
Crecí en una casa donde siempre había mirada crítica y también había libros y algunos discos y casetes y sobre todo había libertad. Mis viejos no eran de adoctrinar (por suerte para ellos, jamás me gustó seguir reglas), sino de dejarse ver con el ejemplo. Y uno iba mamando todo eso, a veces el ejemplo era perfecto, otras veces las propias convicciones que ellos mismos fueron sembrando en mi me hacían ver que estaban errados, obvio que no fue hasta cierta edad que tuve el valor de decirlo, a veces airosamente. Los recuerdos comenzaron a salir cual efluvios de mi mente.
Por momentos los recuerdos me llevaban a aquellas tierras a las que siempre me escapaba en el “Sarmiento", el tren que me acercaba al oeste para atender algunos sueños o escapar de algunas realidades que ya a temprana edad empezaban a molestar y fisgonear, allí conocí muchas cosas para las que no estaba preparado, y otras que es el día de hoy que me ayudan a seguir adelante. Un segundo después me acordé de lugano y sus situaciones, me acuerdo del Rifle (o el Shonsy, como quieran ustedes), cachorrito de Rock Star, tirando cañonazos en Lugano I y II ante la mirada atónita de sus amigos, un auténtico Napoleón que aún no tiene el reconocimiento ni la admiración que se merece. Al instante se me vino una imagen fugaz del futuro, de mi futuro departamento, el primer lugar al que me voy a ir a vivir solo… una suerte de déjà vu poco prometedor, pero piedra fundamental en mis futuros planes.
El que escribe el libreto de mi vida, me dijo que a mí me encanta, por ejemplo, descorchar un vino con un amigo y que eso termine en una charla sin apuro, existencial, abarcativa. También me dijo que me gusta mucho repasar la vida... soy una especie de “melancólico serial”, siempre me detengo en las mismas cosas (el pasado, los fracasos, lo aprendido, lo que pude ver, los sueños que aún me quedan). Soy de añorar, me dijo, más agrego yo a eso que no es otra cosa más que una señal de haber andado, no sé si lo suficiente (seguramente no), pero si he transitado y caminado bastante en este corto período de vida que me toca vivir. Respecto a la sabiduría, no precisamos nada.
Medio borracho, terminé la charla con el libretista y cordialmente me despedí para poder dormir un rato. Con un dejo de resaca al otro día le dije a ese amigo de verdad: -Soy torpe últimamente para demostrar el afecto. Me cuesta mucho el abrazo últimamente y entre las promesas que se van quebrando, aun allí escondida está esperando la felicidad.
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