Hoy que borré tatuajes del pasado,
confesé mis secretos de cama
y silbando una vieja canción
me aferré a ilusiones lejanas.
Hoy que nada está perdido
y que lejos está la gran ciudad,
que me dispuse a escribir la novela
y terminé abrazándote en estas rimas.
Hoy que mariposas huyeron lejanas
del estómago a mejores lugares,
decidí reinventarte en este
lejano y atípico lugar.
Hoy que logré verte desde
el abra del despeñadero,
hoy que celebramos este
nuevo reencuentro.
Hoy que blancas cumbres
tiñen mi asombrado mirar
y que entre valles y las alturas
descubrí mi fragilidad.
Hoy que no es mañana,
que ves transmutada
la soledad
por esta escritura viciada,
que aprecias el melancólico trabajo
que esquiva la tragedia.
Hoy que se
perfilan sentimientos archivados
por aquel necesario estado de sitio,
soy la sombra del poeta quien
le roba unas pocas palabras al silencio,
para ver si todavía me les animo,
justamente porque hoy es hoy.