miércoles, 7 de enero de 2009

La isla...

Esquié en el cerro de la desesperación, patiné en la cornisa de la desolación, viví ocho meses (hace algún tiempo ya) en el barrio depresión, tuve como amigos al alcohol y la incomprensión. Sorteé los pozos de aire en el vuelo de mi alma, exploré la jungla de las mentes, me fumé los recuerdos en una noche de Fernet y amigos, asistí al país del amor por algunos meses, pero jamás conseguí (o supe conseguir) la visa.
La nostalgia puso su embajada en mis días, perdí la plata para mantener mis gustos, aunque me quedó para la propina. Navegué por los mares del olvido, en los mismos mares naufragué y en la desesperación llegué a divisar una isla en el horizonte y créanme que haciendo mi mayor esfuerzo, hice lo imposible por llegar.
Las olas se me reían en la cara, la salitre perforaba mis pulmones, el sol me azotaba como queriéndome frenar… pero con esfuerzo logré acercarme bastante, más de lo que hubiese esperado.
Y esa isla resultaste ser vos…
No quiero hacer los bolsos, lagrimear, hallarme solo en un corso y crear un recuerdo malo más. No quiero ser tu héroe, tampoco tu cartonero, no quiero más lágrimas, quiero sentir la esperanza que en este momento me abraza y me dice: vamos, es el momento!.

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