jueves, 10 de octubre de 2024

Albricias…

La fiesta y las risas se apagaron,
entre lágrimas, dolor y diclofenac.
Muebles por el mar tragados
y un corazón cansado de naufragar.

Ella en la bahía y yo en las sierras
convirtiéndonos en camaradas del olvido,
agitando banderas blancas,
aprendiendo a olvidar lo aprendido.
 
¿Te despertaste a la mañana
diciendo otra vez vos acá?
Merced de las torpezas
propias de un enamorado,
la edad, almohada y espejos
son los peores enemigos.
 
Yendo a buscar un tesoro,
nada vale más que un beso,
ante tanta tristeza en la ciudad.
Pierdo el hígado de un cachetazo
siguiendo un arcoíris
que llega a ningún lugar.
 
En este laberinto fijo rumbo,
el iceberg frente a la proa;
aguantando, nos esforzamos
ante los vientos del azar.
 
Y se va bajando el telón,
como recién llegados
a este nuevo principio del fin,
que vino por vos y por mí.

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